domingo, 26 de junio de 2016

La bibliotecaria de Auschwitz - Reseña de lectura

Antonio G. Iturbe escribe una novela que, a pesar de tener un título sugerente, en sus primeras páginas parece apuntar a "una novela más sobre el holocausto nazi".

Están todos los tópicos y típicos de la barbarie que tantas veces hemos leído y visto en el cine. Sin embargo, a medida que nos adentramos en la trama de la novela se va descubriendo un micromundo, el de Dita y su pasión por los libros, su aceptación de todo lo que la rodea y su valor por salvar algo con tan poco aparente valor energético para aquellos que mueren de hambre y frío como es un libro.

La novela finalmente te impacta, se introduce por tu flujo sanguíneo, te hace llorar, te emociona, te hace sentir la alegría en los breves momentos en que ésta hace acto de presencia en aquel infierno, y todo ello te conduce a conocer que la protagonista seguía viva cuando el escritor acometió esta novela y que pudo llegar a conocerla. ¿Puede haber algo más sublime? Conocer no sólo a una superviviente de Auschwitz sino a una pequeña gran heroína, cuya vida posterior fue ejemplar y que sin duda marcó la vida de este escritor.

Recomiendo absolutamente su lectura y análisis. Por mi parte voy a buscar uno de los libros en los que se ha inspirado, The Painted Wall. Gracias Antonio por tu novela. He quedado impresionado por un gran escritor que además es de la tierra, maño como yo y que no conocía. A partir de ahora voy a seguir tus pasos.


domingo, 19 de junio de 2016

Primavera de Microrrelatos indignados



Un tesoro de papel
Mariam estudiaba filología inglesa en Damasco. Ese mismo año terminaría su licenciatura y regresaría a Maalula, su ciudad natal. Allí quería trabajar como profesora de inglés para niños. Desde muy pequeña, enamorada de las palabras, se escondía en rincones tranquilos a leer los diccionarios que le prestaban sus primas musulmanas. Le fascinaba descubrir vocablos en diferentes idiomas. De su arameo natal, pasaba al inglés y de ahí saltaba al francés, al sefardí y finalmente al árabe utilizado en la facultad. Custodiaba con devoción aquellos volúmenes clásicos, algunos impresos en época otomana. Guardaba con especial cariño un pequeño diccionario arameo-árabe que le había regalado su abuelo. El paso de los años y su uso continuado lo habían deteriorado mucho, pero para ella era un tesoro de papel. Representaba una de los últimos vestigios de una lengua en vías de extinción: el idioma de Cristo.
Pero no pudo licenciarse. Los yihadistas del Frente Al Nusra destrozaron la facultad de letras y el curso académico quedó clausurado prematuramente. Tras meses de asedio a Damasco, el frente se extendió hasta Maalula. Su casa fue bombardeada y su familia murió, pero a ella pudo salvarla la ONG con la que colaboraba como traductora. Le organizaron la huida de Siria y llegó a Italia donde fue hacinada en un centro de refugiados. Lo había perdido todo: su familia, sus posesiones, sus sueños, pero consiguió salvar algo tan importante para ella, aquel pequeño diccionario que ahora viviría con ella una vida de refugiado.



Matar o morir
La tormenta rompió con fuerza la tranquilidad de la noche. El mar produjo crestas de altura imposible para aquella barcaza y la copiosa lluvia la inundó. Said iba sentado frente a un pequeño de ojos verdes característicos de Aleppo. Lo miraba con cariño, como si buscase la protección del padre que quizá había perdido. Cuando la primera ola sobrepasó a los ocupantes le tendió una mano pero el vaivén y la sobrecarga lo hicieron casi imposible. Fuertes ráfagas acrecentaron el temporal y tiraron a casi todos los ocupantes. Said pudo mantenerse asido al borde y con su mano agarró a aquel chico. Pero no aguantarían mucho más. El Mediterráneo, oscuro y frío se había llenado de futuros cadáveres.
Said guardaba un corcho pequeño que se había llevado como precaución. Cuando un golpe de mar lo lanzó por la borda y se hundió arrastrando al niño, se aferró a él. No creía que aguantase el peso de ambos y tenía claro su primer objetivo: sobrevivir. O le dejaba ahogarse o sería él quien falleciera. Sin embargo sus tripas no se lo permitieron. Era como matarlo y matar o morir no tuvo lugar en su corazón. Tras horas en aquella situación nadó cuanto pudo contra el oleaje, apartando cadáveres, para coger un trozo de la embarcación. Lo arrastró hasta donde estaba el chico que al verlo rompió en lágrimas de alegría que contagió al propio Said al saber que ambos resistirían hasta que la patrulla de la policía italiana los rescatase.

viernes, 17 de junio de 2016

Las leyes de la frontera - Reseña de lectura

Este es un libro a dos bandas. Una misma historia contada por dos personas que la vivieron y que reflejan un punto de vista muy diverso el uno del otro. Además, no lo hacen por medio de una narración sino utilizando la técnica de la entrevista. Al principio puede parecer aburrido tener que releer lo mismo que ya te ha contado uno de los protagonistas, sin embargo conforme avanza el relato te das cuenta de que la segunda versión complementa, cuestiona y a veces refuerza la anterior, permitiendo tener un conocimiento mucho mayor de lo ocurrido.

Javier Cercas ya me sorprendió con "Anatomía de un instante", un libro de difícil clasificación cuya portada reflejaba las únicas personas que se mantuvieron firmes en su escaño cuando Tejero disparó en el hemiciclo. 

Ahora con la lectura de Las leyes de la frontera puedo comprobar que Javier nos ofrece aristas de textura extrema en algunos pasajes, de la marginalidad de 1978, así como la más certera aproximación a la reconstrucción de un mito.

Mi próximo objetivo de Javier será "El impostor", recomendado por un buen editor, Carlos Tosca para "jóvenes" escritores que quieran mejorar su estilo. Así pues, a por ello !

miércoles, 15 de junio de 2016

Electrohome - Benicàssim - 06

Nuevo tema de la serie Electrohome - Benicàssim. Espero que lo disfrutéis !!


https://soundcloud.com/francisco-p-rez-benedicto/electrohome-benicassim-06

martes, 14 de junio de 2016

LA PIEL

Mi relato titulado La Piel ha sido publicado en el libro INELUDIBLES publicado por La pajarita roja editores. Estupendo libro de relatos del curso de escritura creativa de la UJI.

Muchas veces apreciamos la belleza de una obra de arte, nos regocijamos con la magnificencia de lo sublime, de lo poético y sin embargo casi nunca recapacitamos que para que una obra maestra pueda ser realizada necesita un soporte mágico, una verdadera obra maestra en la sombra, gracias a la cual la pública podrá ser contemplada por la eternidad. Este relato habla de eso, del verdadero arte de los artesanos clásicos. Espero que os guste.






viernes, 3 de junio de 2016

La magia de un momento

Estoy en Bombay. Soy un privilegiado. Voy en un coche de primera gama con aire acondicionado y aislamiento del ruido exterior, cristales tintados y algo fresco que beber. Ni siquiera conduzco. Nos lleva el chófer que trabaja para mi agente por el mero privilegio de comer y dormir en su casa. Llevamos una hora y media en un atasco a las afueras de la ciudad y la temperatura exterior rebasa los cuarenta y cinco grados a la sombra.
Al abrir tímidamente la ventanilla descubro el caos exterior: Ruido ensordecedor, bocinas de coches, gente gritando y corriendo, sonidos de todo tipo en un marasmo de seres humanos, animales y podredumbre.
A mi izquierda, una cara se acerca. No tiene más de siete años y sonríe sincera. La niña que me está mirando apenas posee nada. Va descalza, su ropa está destrozada, su pelo grasiento y sus manos ennegrecidas, pero su sonrisa y su mirada brillan con una luz especial. Me observa con tranquilidad cuando yo le devuelvo la mirada. No tiene nada que ofrecerme porque seguramente no posee nada. Su existencia cada día depende de lo que obtiene de gente a la que mira como lo hace ahora a mí. Comienza a tararear una melodía que combina con su sonrisa mientras me acerca su mano al cristal tintado que me aísla del exterior. Tan sólo puede ofrecerme su canción, algo tan inmaterial y a la vez tan cargado de sentimiento y significado en ese momento y lugar. Cuando voy a decirle algo, recibo un exabrupto de mi agente que cierra inmediatamente la ventanilla. Pero sigo viendo su cara sonriendo, a pesar de todo. Imagino que cientos, quizá miles de veces, le ha ocurrido lo mismo, y sin embargo allí sigue.
En el carril paralelo, un coche se avería; no puede continuar. Parece que no funciona. Su conductor baja y, tras mirar unos minutos el motor, decide que hay que empujarlo para que arranque de nuevo. Un par de hombres le ayudan. A nosotros, los occidentales, los  privilegiados, ni se nos ocurre bajarnos a ayudarle. La niña de sonrisa tranquila y melodía dulce, ni se lo piensa. A sus siete años se arrima a la parte de atrás y comienza a empujar con sus bracitos en un gesto que provoca mis primeras lágrimas en la India.
La veo sudar y aunque la empresa de empujar semejante coche parece imposible a una niña desnutrida, allí sigue hasta que el coche se pone en marcha. De repente vuelve su mirada hacia nuestro coche y sigue sonriendo. Yo estoy llorando. Tengo cuarenta y dos años, un carácter más bien distante, anglosajón. No expreso nunca mis sentimientos en público y, sin embargo, lo que acabo de ver me ha roto.
No puedo asimilar algo así. Ese gesto espontáneo de un ser humano que probablemente no espera nada del mañana y que se limita a vivir el hoy y el ahora, me hace re ubicar todos mis principios, reorganizar mis prioridades.  Y evidencio en mi interior toda la crueldad y deshumanización del mundo actual, materialista y consumidor.
Y pienso finalmente que, un gesto tan sencillo como el que tuvo la niña, ha creado un cambio en mi interior. Algo que no ha podido ni la política, ni la religión, ni la vida en sociedad o los medios de comunicación, queda remodelado en tan sólo unos segundos.

Gracias allá donde estés.  Espero que la vida te devuelva lo que das a los demás y te haga ser feliz.