domingo, 27 de noviembre de 2022

Pan de limón con semillas de amapola

 

Pan de limón con semillas de amapola es una película realmente emotiva. Una verdadera preciosidad. He tenido la oportunidad de verla durante mi viaje a Bangladesh y puedo decir que he estado la mayor parte del tiempo lagrimeando y disimulándolo para que el pasajero de al lado no se diese cuenta.

¡Qué bonita la historia que ha adaptado Benito Zambrano al cine! Claro, la historia viene de una novela de idéntico nombre, escrita por Cristina Campos, lo que le valió la nominación al Goya a mejor guion adaptado en 2021.

He visto solo dos películas de este director, Solas y La voz dormida, suficientes para garantizarme que su labor como director es de gran calidad. Y con esta nueva película lo vuelvo a ratificar.

Anna y marina son dos hermanas que viven en dos continentes. Una en mallorca casada con un hombre con quien ya no tiene nada en común, la otra en África como ginecóloga. Ambas heredan una panadería de una mujer a quien no conocen, Lola, de misterioso pasado que poco a poco descubrirán una vez se instalan en el pueblo y se hacen con la panadería en la que la tal Lola elaboraba y regalaba el famoso Pan de limón a sus clientes.

Eva Martín, que interpreta a Anna, hace un gran papel. Me gusta mucho cómo interpreta, y como apenas la había visto en otras cosas, tan solo como profesora en Merlí Sapere Aude, pues aún me ha sorprendido más.

La historia es emotiva y cargada de significado, con momentos de gran tensión narrativa, con una evolución de la historia interesante. Siempre volver a nuestro pasado, si además es desconocido, resulta muy interesante. Descubrir los recovecos de la vida que no conocemos de nuestros antepasados, volver a los valores de siempre, a lo clásico, a la tradición, a la familia. Todo eso se respira en esta película de magnífica factura e interpretación que nos hace amar la artesanía familiar, la lucha por la vida y el amor fraternal.

Ha sido verdaderamente un descubrimiento muy agradable. La recomiendo. Os va a encantar. Y creo que también voy a ir a por la novela.


sábado, 26 de noviembre de 2022

Descubrimiento musical de noviembre-2022: THE TWILIGHT SAD

El pasado diez de noviembre tuvo lugar el concierto de The Cure en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Una ocasión que disfruté como nunca porque fui con mis dos hijos adolescentes y fue por ello una noche especial.

Y fue en aquel momento cuando decidí que mi descubrimiento musical del mes sería el grupo telonero, The twilight sad, al cual estuvimos viendo antes de la actuación principal.

Tenía mucha curiosidad por escuchar al grupo elegido por The Cure para telonearles en toda su gira europea y la curiosidad se vio satisfecha por un sonido rotundo, encabezado por un cantante histriónico y lleno de personalidad (quizá algo esquizofrénica en el escenario) con superposición de texturas y melodías oscuras y un sonido de batería demoledor.

There is a girl in the corner

El conjunto me resultó muy atractivo. Siempre digo que descubrir a un grupo por primera vez en directo tiene el riesgo de que cuando escuchas los discos te pueden saber menos apetitosos pues la grabación pierde parte de la magia y de la rabia de la actuación en vivo, pero en este caso, una vez que ya he escuchado alguna de sus grabaciones puedo decir que me ha seguido gustando.

Es obvio que un grupo que se hace llamar “El crepúsculo triste” no va a componer canciones llenas de colorido y melodías pop. Su apuesta es por la oscuridad y las melodías tenues cargadas de sonoridad y superposición de texturas, muy cerca del noise pero con una personalidad muy característica.

Tampoco es menos importante el hecho de que sean escoceses. Menos importante quiero decir desde mi punto de vista, pues soy un gran fan de todas las bandas escocesas.

Es un grupo del siglo XXI, que lanzó su primer disco en 2007 y desde entonces cinco discos han visto ya la luz, y algunos de sus miembros han cambiado a lo largo de su carrera.

Fourteen Autumns & Fifteen winters (2007)

Forget the night ahead (2009)

No one can ever know (2012)

Nobody wants to be here and nobody wants to leave (2014)

It won’t be like this all the time (2019), tras fichar con el sello discográfico de Mogwai, garantía total.

The twilight sad fue elegido por Robert Smith para ser teloneros de The Cure en su gira norteamericana de 2016 y también lo fueron en su mítica actuación de Hyde Park, donde celebraron los 40 años de existencia de The Cure. Y este año los han acompañado en toda la gira europea, algo que nos ha permitido verlos en directo y quedar prendados de su rotundidad en directo.

¡Bravo por ellos!



domingo, 20 de noviembre de 2022

El libro negro de las horas - mi crónica de lectura

Cuando, al leer una novela, siento ese escalofrío en la espalda, ese ansia por volver a cogerla en mis manos y continuar su lectura y cuando sus páginas consiguen que derrame una lágrima, sé que estoy ante una gran historia, ante lo que es para mí el placer de la lectura, sumergiéndome en sus líneas y transportándome a ese mundo que narra.

El libro negro de las horas, de Eva Gª Sáenz de Urturi lo ha conseguido. Me ha mantenido en tensión, me ha obligado a dejar de hacer otras cosas para leer y leer y acompañar a Kraken en su investigación. Y ha sido enormemente placentero.

Esta novela, la quinta que leo de esta autora, me parece la mejor. Y eso que Aquitania me fascinó también, 

Aquitania - mi crónica de lectura

pero El libro negro de las horas suministra las dosis adecuadas de historia, misterio, investigación policial y secretos. He aprendido mucho sobre bibliofila con su lectura, un tema desconocido para mí, el de los incunables, los facsímiles, los libros negros y tantas otras referencias a ese mundo. Es maravilloso como Eva transmite ese amor por el cuidado de los libros, la locura que puede llegar a generar la necesidad de su posesión y todo lo que llega a desencadenar su existencia.

Me parece que El libro negro de las horas es la novela más compleja de cuantas he leído de esta autora. Su trama se retuerce en un pasado que desconocemos, que desconoce su propio protagonista, a través de vidas que no son tales y muertos que tampoco son lo que parecen.

Kraken (Unai) como siempre es un personaje que enamora al lector por su sensatez, su hombría y honorabilidad y por su sentido común. ¡Ya digo desde aquí que queremos más Kraken!

Me ha resultado también muy interesante la forma narrativa en la que, en algunos capítulos, la autora interpela a Ítaca, la otra gran protagonista, de forma que parece estar hablando, cuando no ordenándole que actúe de una determinada forma. Le habla a ella, utiliza la segunda persona del singular, pero a la vez narra. Una combinación compleja de escribir y muy efectiva para el lector.

He disfrutado en todos los sentidos con esta lectura. He recordado cuánto me gustó Aquitania, su anterior novela, y me he quedado con ganas de más, de más investigaciones de Kraken y de más recovecos, complejidades, pasados y misterios que Eva narra tan magistralmente.

De diez, y va a estar entre mis diez mejores lecturas del 2022 sin ninguna duda.

viernes, 18 de noviembre de 2022

La presidenta - mi crónica de lectura

Comenzar la lectura de una novela en la que la presidenta de la Comunitat Valenciana, llamada Vita Castellá aparece muerta en el hotel en el que se hospedaba un día antes de su declaración en el Tribunal Supremo es, sin duda, un gran gancho para el lector por las evidentes similitudes con la realidad.

La escritora, Alicia Giménez Bartlett advierte al comienzo de la misma que, aunque algunos elementos de su novela están inspirados en hechos reales, ha dado rienda suelta a su imaginación creando una historia de ficción.

Sin embargo, las similitudes y acotaciones a hechos acaecidos en la Comunitat cuando gobernaba el PP son tan evidentes, tan burdos en algunos casos que cuando avanzas en la lectura pareces ir poniendo las caras de los personajes reales a los de ficción.

Cuánto de ficción y cuándo de realidad tenga la novela es un tema indescifrable, pero lo que sí es palpable es que la trama contiene excesivas casualidades perfectamente calculadas para desentrañar el misterio del asesinato de la presidenta. En mi opinión como lector creo que hay muchas cosas que suceden adecuadamente para que todo cuadre, y en algunos casos son poco creíbles. El affaire entre Boro, y su novio, instructor de gimnasio resulta parece muy necesario para que haya un acercamiento a la presidenta, aunque la pareja en sí sea poco creíble.

Además, la pareja de hermanas policías, Berta y Marta, protagonistas de la novela, están creadas de forma superficial. En algunos pasajes de la misma, no me las he llegado a creer. No sé si el pretexto de que son “novatas” es suficiente para que actúen y hablen como lo hacen en la novela, sinceramente.

Las actuaciones de los jefes de policía, el juez que lleva el caso y el ministro son excesivamente simplistas, carentes de matices, burdas. No digo que en la realidad no fuese así, pero, sean o no reales, me parecen de lo más lineales y carentes de aristas.

Como digo, una trama e idea potente, que comienza con mucha curiosidad, y poco a poco se va desinflando en un desfile de coincidencias y casualidades adecuadamente orquestadas para cuadrar una trama de la que quedan muchos flecos sin resolver y, sobre todo, sin final.

Esta es mi segunda lectura de esta autora. La anterior, Hombres desnudos, también me dejó indiferente, así que creo que no voy a darle una tercera oportunidad… o quizá sí, ya veremos.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

#1260Cuadrados


3 meses de trabajo que me han conducido a terminar esta nueva obra creativa de geometría diversa titulada #1260. Un diseño compuesto de 30x42 cuadrados de 2 cm de lado = 1260 cuadros de diseños individuales. Eso quiere decir que no hay dos iguales. Mi creatividad está exhausta y mi imaginación vacía. Pero creo que ha merecido la pena. Espero que os guste.












sábado, 12 de noviembre de 2022

SIGNOS VITALES - mi crónica de lectura

Robin Cook es uno de mis escritores favoritos. Me aficioné a sus novelas cuando era mucho más joven, atraído por la mezcla de misterio y ciencia que siempre pueblan los renglones de sus historias.

Hacía ya unos cuantos años que no volvía a caer por mis manos una novela suya y en esta ocasión ha sido SIGNOS VITALES, una novela de 1991 en la que se puede intuir muy bien el tiempo en el que fue escrita por la forma en que se habla y transita por el sudeste asiático.

La historia tiene todos los elementos clásicos de las novelas de Cook, en el sentido de que hay una investigación que parte de la casualidad, en torno a los tratamientos de fertilización in vitro que su protagonista, Marissa, está recibiendo en una afamada clínica estadounidense. La frustración que sufre al no conseguir un embarazo, las dificultades que por ello surgen en su matrimonio y la unión con su amiga Wendy, que se encuentra en idénticas circunstancias, la llevarán a hacerse preguntas incómodas y aparentemente sin respuesta.

La historia ahonda de esa forma magistral que tiene Robin Cook en la parte científica, los tratamientos y sus consecuencias, las técnicas y adelantos, pero de repente la trama toma un giro inesperado. Diría que sumamente inesperado y la novela cambia por completo. Parece otra novela, de género muy distinto, más policíaca y con mucha más intriga y peligro.

El final es también muy Cook, aunque en esta novela en concreto lo encuentro un poco acelerado, como si hubiese tenido que cerrar la historia con la resolución de toda la investigación en pocas páginas.

Aun así, la he disfrutado como hacía a mis veinte, con la dosis precisa de investigación criminal, misterio científico y cotidianidad norteamericana.

La recomiendo, sin duda.

viernes, 11 de noviembre de 2022

Los chicos no lloran (Boys don't cry) - Concierto The Cure en Barcelona


Parece mentira que una canción que tiene más de cuarenta años como es Boys Don’t Cry, primer éxito del grupo The Cure (su segundo single publicado después del polémico Killing an Arab), pueda conectar de manera tan fuerte con un adolescente de quince años. No deja de sorprenderme que la música tenga esta capacidad comunicadora. Una canción que sin duda no tuvo tanto éxito en su momento, allá por 1979 como lo tiene en la actualidad, con más de 400 millones de reproducciones.

Pues esto es lo que consiguen todavía en 2022 The Cure. Trascender a su generación. Ayer en el concierto que dieron en el Palau Sant Jordi, lleno con cerca de 18000 personas, fui consciente de esta hazaña que es reunir a personas de todas las generaciones, desde adolescentes como mi hijo Adrián que acaba de cumplir los 15 hasta personas que andan por la edad de jubilación, unos con el espíritu “dark” del grupo de siempre, otros con la curiosidad de ver a un grupo tan grande en directo, los más, nosotros, los auténticos fans de toda la vida, con la expectativa de escuchar las nuevas canciones tan anunciadas meses atrás con la promesa de la publicación de un nuevo disco que era la “excusa” para esta gira y por encima de todos nosotros el espíritu nihilista del disfrute musical y de la pasión por la música.

The Cure no defraudaron. Seis años después de tocar en Barcelona, y una vez olvidadas pandemias y demás catástrofes terrunas, el grupo ofreció un concierto de casi tres horas con veintiocho canciones, después de la sorpresa para mí que fue escuchar a The twilight sad, una banda que sonó muy compacta y que definitivamente será mi nuevo descubrimiento musical del mes de diciembre.

28 canciones que compilaron lo más pop y exitoso del mainstream comercial con lo más auténtico que nos gusta a los fans, las canciones largas, como From the Edge of the Deep green sea o Disintegration, y también una de las nuevas, Endsong, de casi 14 minutos. Los tempos medios y lentos con oscura melodía, tan típico de una época. Y el foco especial en alguno de sus discos, algo que hacen en cada concierto. En el de Barcelona fue sobre todo Disintegration, el álbum de mayor éxito, por lo que he podido ver en Madrid fue Faith. Tuve suerte, tocaron dos de mis favoritas: Prayers for Rain y Plainsong

Un concierto que para mí tuvo un significado muy especial porque acudí con mis dos hijos, Izan de 17 y Adrián de 15, que se sabían bastantes canciones y que tienen a The Cure en su playlist habitual de Spotify. Casi se me saltaban las lágrimas cuando The Cure tocaba una canción que ellos no habían escuchado, pero para mí era un clásico y entonces los dos me hacían el símbolo del pulgar hacia arriba diciéndome Top, Top.

Ellos disfrutaron, saltaron, cantaron y corearon al grupo. Yo, hice lo mismo por partida doble, por cada uno de ellos, por compartir este tiempo con ellos, por disfrutar de mi grupo favorito, que cambió mi vida allá por 1987 (Mi hijo Izan me dijo que su canción favorita es Why Can’t I be you, canción con la que yo los descubrí en un momento en que andaba buscando algo sin saber qué era y cuando vi a Robert en televisión supe que era eso)

Robert está en forma. Su voz sigue siendo su voz, limpia y poderosa. Su carisma intacto. La banda soberbia. Sus poses y su predisposición en el escenario total (me quedo con el batería que me parece de otra galaxia) y el sonido más compacto y elaborado que nunca. Se nota el refuerzo de un guitarra más en directo.

Todo estuvo medido y contrapesado para ofrecer un conciertazo que recordaremos durante mucho tiempo, al menos hasta que se publique Songs of a lost world, el anunciado y muy esperado nuevo disco de The Cure, del que ya hemos podido disfrutar y escuchar 5 nuevas canciones.

(Robo el Set list de Ivan Valls y la página Hispacure con su permiso)

1.- Alone (nueva) 2.- Pictures of you 3.- A night like this 4.- Lovesong 5.- And nothing is forever (nueva) 6.- Burn 7.- At night 8.- A strange day 9.- Shake dog shake 10.- Push 11.- Play for today 12.- A forest 13.- Trust 14.- A fragile thing (nueva) 15.- From the edge of the deep green sea 16.- End song (nueva)

Bis 1

17.- I can never say goodbye (nueva) 18.- Plainsong 19.- Prayers for rain 20.- Disintegration

Bis 2

21.- Lullaby (en la intro Robert canta The blood a capella) 22.- The walk 23.- Friday I’m in love 24.- Doing the Unstuck 25.- Close to me 26.- In between days 27.- Just like heaven 28.- Boys don’t cry









 

martes, 8 de noviembre de 2022

CLUB FAN FATAL - recuerdos de los noventa

 

Pues sería allá por 1992 más o menos cuando ingresé en el Club Fan Fatal de Fangoria, algo que me hizo inmensamente feliz. 

No fue tan sencillo... había que rellenar todo un formulario (abajo en verde) con mis gustos musicales, artísticos e intereses de todo tipo y parece que lo superé.

Recibía el Fanzine en mi domicilio, el flexidisc cada Navidad con una canción + remezcla y toda una serie de elementos: pegatinas, invitaciones para eventos, frases lapidarias, dibujitos futuristas, logos, etc. etc.  Y había un canal de comunicación directo con Alaska y Nacho en el que ellos de puño y letra enviaban postales y cartas (el equivalente de la época a los comentarios actuales de Instagram).

Pero lo mejor era la libertad musical y la enorme creatividad que Fangoria desarrolló en aquel momento de tan poca repercusión comercial para ellos. Los primeros 90 fueron tierra de nadie para Fangoria, salvo para los que fuimos fieles, los miembros del club Fan Fatal (235 personas llegamos a ser en un momento dado) y yo tuve el honor de ser uno de ellos.

Fue cuando me compré mi primer reproductor de CD (imaginemos de qué tiempo estoy hablando...), pues uno de los Un día cualquiera en Vulcano (creo recordar que el 2.0) ya no salió en vinilo y si lo quería escuchar necesitaba un reproductor de CD's. Las palabras de Nacho Canut en la postal de abajo me convencieron.

El culmen de esa etapa fue verlos actuar en una discoteca en Benicàssim (que ya no existe) en la Gran Avenida, actuación presentada por dos transformistas geniales que precedieron al concierto de Alaska + Nacho con Big Toxic, Lucho Prosper y Clara Morán, con versiones en directo memorables como la de La lengua Asesina.

Tengo muy buenos recuerdos de esos primeros noventa, de la etapa de Fangoria que más me gusta, por su experimentación, su desprejuiciamiento y sobre todo por su gran creatividad y crecimiento.

Lo mejor de todo es que aquí siguen con nosotros, más activos que nunca treinta años después. Y va para largo.













sábado, 5 de noviembre de 2022

Descubrimiento musical de noviembre-2022: Joshua Milo

 


Mi descubrimiento musical de noviembre es el jovencísimo multi instrumentista Joshua Milo, un huracán creativo, moderno, actual y que rompe sin prejuicios las barreras de la fusión musical como se la conocía hasta ahora.

Desde Colonia, en Alemania, se ha formado como pianista, instrumento que empezó a tocar a los 6 años y también como saxofonista. Y desde adolescente comenzó a mezclar sonidos y estilos diversos: Jazz con funk, R&B y Hip-Hop con elementos de la cultura japonesa, del universo Nintendo. Es así como comenzó su labor de productor musical y de artista multimedia.

Ha producido videos para Youtube en los que lleva hasta extremos esas fusiones de música convencional con elementos de la cultura de los móviles actuales. Por ejemplo, creaciones donde mezcla una pieza musical interpretada con una orquesta fusionada con sonidos creados de forma aleatoria con objetos de su habitación.

Su repercusión ha sido tan rápida que ha participado en proyectos y shows de otros músicos tan importantes como Tom Jones, Bill Evans y Nils Landgren nada más y nada menos.

Su música le ha llevado a participar en el North Sea Jazz Festival de Rotterdam, con un estilo iconoclasta, desinhibido y provocativo, todo desde su aparente inocencia eterna adolescente pero también desde su sólida formación musical clásica.

Es como los artistas que realizan pintura abstracta, que han tenido que seguir un largo camino formativo y desarrollativo desde el arte figurativo para, una vez dominada la técnica con maestría, decidir que quieren pintar un cuadro abstracto.

Escuchar sus canciones, cuatro hasta el momento ya que comenzó en 2020 es una maravilla. Os lo recomiendo porque va a dar que hablar en el futuro.

Save your Soul for me

In my universe

Candelight

Sometimes

viernes, 4 de noviembre de 2022

Éxtasis

 

La sinfonía para piano fluía desde el interior de su alma de forma natural, como una esencia más que su organismo destilase. La armonía de aquella pieza alcanzaba el paroxismo con la ejecución ejemplar del pianista en escena.  El demoledor silencio de la platea ensalzaba la interpretación del virtuoso adolescente.  Las notas devenían en locura conceptual al sucederse series de semicorcheas y fusas descendentes que terminaban en una lúgubre melodía de apocalipsis final. Tras los aplausos, la audiencia en pie.

   Jacobo sintió cómo su turbación vencía a su entrenada contención escénica desbordando sus emociones. Bajó la mirada, al secarse las lágrimas, y entonces afrontó la terrible realidad viendo lo que había quedado tras el accidente, dos muñones irregulares sin dedos, todavía vendados dada la cercanía del mismo.  Decidió que lo real se hiciera irreal y que lo recordado se tornase presente y siguió viviendo aquel concierto memorable en el que alcanzó el éxtasis por primera vez.