miércoles, 28 de febrero de 2018

Arthur Rimbaud - Hay que ser absolutamente moderno

Tenir le pas gagné; Il faut être absolument moderne».
«Mantener el paso ganado. Hay que ser absolutamente moderno». Así dice Rimbaud al final de la Temporada en el Infierno.
¿Qué quiere decir moderno?
¿Qué quiere decir absolutamente?
Para mí el significado de moderno transciende a su acepción contemporánea. Creo que algo/alguien es moderno siempre que no se conforme con los parámetros establecidos en el momento en que vive y le otorgue un grado de temporalidad y "efimeridad" a lo que esté viviendo.
Como defensor de mi blog: loabsolutonoexiste, discrepo con Rimbaud en el concepto de abolutamente moderno. 
Como nada puede ser "absolutamente" nada, desde mi punto de vista mi reflexión sería matizada así: Hay que ser clasicistamente moderno, concepto que da para otro post de este blog.

domingo, 25 de febrero de 2018

ESCRITORES SINGULARES-35: DÉDALO IGNACIO J. BORRAZ

Dédalo Ignacio J. Borraz es un ESCRITOR SINGULAR. Experimentado y premiado escritor de relatos y microrrelatos, posee la facilidad que solo da el gran talento para componer una historia con cuerpo, con vértebras y con testimonio en apenas cincuenta palabras. Y además consigue componerla de tal forma que te deja con la reflexión en la cabeza, pensando sobre si lo que has leído es realmente lo que crees haber leído. Es sin duda un sintetizador de obra literaria, dotando de maximalismo en la idea, en el desarrollo de la trama y hasta en su final, al minimalismo de un texto de pocas líneas que condensa y destila hasta la perfección.

Dinamizador del mundo literario, forma parte de dos iniciativas muy interesantes: Me suenan tus letras y Hasta el próximo verso para los que se engalana con su sombrero inconfundible y en las que debemos participar tan pronto nos sea posible.

A continuación comparto con todos vosotros, lectores, uno de esos micros de los que he hablado antes, original, con alma pero sin barroquismos, directo al corazón.

Leedlo, merece mucho la pena. Y para que conozcáis un poquito más a su autor, una breve entrevista a continuación.

LA MEMORIA DE LAS PIEZAS

A nadie se le ocurrirá que solo quiso volar, como antes. Pero, tal vez usted, usted que es nadie, viera cómo sucedió y comprendiera. Tal vez viera al pequeño robot, construido con fuselaje antiguo de avioneta, asomarse a la ventana del tercer piso y contemplar el cielo y en el cielo ver la estela blanca de un avión. Tal vez le viera encaramarse al alféizar con sus manitas metalizadas y saltar, no como quién busca el horror y el fin, sino como quién busca la esperanza y el viento.

ENTREVISTA SINGULAR

1.- Si te dieran la posibilidad de publicar una novela con una gran editorial ¿sobre qué tema te gustaría escribirla?
Tendríamos que asumir un punto de partida por el momento ficticio y es que soy capaz de escribir una novela. Esta primera asunción me hace quedar mal, pero la segunda me hará quedar todavía peor. No tengo interés en publicar con una gran editorial, yo veo a las grandes editoriales como monstruos de mercadotecnia más preocupados en publicar libros con gran éxito de ventas que libros que realmente valgan la pena donde el trato con los autores es difuso y burocrático. Conozco a un buen puñado de editoriales medias y pequeñas con las que sí me sentiría afortunado de tener esa oportunidad. Después de buscarle los tres pies al gato a tu pregunta y si todavía no me has cogido tirria voy a responder, por fin, a lo planteado. Me gustaría escribirla sobre la desigualdad, sobre la discriminación, sin ánimo de aleccionar sino de crear preguntas y dudas (o más preguntas y dudas) en el lector sobre por qué parecemos dirigirnos inexorablemente (si es que no estamos ya) hacia el mundo fatalista que dibujó el cyberpunk a principio de los ochenta.

2.- Imagino que como buen escritor que eres serás también un gran lector, ¿en qué momento del día te gusta más leer?
Me gustaría tener más tiempo del que tengo para dedicar a la lectura. Compro libros como si tuviera ese tiempo, llámame optimista, que pasan a engrosar una pila llena de lecturas apetecibles que tengo que ir postergando. Cualquier momento del día es bueno con tranquilidad y comodidad. Soy incapaz de leer en los medios de transporte, por ejemplo, imposible en autobús o metro de camino o vuelta del trabajo. Sin embargo, en un viaje en tren sí. No sabría decir el motivo pero es así. En definitiva, cualquier momento con suficiente tranquilidad para quedarme absorto en lo que lea.

3.- Creo que te mueves casi siempre en el mundo del microrrelato, en el que hay que condensar en muy pocas palabras una historia. Cuando escribes, ¿qué temas o situaciones te inspiran? O sea, ¿Cómo te enfrentas al folio en blanco? ¿Y cómo abordas la condensación para el micro?
Escribo, cuando tengo tiempo (voy a dejar de ser repetitivo, lo prometo), sobre todo relato y microrrelato. Microrrelato con más asiduidad porque requiere, de partida, menos tiempo para su concepción. Aunque luego pulirlo es otra historia. No soy muy consciente de que situaciones me inspiran, en muchas ocasiones me dejo llevar por disparadores creativos como frases de inicio, palabras aleatorias, etc. y al terminar la escritura es cuando detecto, no siempre, esa vivencia o idea que me rondaba el subconsciente y que ha quedado plasmada.
Creo que el microrrelato es todo un arte de orfebrería, a mí me recuerda al cuidado de bonsáis, es algo pequeño y frágil que debes fortalecer con las palabras precisas que necesita, sin recargarlo y sin desnudarlo en exceso, con esa medida justa tan difícil de encontrar. Recuerdo cuando empecé a escribir microrrelatos, con requisitos como que solo tuvieran cien o doscientas palabras de longitud: me resultaba imposible. Me salían historias de cuatrocientas o quinientas y tenía que recortar tanto que quedaba una historia desdibujada. Creo que es una cuestión de práctica. Cuando te acostumbras a tener presente qué tipo de historias te permite esa longitud todo fluye de forma más sencilla.

4.- ¿Qué te acompaña cuando lees? ¿Y cuando escribes?
Cuando leo, en ocasiones un té o una cerveza. Cuando escribo documentación (si lo que voy a escribir la requiere) y “el buen uso del español” (incluso así cometo errores).

5.- Hoy en día el número de publicaciones es enorme. Hay tal marasmo de novelas, libros de escritores noveles y ediciones clásicas que es muy difícil filtrar y decidir qué es lo que leemos. En tu caso, ¿qué es lo primero en lo que te fijas para decidir leer un libro?
Hay editoriales de las que confío totalmente en su criterio editorial como Orciny Press, sé que lo que publiquen tiene muchísimos números de gustarme. También tengo la suerte, dentro del microcosmos de creación literaria de Barcelona, de conocer personalmente a varias autoras y autores y es más fácil acertar cuando ya has leído otras obras suyas previamente o ya conoces sobre qué temas escriben y cómo escriben. Ahora bien, cuando me escapo a una librería al placer de recorrer estanterías y verme durante instantes sumergido en las historias que esos libros proponen, supongo que como a la mayoría de las personas lo primero que nos entra por los ojos es la portada, o si es de un autor que ya conocemos y nos gusta. El segundo paso es girar esa cubierta que me ha atraído y leer la sinopsis y el tercero hojear el libro. Llegados a ese tercer estadio estoy fastidiado y va a ser muy difícil que no pase a engrosar esa pila enorme de la que hablaba en una pregunta anterior.

6.- Vivimos en el mundo de la hiperconexión. ¿Utilizas las redes sociales? Cuáles son las que te parecen más interesantes y por qué.
Sí, sí las utilizo ya que me resultan indispensables para estar al corriente de eventos literarios que se realicen y para poder publicitar y expandir aquellos de los que yo formo parte como el “Me suenan tus letras” o el “Hasta el próximo verso”.
Creo que todas son interesantes según lo que pretendas o busques. Generaciones más jóvenes que la mía han crecido con muchos más estímulos visuales y eso explica la popularidad creciente de Instagram o Pinterest. A mí para asuntos literarios me ha funcionado la que mejor Facebook porque creo que permite una interacción y una cercanía que no dan otras. Twitter es muy buena para conseguir propagar tu contenido, si la red lo considera interesante, pero ahí no he acabado de encontrarle el truco para que realmente me sea valiosa la interacción en ella. Es una cuenta pendiente.

7.- ¿Eres escritor de día o de noche?
De noche. Aunque nunca he sabido dilucidar si soy o si me he convertido. Trato de explicarme. Recuerdo como un gran periodo de inspiración, sobre todo en poesía, cuando iba a la universidad. Por horarios, las únicas horas que yo podía exprimirle al día para escribir eran por la noche. Tal vez eso me convirtió en un escritor nocturno o ya lo era antes y esa circunstancia lo hizo aflorar. Ahí queda la duda.

8.- Aparte de la literatura, ¿qué otras artes te gustan? Cuéntanos un poquito cuáles y por qué (si es que hay un porqué).
Disfruto con la pintura, además de en sí misma como reflejo de una época, de una idiosincrasia o del acervo cultural concreto de un lugar. Intento visitar cuando viajo no solo lo grandes museos de pintura sino aquellos pequeños dedicados a algún pintor local que, por esa misma “localidad”, a veces no se conocen fuera de esa ciudad o esa región. Así he descubierto en los últimos dos años a dos pintores que me fascinan Vela Zanetti y Julio Romero de Torres.

9.- Te pido ahora unas respuestas rápidas

a) ¿Nos recomiendas un libro?
He pasado varios días desvelado pensando esta pregunta y no puedo recomendar solo un libro, me salían dos, luego tres, luego cinco… me permitiré la licencia de recomendar tres y no reescribir por quinta o sexta vez esta respuesta: “Sed de champán” de Montero Glez, “Flores para Algernon” de Daniel Keyes y “Coda” de Esther García Llovet.

b) Un personaje literario que sea inspirador para ti.
¿Quién no querría ser Tristran Thorn?

c) ¿Qué género literario te apasiona más?
Cualquier expresión del fantástico

d) ¿Eres de radio o de televisión?
Como hábito no consumo habitualmente ninguna de las dos, pero me quedaré con la radio (y su evolución en internet, los podcasts) como concepto por la diversidad de contenidos e ideas y por ese recuerdo indeleble de esperar tus canciones favoritas con la minicadena preparada para grabarlas en una cinta y rezar porque el locutor no hablase en los últimos compases.

e) ¿Mar o montaña?
Mar

f) La última cosa que te haya sorprendido tanto que todavía la recuerdes.
Este mediodía. Alrededores de Plaza Catalunya. Un lugar donde habitualmente uno debe sortear a un río de personas con poco tiempo y mucha prisa. Una banda musical tocando ritmos latinos y una pareja y tres chicas arrancándose a bailar como si fuera una sala de baile ante la sonrisa y la estupefacción del resto de transeúntes. Yo salía de una jornada larga y tensa y, de repente, mi chip ha cambiado viendo la alegría plasmada de forma tan espontánea.

g) Una canción o cantante que tenga para ti un significado singular
“Borraz con Zeta”, la banda compuesta por mi hermano Luis y su pareja, Anita. Ahora mismo están en Sevilla, acabada de empezar su tercera gira en la autocaravana en que viven. Los admiro por ese arrojo de perseguir sus sueños con tanta valentía.

10.- Para terminar, me gustaría que definieras una escena lo más cercana posible a tu felicidad.
Hay tantas felicidades posibles… pero te mencionaré una escena que tuve la suerte de vivir.

Una tarde, preparando el evento “Me suenan tus letras” que siempre que lo celebro salgo con energías renovadas viendo como se crea un ambiente distendido y agradable entorno a la literatura, apareció de improviso uno de mis mejores amigos, Dani y su esposa, Txell (que me hicieron padrino de su hijo) con mi ahijado Armand que tendría entonces unos tres meses. Hay fotos en que aparezco delante de la mesa de libros, con mi sombrero habitual de los eventos y mi ahijado en brazos.

viernes, 23 de febrero de 2018

Podría

¡Ay! Aquella maldita mañana en la que cogí aquel tren! ¿Por qué no me detuve un instante para meditar mi decisión? ¡Cuántas veces he deseado poder regresar, viajar al pasado y apearme del vagón al que subí! Pero ha transcurrido demasiado tiempo. Mi vida tomó una dirección que ahora, cuando echo la vista atrás, me gustaría cambiar.

Sin embargo, es demasiado tarde. Yo hui de una relación venenosa y ella simplemente me dejó escapar. ¿O eso es lo que quiero creer? Porque podría viajar hacia atrás, desandar el camino y viajar en el tiempo hasta el instante preciso en que tomé aquella decisión. Podría volver y hablar con ella. Podríamos racionalizar y asimilar lo que nos destrozaba. Podríamos entender aquel amor de vértigo que nos hundía en el más oscuro de los demonios cuando discutíamos y nos levantaba hasta el más excelso éxtasis de placer cuando nos amábamos. Podría viajar a mi tiempo, regresar a mi juventud. Volver a aquellos veintitrés. Podría observar su mirada violeta, electrizar mi piel con su tacto nacarado y acelerar mi pulso con su aliento de jazmín. Y entonces le diría lo que tanto deseé contarle. Le recitaría aquel poema que compuse en secreto y que jamás me atreví a suspirar. Le hablaría suave, cerca de su lóbulo precioso, sentiría la caricia de su cabello y el suave vaivén de su pecho mientras mi boca se tornaría jugoso engranaje para la suya. Y aquella pequeña poesía nos volcaría al abismo de la carnalidad más animal. Y nos introduciríamos en un túnel oscuro y tenebroso de sudor compartido, de posesión descontrolada y furia genital. Y entonces las bestias volverían a aparecer, nos poseerían y nos despojarían de cualquier atisbo de humanidad que pudiese quedar en nuestros cuerpos entregados a la lujuria. Y ya nada podría detenernos. Nuestras dos alimañas, esas que nos poseen cuando perdemos la conciencia abrumados por el deseo carnal, se enzarzarían en una batalla sin límites, sin reglas, hasta que uno de los dos terminase inánime, y su corazón se convirtiese en un metrónomo averiado. Y luego regresarían nuestras conciencias. Una incólume, certera. La otra sin vida, avasallada por la otra para siempre.

Y me preguntaría, ¿para qué haber vuelto? ¿Para qué viajar al pasado y cambiar mi vida posterior? He anhelado aquellos momentos de excitación, cuando su cuerpo era mío. Los he deseado con vehemencia, con verdadera locura, pero sé que por haberlos perdido, he ganado una vida de lucidez, de normalidad y de raciocinio.

martes, 20 de febrero de 2018

A vueltas con el bilingüismo

Esta semana he escuchado varios programas y tertulias, con el pretexto de debatir sobre si el gobierno debe utilizar el artículo 155 para desmadejar la supuesta “inmersión lingüística” catalana, acerca de las bondades y maldades de la educación bilingüe. Pero mi reflexión no tiene nada que ver con Cataluña, sino con el modelo educativo bilingüe Castellano-Inglés.

En muchos casos la opinión acerca de la implantación de este sistema ha sido negativa. Aunque el tema tiene muchas aristas y gran parte de ellas relacionadas con el nivel socio económico de las familias que lo puedan elegir para sus hijos, yo me abstraeré de ello, intentando centrarme en la cuestión puramente lingüística.

Y la primera pregunta que me hago es: ¿existe realmente el bilingüismo? Hay teorías y opiniones a favor y en contra. Yo me quedo con un hecho, el de los niños que se crían en una familia donde el padre habla una lengua y la madre otra y desde que comienzan a hablar lo hacen en ambas. Sería lo que podríamos llamar bilingüismo natural. Por tanto, si eso existe, partiré de la premisa de que el bilingüismo también. Ahora bien, la cosa cambia si a ese estado ideal en el que la mente piensa, razona, deduce, sueña y se expresa indistintamente en dos lenguas se llega tras años de estudio de la segunda lengua (la no materna).

Como es evidente que ese caso no tiene nada que ver con el ideal, mi planteamiento llega finalmente al motivo de esta reflexión y es el de cómo podríamos facilitar el entorno de aprendizaje a un niño, que no se cría en un hogar bilingüe, para que llegue a serlo.

Lo ideal sería moverse a otro país y vivir en un entorno en el que el niño conviva con otra lengua distinta a la que hablará y aprenderá en casa con sus padres. Este otro país podría ser Reino Unido pero podría ser también Cataluña, por ejemplo. Conozco experiencias en este sentido y el bilingüismo que se alcanza es prácticamente real, si el niño lo comienza siendo no demasiado mayor.

Otra alternativa es llevar al niño a un colegio que sigue el curriculum de otra lengua (por ejemplo un colegio inglés). La calidad de aprendizaje de la segunda lengua será sin duda menor que si viviese en el país en cuestión pero aun así considero que llegará a adquirir un nivel de dominio de la segunda lengua suficientemente alto como para, sin llegar a estar al mismo nivel que su lengua materna, expresarse, trabajar, leer libros, y poder desarrollar una vida en ese idioma.

La tercera y peor alternativa es que el niño reciba unas asignaturas en castellano o la lengua cooficial de cada parte de España y otras en la segunda lengua extranjera. Por ejemplo, hay algunos colegios que imparten un supuesto bilingüismo enseñando Ciencias Naturales, y la asignatura de Inglés en ese idioma únicamente, que en una segunda etapa se incrementa hasta un 50% de las asignaturas siempre que no sean Ciencias Sociales, Lengua o Matemáticas.

En mi opinión este sistema carece de sentido pues el aprendizaje del segundo idioma ha de estar contextualizado a un todo. Es decir no sirve de nada saber las partes de un árbol en inglés si el alumno no sabe expresarse o redactar en inglés.  Lo mismo sucede con la geografía o la historia. ¿Para qué estudiar la historia de España en inglés? Lo lógico sería estudiar la historia de Reino Unido en Inglés y la de España en castellano, en todo caso.

Y es que antes de “estudiar” o “aprender” en otro idioma (pongamos el inglés como ejemplo tipo pero serviría cualquier otra), como lengua vehicular, considero que se tiene que saber suficiente de esa lengua, leer, escribir, redactar etc.. para, con esa barrera superada, poder estudiar cualquier temario. Si no, se supeditará siempre el contenido a estudiar al continente o lengua en que se haga. Además, el profesor que imparta esas asignaturas en la lengua extranjera debe tener un dominio de la misma que dudo mucho se alcance en muchos de los casos.

Por lo tanto esta tercera vía para mí es un parche casi tan parecido al de llevar al alumno un par de horas a la semana a una academia. Eso para mí no es aprender en un sistema bilingüe, sino es estudiar la asignatura de inglés, que es muy distinto.

Y claro, todas estas limitaciones son comprensibles ante la continua falta y recorte de recursos que las sucesivas administraciones y ministros de educación (y englobo a los de todos los colores) han ido aplicando, en detrimento del futuro de nuestros hijos y para mayor gloria rediticia de las siguientes elecciones que tuvieran en perspectiva.

Es una lástima que este tema no se trate con la suficiente profundidad y seriedad, pero así son los políticos que tenemos en España. Y por eso yo digo, que así, prefiero una ausencia total de bilingüismo en las escuelas públicas españolas porque es peor aprender mal que no aprender. Y desde luego mucho más grave es no aprender Ciencias Naturales o la asignatura que sea porque se centre toda la atención en poder entender lo que se lee del libro o entender lo que explica el profesor.


Así pues, mi posición en esto es radical. O bilingüismo total y real con todo lo que conlleva, sobre todo la financiación detrás que lo permita desarrollar o monolingüismo con asignaturas extranjeras. Lo demás son castillos en el aire que suenan muy bien para las próximas elecciones pero que no sirven para nada.

domingo, 18 de febrero de 2018

Soy real

Beatriz había decidido tirar la toalla. Harta de no encontrar ropa para su talla, después de seguir todo tipo de dietas, tratamientos personalizados, visitas a endocrinos, tablas de entrenamiento y alimentación macrobiótica, y de que fuese objeto de chanzas y burlas por doquier, de humillaciones en la red, de desmesuradas críticas por su aspecto y su peso, un buen día se plantó delante de su espejo, desnuda, se miró y se dijo a sí misma.

—Pues esto es lo que hay. Soy flaca. ¡Qué le vamos a hacer! No hay Dios que me haga engordar ni que me dé curvas. Plana por delante y por detrás cual espagueti andante. ¡Para colmo este grano en la punta de la nariz, joder! Y ¿me ha salido un poco de bigote? Pero si me hice el láser en sesiones interminables…Ostras, lo peor es lo de las costillas, mi cuerpo parece una espaldera, se pueden hasta contar. ¡Ay qué piel tan blanca, y es que yo paso del blanco al rosa bermellón en menos de una hora! Y lo peor, lo más friki, mi ombligo hacia afuera. ¿Se puede tener más mala suerte? ¡Seguro que a mi madre le tocó el peor ginecólogo de su promoción!

Nada, lo tengo que admitir y asumir, también soy fea. ¿Y qué? ¿Acaso los miles de tíos que actúan como youtubers o instragramers que circundan la red son modelos musculosos? Pues claro que no. Hay cada cardo por ahí que tira de espaldas. Y sin embargo, nadie les critica por su aspecto. Yo soy fea y rica, ¿eh? Que conste, porque el millón de seguidores que tengo en Instagram y mi canal de youtube: Beatrácica galáctica lo peta a diario. Y vivo de puta madre, pero siempre con mi máscara virtual.

Inmediatamente después cogió su cámara fotográfica, se hizo un selfie que no dejaba lugar a dudas sobre lo que mostraba y lo colgó en todas las redes sociales en las que participaba. 

Y lo subtituló así:

“Si lo que estás mirando te deja perplejo, sin aliento, o quizás estupefacto, tranquilo. No le pasa nada a tu vista, simplemente he utilizado el filtro de la realidad, y al fin me vais a ver como yo soy, sin más, real. ¡Y ahora vas y lo cuentas!

viernes, 16 de febrero de 2018

ESCRITORES SINGULARES-34: VICENT GASCÓ

Vicent Gascó es un ESCRITOR SINGULAR. Descubierto por mí con la fantástica novela Amado Amati, que reseñé en este mismo blog, 


mi curiosidad hacia su escritura ha ido en aumento y me encuentro en este momento disfrutando de su anterior publicación, El círculo XY que ya me habían recomendado leer hace un tiempo varias personas.

Vicent escribe una prosa dinámica, que avanza sin demasiadas contemplaciones en su entorno, sin exacerbar las descripciones ni buscar recovecos ni florituras. Eso hace que la acción fluya y que no quieras dejar de leer. Sus personajes son identificables. Podrías hasta ponerles cara. Es fácil entender cómo piensan, lo que sienten, lo que anhelan porque Vicent los crea en detalle, de manera que puedes imaginarte hablando con ellos y esperando cuál será su reacción. Ese realismo es, desde mi punto de vista, lo que colma la escritura de Vicent de interés inmediato porque sumerge al lector en un terreno creíble, que puede ser el de cada uno de nosotros, que sucede en nuestro entorno, con parámetros fácilmente identificables y plausibles. Yo diría que Vicent cultiva un costumbrismo contemporáneo, que conecta de inmediato por su  dinamismo y es justamente el estilo literario que más disfruto, así que haberlo descubierto ha sido una gran alegría para mí.

A continuación comparto con todos vosotros, lectores, un relato divertido, realista y contemporáneo, con el que muchos sonreiréis.

Y para que conozcáis un poquito más a su autor, una breve entrevista a continuación.


HIPOACUSIA Y VASODILATACIÓN

 “No te olvides el viagra (lo acepto, que soy moderna)”.
 Don Hilario no daba crédito a lo que leía. Se quedó perplejo ante la pantalla de su Smartphone.
Había conocido a doña Almudena en la consulta del otorrinolaringólogo. En aquella ocasión le acompañaba su nieta, Laia, quien le ayudó a sentarse junto a la anciana, que acudía también con su nieto, Daniel. Don Hilario quiso entablar conversación y, tras un educado saludo, hizo un insustancial comentario sobre el tráfico. La mujer, que padecía una sordera tan acusada como la de él, permaneció callada. 
—Te comenta el señor que han pillado un buen atasco —gritó Daniel junto al oído de su abuela—. Tiene gastadas la pila de su sonotone —añadió en voz más baja, dirigiéndose a Laia.
—La señora no te oye —voceó la chica acercándose a la oreja de D. Hilario—. También él tiene el audífono averiado —le explicó a Daniel.
 Haciendo servir a los jóvenes como amplificadores de sus mensajes, los septuagenarios mantuvieron una conversación en la que mostraron mutuo interés y que terminó intercambiándose los números de teléfono. 
En los días posteriores continuaron el diálogo a través del chat de los móviles. Los dos habían aprendido a utilizarlo ayudados por sus nietos y, aunque con algunas erratas, eran capaces de escribir con soltura, pese a las deficiencias sensoriales propias de su edad. Se contaron sus respectivas biografías, condensadas en frases y párrafos que se iban almacenando en las memorias de los teléfonos.
Cuando el nivel de confianza fue el suficiente, acordaron que se verían durante el fin de semana. Doña Almudena lo invitó a cenar y le indicó la dirección de su domicilio. Él aceptó con gusto, acordaron el menú e insistió en llevar parte de los ingredientes. A continuación, la anciana cerró la conversación con esa inesperada frase en la que le proponía una velada apasionada con contribución de la química y que dejó asombrado a don Hilario. 
 Parecía ser que, detrás de aquella apariencia conservadora, se escondía una insospechada impudicia que, lejos de molestar al anciano, lo trasladaba a sus mejores años de conquistador.  
Don Hilario recordaba que uno de sus compañeros de partida de guiñote había comprado por internet una caja de esas píldoras. Llamó a su amigo y esa misma tarde tenía en su poder una tableta del milagro azul.
 El sábado, tras varios días inquieto, se tomó una pastilla con un trago de vino tinto, se atavió con su mejor traje y metió algunas viandas de su nevera en una bolsa. De camino a casa de doña Almudena, con la ayuda de la imaginación y del fármaco mágico, se inició la esperada vasodilatación de las arterias del músculo cavernoso y, tras muchos años de inoperancia, su función eréctil se activó con extraordinaria furia.
 En ese estado de generosa irrigación sanguínea, llamó a la puerta de doña Almudena. Ella abrió y con un gesto le invitó a pasar. Se sentaron cada uno en un extremo del sofá y sacaron sus móviles. Aunque sus sonotones ya funcionaban, prefirieron seguir conversando a través del Whatsapp, que les evitaba tener que levantar la voz y esforzar el oído. 
Tras media hora de charla cibernética, don Hilario, que no dejaba de pensar que su nueva amiga estaría esperando a que diera el primer paso, se acercó a ella, le cogió la mano y la colocó sobre su excitada protuberancia mientras escribía en su móvil: —Es para ti.
Doña Almudena, muy aturdida, balbuceó algo que él no alcanzó a oír y retiró súbitamente la mano como si hubiera tocado una serpiente venenosa. Después, con evidente nerviosismo, cogió su teléfono y tecleó: —No esperaba esto de usted, pero voy a aceptar su regalo.
 El sofá fue un estupendo escenario para una velada de ilusión senil que los avances de la medicina convirtieron en anacrónica pasión juvenil. 
 Cuando fueron a cenar, ella revisó el interior de la bolsa que había llevado don Hilario y le escribió:
—No trajiste el vinagre. 
—No me indicaste nada de eso —contestó él, usando de nuevo su smartphone.
—Claro que lo hice —tecleó ella— ahora consulto mis mensajes enviados y te lo enseño.
Doña Almudena buscó las conversaciones de unos días atrás y se quedó pasmada, mientras un encendido sonrojo aparecía en sus mejillas. Probablemente había cometido algunos errores al escribir y el corrector automático había convertido la frase “no te olvides el vinagre (el aceto, ese de Módena)” en “no te olvides el viagra (lo acepto, que soy moderna)”.
—Bendito corrector —dijo don Hilario con una enorme carcajada, cuando ella le explicó lo ocurrido.
—Bendito corrector —añadió doña Almudena, también de viva voz. 


ENTREVISTA SINGULAR

1.- Aunque ya eres un autor publicado, si te dieran la posibilidad de publicar tu próxima novela con una de las grandes editoriales, ¿sobre qué tema te gustaría escribirla? Y ¿a qué no renunciarías nunca en aras de la comercialidad a la que supuestamente pudiera dirigirte la editorial?
Que una editorial otorgue o no libertad al escritor es un tema controvertido. Empatizo con la visión comercial y soy consciente de que las editoriales —más aún las grandes— son negocios y que, como tales, persiguen el mayor beneficio posible. Por tanto, necesitan "producto" vendible y ajustado a sus políticas y estilos literarios. Aunque a cualquier escritor nos encanta tener muchos lectores, yo escribo principalmente para mí mismo, para mi satisfacción personal. Por eso no soy partidario de que se modifiquen aspectos importantes, de forma o de fondo, de mis novelas. Otra cosa es que tanto la editorial como los propios lectores corrijan posibles errores o sugieran mejoras en el estilo o en el argumento, que siempre tengo en consideración, aunque me gusta que la decisión última sea mía.
En cuanto al tema, me gusta escribir sobre la naturaleza humana y los comportamientos derivados de las emociones y sobre cómo las experiencias traumáticas y las neurosis condicionan los actos de las personas. Partiendo de esas premisas intento construir tramas cargadas de suspense y de sorpresa para el lector. En mi primera novela, “El Círculo XY”, un grupo de hombres se conocen en una sesión colectiva de terapia. Este es el inicio de una historia donde se destapan los instintos humanos más primarios.

2.- Imagino que como buen escritor que eres serás también un gran lector, ¿en qué momento del día te gusta más leer?
Leo mucho sobre temas relacionados con mi trabajo y lo hago tanto en la empresa como en casa. Libros de otras temáticas y géneros los leo sobre todo cuando me voy a dormir y en las tardes apacibles de los fines de semana. Los viajes largos de tren y de avión también son buenos momentos para leer.

3.- Disfruté muchísimo con la lectura de tu última novela Amado Amati que leí de un tirón y reseñé en este mismo blog. Cuando escribes, ¿qué temas o situaciones te inspiran? O sea, ¿Cómo te enfrentas al folio en blanco?
Como he indicado antes, me interesa mucho la psicología de los personajes, las motivaciones que les arrastran a conductas extremas. Con una idea general del argumento y tras definir con detalle a los personajes, voy creando la historia sobre la marcha. Cuando estoy inmerso en la escritura de una novela es como si viviera dos vidas paralelas, porque siempre estoy atento a las ideas que puedan venirme y no me despego de los personajes, conviven conmigo en todo momento.

4.- ¿Qué te acompaña cuando lees? ¿Y cuando escribes?
Tanto al leer como al escribir me acompaña el silencio, un espacio íntimo y confortable y, algunas veces, música suave de fondo.

5.- Hoy en día el número de publicaciones es enorme. Hay tal marasmo de novelas, libros de escritores noveles y ediciones clásicas que es muy difícil filtrar y decidir qué es lo que leemos. En tu caso, ¿qué es lo primero en lo que te fijas para decidir leer un libro?
Soy exigente en la lectura, me dejo muchos libros a mitad o incluso en el primer capítulo. A parte de un estilo que me atraiga, siempre busco ritmo, originalidad y sorpresa. Si no encuentro al menos uno de esos ingredientes,  como dispongo de poco tiempo para leer, prefiero empezar otro libro. Si un título me llama la atención, hay bastantes posibilidades de que lo explore. También me fijo en las portadas y en las sinopsis de las contraportadas. Pero la mayoría de libros los empiezo por recomendación de alguien.

6.- Vivimos en el mundo de la hiperconexión. ¿Utilizas las redes sociales? Cuáles son las que te parecen más interesantes y por qué.
Uso facebook y solo para divulgar mis novelas y los actos sociales relacionados con ellas, no suelo publicar ni compartir otros temas. Pero no estoy en contra de las redes, al contrario, pienso que, salvo que te lleguen a obsesionar, son útiles. De hecho me gustaría tener tiempo y habilidades para manejarme mejor en otras redes sociales.

7.- ¿Eres escritor de día o de noche?
Suelo escribir poco, menos de lo que me gustaría, por falta de tiempo. Entre las publicaciones de mis novelas han transcurrido siempre dos o tres años. Suelo empezar a escribir cuando tengo un impulso vital, que cuando viene es casi incontenible. Entonces, entro en un estado de flujo como el que narra Mihalyi Csikszentmihaliyi (el apellido se las trae) en su libro "Fluir": llega la hora de comer y no me doy cuenta, llega la hora de dormir y no tengo sueño... es un estado en el que nada más existe.

8.- Aparte de la literatura, ¿qué otras artes te gustan? Cuéntanos un poquito cuáles y por qué (si es que hay un porqué).
Me gusta la pintura. De hecho la portada de mi primer libro publicado, "Seis libélulas",  es la reproducción de un cuadro mío que tengo colgado en casa. En Amado Amati también hay una ilustración, pero en este caso recurrí a mi hermano Jorge, ya que él sí que es un gran ilustrador, yo pinto poco en el mundo de la pintura, valga el juego de palabras, pero me relaja.

9.- Te pido ahora unas respuestas rápidas

a) ¿Nos recomiendas un libro? El hombre de los dados, de George Cockcroft.

b) Un personaje literario que sea inspirador para ti. Voy a decir dos: Gregorio Samsa, el protagonista de Metamorfosis, de Kafka; y otro mío: Udo, un niño negro albino de la novela corta “Piel de luna” publicado en Seis Libélulas.

c) ¿Qué género literario te apasiona más? Me inclino por la literatura de viajes y los thrillers psicológicos.

d) ¿Eres de radio o de televisión? Al cincuenta por ciento, escucho radio 3 y los deportes (casi todos) los sigo en la pequeña pantalla.

e) ¿Mar o montaña? Me quedo con los ríos y lagos entre montañas.

f) La última cosa que te haya sorprendido tanto que todavía la recuerdes. La mirada sonriente de los niños en el Congo no se me borrará nunca de la memoria, me da buen rollo y me trae esperanza.

g) Una canción o cantante que tenga para ti un significado singular. Todos los días me pongo música de Syd Barret y de Pink Floyd.

10.- Me gustaría que definieras una escena lo más cercana posible a tu felicidad.

Cualquier momento de risas y complicidad con las personas que quiero (y con el perro que vive conmigo, Pluto) 

jueves, 15 de febrero de 2018

Revenge wears Prada - My reading chronicle

I just imagined that this sequel of The Devil wears Prada would be much less interesting as it frequently happens with the continuation of good stories. Anyway, motivated by the good impression I received from the first book and so in love with the movie too, I decided to go ahead with Revenge wears Prada.

In this second part of the story, Andy and Emily have created their own magazine and their success is such that Elias-Clark editorial wants to acquire it. The only tiny point is that that would imply that Miranda Priestly would be deciding about everything again and this is a huge tiny point.

The story in my opinion has a logical evolution, interesting approach to the motherhood-business life of any woman in the mid-thirties and a clear critic to the Miranda’s character as a dehumanized person, despite the ten years past. However, Weisberger lost the interest of the previous book, in which Miranda was a real villain, Andrea passed from a perfect naïve to a decision maker lady and Emily was just blurred by the world of glamour of any vogue magazine. In Revenge wears Prada everything seems to be lighter, decaffeinated or even artificial. Some parts are difficult to believe, such us Andy marriage to one of the richest man in USA, the success of a paper magazine about weddings in 2010 ! or the zigzag behavior of Andy about her own life and family.

My own pleasure about this book has been the fact that I could read it in English and could get I could say around 90 % of the text what is a great success.


Will we have the pleasure in the next future to watch again Miranda, Andy and Emily being performed by Meryl Streep, Anne Hathaway and Emily Blunt respectively? Hope yes!!

lunes, 12 de febrero de 2018

Y otra vez me enamoraré

NARRADORA – Julia y Carlos se casaron hace 25 años en una pequeña capilla del Alto Maestrazgo. Eran jóvenes, apenas cumplidos los primeros veinte. Cada uno era para el otro su primer amor, su primera pareja con la que decidieron unirse en matrimonio para el resto de sus vidas. Parecían la pareja ideal, modernos, simpáticos, establecidos, con sueldos generosos, trabajos que les motivaban y familias como Dios manda. Su unión fue obvia, fue lo evidente, lo que había que hacer, lo que todos hacían en los noventa, lo que la moral de la época dictaba en ciertos ambientes y desde luego en el Alto Maestrazgo. Y los años pasaron y las vicisitudes se salvaron y siguen juntos hoy, veinticinco años después. Se encuentran en un pequeñito restaurante del Mediterráneo donde van a celebrar sus bodas de plata con una cena romántica, con pescado, con vino blanco y con velas.

(En este vídeo podéis admirar la introducción narrativa de Teresa)
https://vimeo.com/255434200

Carlos: ¿Quién nos hubiera dicho, Julia, hace veinticinco años que íbamos a continuar juntos tanto tiempo?
Julia: Yo no lo hubiera creído ni muerta, Carlos. Recuerdo que yo entonces no creía en el matrimonio demasiado y me gustaba la libertad a la que accedí cuando me independicé.
Carlos: Me costó un montón de tiempo convencerte de que salieras conmigo. Tú, Julia,  entonces tenías mucho éxito. Eras tan guapa y desbordabas una personalidad tan brutal que me parecías inaccesible. Siempre andabas con tipos mucho más atractivos que yo y durante muchos meses pensé que ni te fijarías.
Julia: La verdad es que me parecías soso. Casi no hablabas y además no te lanzabas. Lo que sin embargo me hizo fijarme en ti fue cómo bailabas en las discotecas. Jajajaja
Carlos: Sí, yo era un bailongo pero los años me han transformado en alguien mucho más tímido y ahora me cuesta mucho desinhibirme en la pista.
Julia: El tiempo nos ha cambiado ¿eh?
Carlos: Nos ha traído hasta aquí, pero…¿Dónde estamos? ¿Cómo está nuestra vida? ¿A dónde nos dirigimos? Te lo pregunto con un sentimiento de que algo se ha perdido
Julia: No digas eso Carlos. Yo te quiero con locura, como nunca lo he hecho. ¿Sabes?, cuando nos casamos para mí fue una apuesta. Yo no sentía nada por ti. Me caías bien, estabas ahí siempre, me tratabas como a una reina y yo necesitaba estar en pareja. Quería un hombre a mi lado y creo que simplemente todo confluyó, y fuiste tú. Al principio creí que la rutina no podría transformar esa simpatía en amor pero cada año he ido necesitándote más. Has hecho mi vida plena y no puedo imaginarla ya sin ti a mi lado.
Carlos: Es cruel y enternecedor lo que me estás confesando. Pero yo me casé super enamorado de ti, Julia. Para mí era como conseguir algo que había anhelado siempre. Y tú eras para mí todo en esa época. Yo vivía por ti. Respiraba, trabajaba, me desvelaba por ti. Siempre estabas en mi mente y en mis deseos, y yo creo que de tanto vivirte , de tanto alimentarme de ti, me sacié. Simplemente ocurrió. Esas estrellas rodeando mi mente que sentía cuando te veía se fueron apagando poco a poco. Más tarde no brilló ninguna y la excitación dejó paso a la convivencia. Y finalmente ésta última también se deshizo en un pequeño torbellino de cotidianidad hasta que dejó un mero poso de rutina y aburrimiento.
Julia: Caramba, Carlos no imaginaba que te sintieses así conmigo. ¡Qué ironía! Yo he terminado tan enamorada de ti y tú te has desenamorado tanto…
Carlos: La vida es mucho más imprevisible incluso que el amor, y que los sentimientos. ES así como sucede, sin que nada pueda hacerse. Es una fuerza superior a cualquier otra cosa. Evoluciona, cambia y le cambia a uno mismo, transformándote en otra persona.
Julia: ¡Qué cabrona la vida! Yo que siempre imaginé que iría a mejor, que mi futuro se enriquecería con mi experiencia, con mis vivencias y ahora me dices que para ti no vale nada lo que tenemos ni lo que hemos pasado juntos. Nada más que rutina y aburrimiento…Joder, Carlos, eso no puede ser.
Carlos: Yo no la llamaría cabrona. Más bien previsible. Como te he dicho, cuando te vacías de amor nada más comenzar, luego cuesta cada vez más llenarte, hasta que el esfuerzo es tan grande, que no te merece la pena. Pero esto no es culpa ni tuya ni mía. No eres tú pero tampoco soy yo. ES el tiempo. Es la inercia de nuestras vidas y de nuestros caracteres que nos ha traído aquí. No te enfades. No es para tanto.
Julia: Hombre, Carlos, sí es para tanto y para más. Me estás diciendo que me olvide de los últimos 25 años y pase página sin ti, así, sin más. Como si me hubiera comido un helado de dos sabores.
Carlos: Pues sí, para mí ahora puedes ser tanto un helado de fresa como uno de vainilla. Tanto me da.
Julia: Entonces no hay nada que hacer...
Carlos: Nada de nada
Julia: Pues vaya final, ¿y ahora a quién voy a querer yo?
Carlos: Yo no sé si podré querer ya a alguien alguna vez. Bueno sí, a mí mismo. Me voy a querer y me voy a enamorar de mí mismo. Creo que eso sí podré hacerlo.

sábado, 10 de febrero de 2018

jueves, 8 de febrero de 2018

FINLANDIA y su supuesto modelo educativo ideal

Hoy he escuchado una tertulia en la que se hablaba sobre el modelo educativo de diferentes países, la clasificación de éstos según el informe PISA en diversas disciplinas y la segregación económico-social en cada uno de ellos.

Como siempre, España figura por debajo de la media de la OCDE en las principales asignaturas y casi en cabeza (sexta) en segregación económica. Por supuesto, enseguida ha salido el tópico que pretendo discutir con este texto, el de que Finlandia es modelo de todo, de mejor sistema educativo, más igualitario, más comprensivo con la infancia de los niños a los que facilita su supuesta felicidad, menos restrictivo, sin deberes, con menos horas lectivas que el resto de países occidentales sin memorizaciones, enseñando a pensar y gracias al cual alcanzan las mayores cuotas y clasificaciones en estos informes tipo el PISA que ya he indicado. Además, están en la cola de segregación económico-social, o sea, que los niños ricos y pobres comparten educación y centro sin discriminación económica.

Y claro, yo ante tanta maravilla no puedo más que revelarme. Primero habría mucho que hablar sobre quién, cómo y en función de qué parámetros se elaboran esos informes, PISA desde luego, para llegar a clasificaciones como esas. Quiero decir, que no sabemos qué intereses hay detrás de ellos, pero seguramente los habrá. Después, considero que comparar una realidad social, económica, e incluso histórica como la de Finlandia (y cualquier otro país nórdico supuestamente a igual nivel que ella) con la de España es simplemente absurdo. ¿Qué podemos comparar de esas dos realidades? En mi opinión nada. NI nuestro modelo de vida, de convivencia, de cultura religiosa, de caracterización de nuestra personalidad es como la de ellos ni desde luego nuestra realidad económica o política es ni será, yo creo, jamás parecida.

Por lo tanto para mí es como si comparásemos un huevo con una salchicha. Insisto, algo absurdo.  Estoy seguro de que su modelo educativo tiene muchas cosas buenas, no lo dudo, pero hago un par de reflexiones en voz alta. Si tan bueno es todo, ¿por qué no conocemos destacados ingenieros, empresarios líderes en innovación, investigadores médicos o cualquier otro tipo de celebridad de nacionalidad finlandesa? ¿Dónde están todas las supuestas mentes perfectamente educadas en ese sistema? Sus mejores cerebros, ¿por qué no destacan a nivel mundial?

Yendo a algo más mundano, se supone que los niños finlandeses con todo ese sistema, son y serán más felices. Pero yo pregunto, ¿A cuántos finlandeses no les encantaría venir a vivir a España? (llamadme frívolo) y también, ¿por qué hay tal nivel de suicidios en un país como ese? ¿La felicidad infantil se transforma en trastorno compulsivo depresivo en la edad adulta?

Hay otras decenas de razones que nos hacen incomparables, la conciliación laboral, lo que su gobierno invierte en políticas sociales (gracias a que sus niveles de impuestos son mucho más alto que los nuestros, algo que seguramente ningún españolito querría aceptar), seguramente no conciben que robar o trincar a hacienda sea algo imaginable y así tantas otras muchas diferencias que son y serán por siempre inencontrables entre un español y un finlandés.

Y toda esta larga reflexión me lleva a mi pregunta final, que es. Si tan diferentes somos en todo, entonces, ¿por qué o para qué queremos imitar un sistema educativo como el suyo? Es decir ¿de verdad creemos que algo como lo que hay allí funcionaría en una sociedad como la nuestra? La respuesta para mí es rotunda. No.

Sí, claro, nuestro sistema educativo, con un plan de educación por cada gobierno que llega al poder es un fastidio y un fracaso. A los que nos educamos en la LODE, los que nos siguieron decían que nuestra generación estaba perdida. Luego llegaron otras, luego llegó la LOMCE, y luego llegará otra más, no tardará mucho y también será criticada por todos los que no la hayan defendido. ¿Y qué? Ya sabemos que en España jamás habrá un consenso entre los políticos como el sistema educativo y por ello lo que nos queda es aprovechar al máximo el que tenemos en cada momento, sea cual sea.

Yo sí creo en los deberes, en crear la cultura del esfuerzo, de la responsabilidad y del tesón. Creo que quien dice que un niño tiene que tener tiempo para jugar olvida que en el colegio están 6 o a lo sumo 7 horas y que el día tiene 24, que puede jugar horas y horas y que por media hora de deberes que haga, o que lea, o que dedique a alguna labor intelectual no se le va a coartar su derecho al juego.


Así que basta ya de pamplinas finlandesas. Yo no quiero su modelo educativo. Quiero que el nuestro mejore, que nuestros niños y adolescentes se hagan responsables, que valoren el esfuerzo, que se planteen metas y que vivan nuestra vida. Y si no, preguntad a cualquier niño finlandés cuando lo veáis por ahí…

miércoles, 7 de febrero de 2018

ESCRITORES SINGULARES-33: DAVID GONZÁLEZ FERNÁNDEZ


David González Fernández es un ESCRITOR SINGULAR. Escritor de microrelatos, nos ofrece ya su primer libro en el mercado titulado Microrrelatos para macromomentos.

Siempre que leo algún micro de David, cuando no sus posts de Facebook, mi envidia crece y crece sin límite. Y es que uno (el que escribe) es un negado para el género humorístico. Sin embargo cada texto de David es una bocanada de humor, de sátira inteligente, de surrealismo literario “microrrelatístico” que consigue siempre, sin excepción, provocar mi sonrisa cuando no mi carcajada. Todavía no he podido abordar el almanaque de micros Microrrelatos para macromomentos pero estoy seguro de que voy a reír sin parar cuando me sumerja en sus páginas.


Creo que David se ha puesto el mundo real por montera y lo ha transformado de un modo indómito, según su peculiar visión de una realidad imaginada, donde lo que nos pudiera parecer increíble, cuando no surrealista, fluye de forma cotidiana y tranquila. Y es esa visión la que trasponde en su mundo literario y teatral. Sí, la literatura del absurdo y el teatro del absurdo conforman en David su espina dorsal, que se rodea de su verbalidad exacerbada, de su incontinencia oral y su humor sin límites.

También podemos disfrutar de su espectáculo todos los últimos jueves de febrero a mayo a las 21,00 h en ESTRUCHBAR, la cafetería de L' Estruch, el Centro de Artes y Producciones Artísticas de Sabadell.

A continuación comparto con todos vosotros, lectores, su relato titulado El Onomatopeyador, donde todo lo que he escrito antes se queda corto.
Y para que conozcáis un poquito más a su autor, una breve entrevista a continuación.

El Onomatopeyador

“UiuiuUIUIUIuiuiuxxxxsssSSSssshhhhh…” (El viento nocturno ululando entre los árboles)
“¡¡¡Bbbruuggññnn...bbBBRRUGGÑÑññnn!!!” (Un refunfuñón dromedario que finalmente accede de mala gana a que carguen sobre su joroba una pesada carga)
“Ssttwiinn...cloc... cloc... clocl-clocc... cl...” (Una bola de ping-pong golpeada con poco convencimiento y que acaba estrellándose contra la red)
“FFFFSSSSLLLLllllldddddd...” (Un pelotari resbalando con la barriga por el suelo del frontón al intentar devolver una magistral dejada efectuada por su rival)

Sería muy difícil —por no decir imposible— imaginar una realidad capaz de prescindir de la onomatopeya. Por ende, se deriva inconcebible la existencia de la onomatopeya sin la persona de Clark Wiggings, la mayor eminencia sobre la materia a nivel mundial. Este admirado y respetado lingüista escocés está considerado un auténtico adalid del fonema, un templario fonético, un devoto del sonido: si existiese un Olimpo donde morasen las onomatopeyas, no cabe duda de que él encarnaría a la figura de Zeus.
Clark Wiggings, más conocido como El Onomatopeyador, ha batallado siempre por defender y reivindicar la particular idiosincrasia sonora de la onomatopeya, tan inherente a cada acción, animal o cosa. Y por fin, tras más de cuarenta años de infatigable cruzada, el mundo entero ha acabado por reconocer su innegable valor fonético otorgándole el estatus gramatical que por derecho propio se merece. De este modo, la onomatopeya abandona para siempre la categoría de los “Ruidos”, clasificación en la que, por injusticias varias, se ha visto forzada durante mucho tiempo a tener que convivir con parias sonoros como el Improperio, el Berrido o el Guirigay.
“Con cada nuevo y caluroso aplauso que me brindan, nuevas onomatopeyas vienen al mundo”, declaró Clark Wiggings al principio de su parlamento el día que fue investido “Onomatopeyador Honorífico” por la Universidad de las Letras de Ottawa en reconocimiento a su onomatopéyica carrera.
A él le debemos la familiaridad con la que, por ejemplo, asociamos “miau” al gato, “¡bang!” con un disparo, “glu-gluglu…” a la acción de beber o “…catacrack!!!” cuando, de manera inesperada, se rompe la pata de un taburete de madera incapaz de soportar el peso de una persona. Eso sin mencionar las más de 7.000 onomatopeyas “cazadas” y clasificadas por este explorador y naturalista del sonido. En propia boca del prestigioso onomatopeyador: «Se trata de un incansable trabajo de campo. Procuro siempre capturar a la onomatopeya en su medio natural: la busco; la persigo; convivo con ella; y espero hasta que me acepte. Sólo entonces puedo transcribir la esencia de su fonema sobre un trozo de papel, revelando así su naturaleza oculta.»
No sería atrevido afirmar que a sus 74 años recién cumplidos el famoso lingüista se encuentra en la cúspide de su carrera, en la cima de su propio Everest. Y no será porque esta profesión —de la que aún sigue enamorado como si fuese el primer día— no se haya empeñado en ponerle continuamente a prueba, forzándolo incluso a arriesgar la propia vida en diversas ocasiones. Como cuando se acercó demasiado a una pareja de canguros rojos gigantes en el momento de la cópula con la intención de “cazar” la onomatopeya del orgasmo del macho, y éste, imprevisiblemente, se abalanzó sobre él arrancándole de un solo mordisco tres dedos de la mano con la que sujetaba la grabadora. O aquella vez que logró sobrevivir sin agua ni alimentos durante once días seguidos sepultado bajo varias toneladas de escombros al intentar capturar la onomatopeya que nacía tras demoler con explosivos un viejo campanario abandonado.
Como profesional que más veces ha sido galardonado con La Onomatopeya Dorada, El Onomatopeyador dirige simultáneamente la World Onomatopeyic Academy y el Onomatopeyimuseum: museo dedicado a recuperar y preservar onomatopeyas ya extintas, como el llanto de una cría de Tyranosaurus rex nada más nacer o los acelerados pasos de Jack El Destripador sobre los mojados callejones adoquinados del centro de Londres; sólo por citar algunos de los muchos ejemplos.
En la actualidad, el sobresaliente profesor convive desde hace once años con la Orden de Los Cartujos, congregación religiosa enclaustrada en el monasterio de Chartreuse, en pleno corazón de los Alpes franceses, famosa por el estricto voto de silencio que rige su día a día.
Estas son las últimas palabras que se recuerdan de Clark Wiggings, pronunciadas hace ya una década, nada más aceptar la invitación de Los Cartujos para vivir en su monasterio en calidad de “Huésped Honorífico”:
«Llegado este momento, sólo me queda hacer realidad un único sueño: onomatopeyizar el silencio.»


ENTREVISTA SINGULAR

1.- Si te dieran la posibilidad de publicar una novela con una gran editorial ¿sobre qué tema te gustaría escribirla?
Suelo escribir sobre gran variedad de temas, aunque por lo general, más que la temática, son los personajes o las situaciones lo que suele darme el pistoletazo de salida a la hora de escribir una historia. Lo que sí tengo claro es que el día que me lance a la aventura novelística, edificaré la obra sobre cimientos fraguados con humor absurdo. Un volumen plagado de personajes pintorescos que tengan que lidiar con circunstancias del todo surrealistas. ¿Novela policíaca? ¿Negra? ¿Ciencia Ficción? ¿Fantasía épica? Ya se verá.

2.- Imagino que como buen escritor que eres serás también un gran lector, ¿en qué momento del día te gusta más leer?
Tengo que admitir que soy un lector de rachas, pese a que mi cerebro se acaba estresando si lo dejo demasiado tiempo sin consumir un libro. Cualquier momento del día me parece perfecto cuando se trata de devorar una buena historia. Y en las ocasiones en las que esta me engancha de verdad, acabo por supeditar el día a día a paliar ese mono lector.

3.- He podido disfrutar de la gran originalidad de tus relatos tanto en la iniciativa El Bic naranja como en las competiciones como las Microjustas literarias. Cuando escribes, ¿qué temas o situaciones te inspiran? O sea, ¿Cómo te enfrentas al folio en blanco?
Creo que absolutamente todo es en potencia un generador de buenas ideas, ya sea un simple objeto, un comentario casual que te entra por el oído de manera fortuita, una imagen e incluso una sola palabra aislada de todo contexto. Es como si las ideas ya estuviesen ahí fuera, esperando a ser “cazadas”. A veces las descubres escondidas en el recoveco más inesperado, si es que no han sido sorprendidas antes por otros “cazadores” que te privan del trofeo. Todo pasa por estar siempre bien alerta a todo tu alrededor. Pero por lo común, mi manera de enfrentarme a la hoja en blanco es contraatacar dejando la mente en blanco. Es en ese infinito solar mental donde suelo encontrar la excusa sobre lo que empezar a escribir.

4.- ¿Qué te acompaña cuando lees? ¿Y cuando escribes?
Siempre escribo a mano, y en libreta A4 de folio blanco con bolígrafo negro, condiciones innegociables. Cuando estoy en pleno proceso (escribiendo un próximo libro, por ejemplo) me convierto en un escritor de oficina, con un horario diario de varias horas al día. Por lo general monto un campamento en la terraza de una cafetería donde puedo pasar horas pensando y escribiendo acompañado de cafés con leche, que como si de suero fisiológico se trataran, me van entrando en el cuerpo gota a gota. Sólo me planto delante del ordenador cuando estoy a punto de rematar una historia. En ese momento suelo poner un CD de cantos tiroleses a todo volumen.

5.- Hoy en día el número de publicaciones es enorme. Hay tal marasmo de novelas, libros de escritores noveles y ediciones clásicas que es muy difícil filtrar y decidir qué es lo que leemos. En tu caso, ¿qué es lo primero en lo que te fijas para decidir leer un libro?
Me dejo llevar. Puede atraparme un título, lo sugerente de una buena portada, una contraportada con una sinopsis que te incite a querer desentrañar toda la historia, una temática que me llame la atención… No escojo libros en función de si mediáticamente son o no influyentes. Disfruto deambulando por librerías o mercados de libros de segunda mano a la búsqueda de cualquier libro que me parezca que también andaba buscándome a mí.

6.- Vivimos en el mundo de la hiperconexión. ¿Utilizas las redes sociales? Cuáles son las que te parecen más interesantes y por qué.
Soy un usuario tardío en lo que a las redes sociales se refiere. Me introduje en ellas hace apenas tres años, haciéndolo coincidir con la publicación de Microrrelatos para macromomentos, mi primer libro. Las utilizo muy a modo de blog (sobre todo Facebook), donde comparto mi mundo creativo, sea en el formato que sea. No las vinculo a mi vida privada, porque me parece más interesante dar rienda suelta a la imaginación. Cómo no, son un buen medio para darse a conocer a nivel artístico (al menos en mi caso), siempre y cuando sepas sacar provecho de las enormes posibilidades que te brinda la red. Twitter lo uso muy poco, porque todo y pareciéndome un gran medio de comunicación, el vertiginoso consumo casi a tiempo real de sus contenidos exige, desde mi punto de vista, una entrega muy por encima del tiempo que estoy dispuesto a dedicarle.

7.- ¿Eres escritor de día o de noche?
Mis biorritmos escritanciales, escritoriles, escritísticos, o como se prefiera llamar, no se supeditan a unas horas concretas del día. Como no soy (o al menos así lo intento) un escritor de rachas, cuando decido poner en marcha la rotativa para un libro nuevo suelo dedicarle a la escritura gran parte del día, repartido en bloques de varias horas a lo largo de una jornada. Y así día tras día.

8.- Aparte de la literatura, sé que una de tus pasiones es el teatro, pero ¿qué otras artes te gustan? Cuéntanos un poquito cuáles y por qué (si es que hay un porqué). Y si puedes, ¿en qué proyecto teatral andas metido?
El motor de todo mi universo creativo es la fabricación constante de ideas. La escritura o el teatro me resulta el formato natural donde plasmar ese imaginario. Pero es durante el proceso creativo, en ese Big Bang donde estalla la idea inicial previa a la imparable creación posterior, donde más a gusto me encuentro; luego ya la coloco en el soporte artístico en el que ande metido en ese momento. El teatro surgió un poco de casualidad, en una época en la que pensaba y escribía ideas para formatos más audiovisuales, pero la falta de recursos me impulsó a mutar dichas ideas a un formato más accesible y directo como me parecía el teatro. Al final, fue ese medio el que me acabó enganchando. Me apetece retomar mi carrera escénica, ideando nuevos espectáculos de humor absurdo en solitario, a la par que volveré a montar un dúo teatral al estilo de Mudjumpers, cargado de improvisación. Si el tiempo me lo permite, empezaré a pensar de nuevo en audiovisual, pues la idea de abrirme un canal de YouTube o de realizar cortometrajes sigue rondando por mi cabeza. Además, continúo estudiando música (guitarra y violín), pero sin expectativas de cara al público, más a nivel personal, donde disfruto de ello, sobre todo, desde una posición docente, impartiendo clases.

9.- Te pido ahora unas respuestas rápidas

a) ¿Nos recomiendas un libro?
Respuesta difícil donde las haya, tanto o más que un show en el que un faquir se tragara un reloj de cuco haciendo que el pájaro de madera saliese por uno de los agujeros de su nariz cantando las horas. Pero puestos en la tesitura, me suele venir a la cabeza Tuareg, de Alberto Vázquez Figueroa. Un libro que me tuvo pegado del tirón al sofá de casa de principio a fin, tal cual estuviera en una sala de cine.

b) Un personaje literario que sea inspirador para ti.
Con sinceridad, no sabría decir. Evidentemente que de un modo u otro todo nos acaba influyendo, pero no suelo recurrir (al menos conscientemente) a personajes, ya sean reales o de ficción, sobre los que partir de una base. Intento siempre seguir dando forma a mi propia originalidad; o al menos intentándolo.

c) ¿Qué género literario te apasiona más?
Sin duda el género humorístico. El hacer reír con historias que partan de una idea descabellada o que carguen sobre los hombros de personajes variopintos y surrealistas.

d) ¿Eres de radio o de televisión?
Veo muy poco la televisión, al menos a lo que a programación diaria se refiere. Prefiero elegir yo que película, serie o documental voy a ver. Tampoco es que escuche mucho la radio, pero puestos a seleccionar una emisora sintonizo Radio 3.

e) ¿Mar o montaña?
Tundra.

f) La última cosa que te haya sorprendido tanto que todavía la recuerdes.
Estar en un paso de cebra con el semáforo de peatones en rojo con una paloma quieta a escasos dos metros. Al ponerse en verde, aquella paloma cruzó la carretera con total naturalidad, acoplada a la acción del resto de transeúntes. Sólo le faltaba ir fumando. No me hubiera extrañado en absoluto encontrármela horas después zureando acaloradamente con un policía.

g) Una canción o cantante que tenga para ti un significado singular
Me encanta todo tipo de músicas. Y aunque centro el estudio instrumental en el clásico y el flamenco, me considero muy ecléctico a lo que a la escucha se refiere, con estilos como el funk, el rock duro, el bluegrass, el klezmer, el jazz manouche o la electrónica. Pero como siempre digo con el semblante serio de un funcionario de correos kazajo: “Bach es el puto amo.”

10.- Para terminar, me gustaría que definieras una escena lo más cercana posible a tu felicidad.
La felicidad no hace falta buscarla tostándose bajo el sol en una remota playa virgen de Cancún. Está en todas partes, casi omnipresente, en los pequeños detalles de la vida cotidiana.