Creo no faltar en exceso a la verdad, cuando digo que la
inmensa mayoría de los que critican esta ley (y las anteriores también) no se
han leído los 195 folios de farragoso texto legal en el que se incide en todos
los temas relacionados con una ley de la educación nacional. Yo lo he
intentado, y he desistido en torno al veinte y pico porque francamente, es
infumable para un lector ajeno al contubernio legalista de cualquier
ministerio.
No soy capaz de evaluar si esta ley es mucho mejor o mucho
peor que la del ministro Wert, ni si a su vez la suya, lo fue con respecto a la
anterior.
Lo que sí soy capaz es de darme cuenta de que cuando todos
los medios de comunicación, sin excepción, se limitan a exacerbar tres o cuatro
puntos de la misma, ninguneando todo el resto de la misma, hay una clara
intención política y desde luego ninguna intención informadora al ciudadano de
a pie. Como siempre, se busca el titular grueso, sin matices.
Así que visto lo visto, considero que lo mejor es plantear
el decálogo de la que yo considero debería ser la mejor ley educativa para
siempre, sin importar signo político del gobierno ni tiempo en que vivamos, y estaría
formada por estas diez ideas básicas:
1.- La ley ha de llevar a la figura del docente hasta la
posición de importancia estratégica que tiene para el alumnado. Hay que mejorar
muchísimo la valoración de los profesores, dotarles de mucha mayor
independencia y responsabilidad y por supuesto mejorar la valoración ciudadana
de una profesión tan importante para el futuro de nuestras generaciones.
2.- En consecuencia, la dotación presupuestaria para
educación ha de aumentar siempre, cada año, no disminuir, aunque haya crisis,
aunque el gobierno aumente su déficit. NO hay excusa ni explicación. Ha de
haber más dinero público y los profesores han de tener un sueldo más alto.
3.- La ley educativa ha de incidir y profundizar en fomentar
el espíritu crítico de los alumnos, la capacidad de razonar y fomentar el
espíritu creativo en todas sus áreas y etapas educativas, así como la cultura del esfuerzo y el sacrificio por la búsqueda de un objetivo.
4.- La ley educativa ha de asegurar el aprendizaje integral
de tres lenguas como mínimo: Castellano, Lengua cooficial en las comunidades
autónomas que la tengan e inglés. Lo ideal sería que las lenguas cooficiales
pudieran estudiarse también como asignatura complementaria en aquellas
comunidades que no lo son. Más en este caso sí es más.
5.- La ley ha de asegurar la máxima integración de la
discapacidad en los centros de educación pública, apoyando a las familias en
todos los niveles.
6.- La ley debe garantizar una educación pública, gratuita y
universal para todos los niños sin excepción y sin barreras de ningún tipo, ni
social, ni económica o de cualquier otra índole.
7.- Una educación pública en un país laico no puede impartir
la Religión como una asignatura obligatoria, pero debe ofertarla como optativa.
8.- La ley debe fomentar la educación de todos los niños y
niñas en la igualdad como personas, por lo que la segregación por sexo ha de ser
excluida de la financiación pública.
9.- Si conseguimos una ley de educación pública
verdaderamente universal y de calidad, el concepto de educación concertada
queda vacío y no será necesario que exista.
10.- La ley ha de alcanzarse por consenso de todas las fuerzas
políticas y el mismo ha de mantenerse a lo largo de las distintas legislaturas
sin que el cambio de signo político del gobierno les afecte.
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