domingo, 26 de febrero de 2023

LIBREANDO


Libreando es una experiencia inmersiva en la lectura que busca sorprender al lector. A mí lo que me ha atraído para participar en ella es la incógnita de qué lecturas podría recomendarme alguien que no me conoce de nada en base a una serie de preguntas de todo tipo que puedan definir un perfil mío como lector.

Es algo interesante porque podría decir mucho de nosotros como lectores y, extrapolando un poco los resultados del test, como personas quizá.

No sé, en cualquier caos me ha parecido curiosa la iniciativa de esta start up que comenzó en plena pandemia. 

Los libros que envían son siempre de segunda mano y están en muy buen estado. La caja inicial contiene también el diario titulado RETO LITERARIO 2023, un viaje a través de la literatura en el que puedes hacer anotaciones y críticas de cada libro que se recibe mes a mes y también utilizarlo a modo de diario lector. Muy bonito y muy interesante. El mes de febrero está dedicado a Zelda Fitzgerald, esposa de Scott Fitzgerald y nos cuenta un poco de su biografía.

Recibimos también una carta personalizada, una reconstrucción de una carta histórica, una pegatina literaria y un punto de lectura.

Y lo más importante, el libro que recibiremos mes a mes. Yo el primero que he recibido es Te daré la tierra, de Chufo Lloréns, una novela que me ha sumergido en la Cataluña del siglo XI durante mi viaje por Sri Lanka y me ha tenido pegado a sus páginas. Brillante. Una lectura muy acertada.


domingo, 19 de febrero de 2023

Tú me mataste




Tú me mataste

Con tu mirada azul

Con tu sonrisa eterna

Con tu elegante pose y tu obsesiva entrega.

 

Prisionero de ti

De tu subyugante estela

Deshago mi margarita mientras mi avatar despierta.

 

Seguro de tu olvido

De tu malestar y afrenta

Te fuiste pronto

Te marchaste entera.

 

Aunque para mí estuviste muy cerca de mi arboleda

Y cuando te recuerdo firme

Cuando te dibujo escueta

Pinto tu mirada suave, inquieta.

 

La pinto porque te anhelo

Porque te recuerdo, enhiesta

Rodeada de estrellitas

De amor repleta

 

Y aunque sé que marchaste

Sin pudor ni espera

No puedo más que sentirlo

Que tú me mataste, eterna.

viernes, 17 de febrero de 2023

Eduardo Benavente - El genio detrás de la cortina

No es un secreto, para quienes me conocen y siguen en las redes sociales, que siempre he sido seguidor y fan de toda la saga en torno a Alaska, empezando por Los Pegamoides y terminando con Fangoria. En ese eje musical ha habido sinergias con otros grupos, paralelos en algunos momentos, como Parálisis permanente, Los vegetales, Gabinete muy al principio o concomitantes en otras, como todo el movimiento que surgió en los 2000, grupos como Intronautas o Family.

En esa primera época, la que fue del 79 al 83 más o menos yo era todavía muy crío y no había descubierto aún la música, lo hice allá por el 84-85, pero obviamente después sí he buceado por todo lo que se publicó en aquella época y he escuchado los discos de Parálisis Permanente, de Seres vacíos, su consecutivo y alguno de los discos en solitario de Ana Curra y también sus colaboraciones con Digital XXI.

Es casi unánime la creencia de que Eduardo Benavente, muerto prematuramente en un accidente de coche camino de Zaragoza cuando empezaba a saber lo que era el triunfo y el estrellato con mayúsculas, fue un genio de la música. Y seguramente esa sentencia está hinchada con algo del mito que se construye sobre un joven que muere prematuramente, como ha ocurrido también con Ian Curtis, cantante de Joy Division y tantas otras figuras del arte y la música malditas por su muerte temprana.

He de confesar que cuando compré este libro y comencé su lectura tenía cierto reparo. Reparo a que se me cayese el mito. Porque ya me pasó con el mencionado Ian Curtis, que facturó fantásticas canciones con su grupo pero era un tipo que dejaba mucho que desear en su trato con el resto de la humanidad. Con Eduardo no ha sido así. La imagen de chico tímido, introvertido, hiperactivo, perfeccionista y con creatividad infinita se ha confirmado. He descubierto muchas cosas sobre él, una coincidente conmigo, que estuvo interno en un colegio de Corazonistas. Eso marca de por vida!! Lo aseguro.

Siempre nos quedará la duda de hasta dónde habría llegado Eduardo Benavente y sus grupos, qué estadios habría llenado, cómo habría evolucionado con los tiempos su música o si se habría mantenido fiel a su siniestrismo. Nunca lo sabremos, pero lo que sí sabemos es que su originalidad, su autenticidad y su singularidad fueron una gota de luz en una cultura musical que comenzaba al final de los 70, que adquirió y fusionó lo mejor del punk newyorkino y del londinense, lo tamizó y trituró a través de nuestro ADN patrio y que adquirió estructura y consistencia propia, que sigue siendo recordado y escuchado cuarenta años después y desde luego que ha influenciado a cientos de grupos y artistas en los años que le sucedieron a su muerte.

Un día en Texas

Me despido en este post con el audio de la canción Un día en Texas, una de las que más ramoniana me parece. Para que las nuevas generaciones descubran que hace ya muchas décadas existían iconos rompedores con todo lo anterior, y sin redes sociales.

jueves, 16 de febrero de 2023

Como una canción de los ochenta

Es una función musical muy entretenida. Aunque siempre tengo cierto reparo sobre todo aquello que se denomine “de los ochenta”, porque hay “muchos ochentas” dentro de los años ochenta, la obra me ha mantenido con la sonrisa permanente.

Digo lo de que hay varios ochentas, siempre hablando del mundo de la música, porque hasta el 83 más o menos en el mundo del siniestrismo y del pop más oscuro. Podríamos decir que del 84 al 86 es la explosión pop, colorista y comercial y del 87 al 92 es lo que para mí es el equivalente a “Los ochenta” cuando nos referimos a ello, cinco años de riqueza musical, underground, variopinta y muy ecléctica.

En esta ocasión la función, representada en el teatro Eixample de Barcelona nos recibió a ritmo de Alaska y Dinarama, cómo no, con el himno ¿A quién le importa?. Eso nos hizo bailar y subir nuestro optimismo y tono vital a un buen nivel.

La función es la historia a través de 4 décadas (1989, 1999, 2009 y la actualidad) de dos parejas de amigos + dos personajes cambiantes según la época, sus amores y desamores, su evolución como personas, de adolescentes a adultos, acompañados en cada momento por la música que sonaba, la forma y elementos en los que se escuchaba, la indumentaria, los comentarios, etc..

Todo está muy bien ambientado. La selección de temas diría que acertada, con un buen equilibrio entre comercialidad, canciones que han pasado a la posteridad como verdaderos himnos, bastante música española, un apartado dedicado a la canción en catalán, que también me parece muy pertinente representando la obra en Barcelona y una traca final con el público puesto en pie bailando y cantando Video killed the radio star.

Los 6 actores están de diez. Muy divertidos. Cantan muy bien, interpretan, bailan, son ñoños cuando son adolescentes, serios cuando son adultos, histriónicos las más de las veces, algo que creo aporta al musical y lo hace más auténtico y por supuesto todo ello se hace cantable y bailable gracias al buen hacer de la banda de rock, formada por cuatro músicos muy competentes que realizan versiones de todos los clásicos de las cuatro épocas y se marcan algunos solos de alto voltaje.

Una función, como digo, muy entretenida, en la que he sonreído, me he carcajeado, he recordado mis años mozos, he bailado y cantado y sobre todo he aplaudido, porque el musical hay que reivindicarlo siempre, porque hay que acudir a funciones que nos transmitan buen rollo, optimismo, diversión y que nos permitan destensar el mundo intenso y acelerado en el que vivimos.

Así que muy bien, un diez para este musical:  Como dice uno de los actores refiriéndose a su antigua novia: Es como una canción de los ochenta, parece que la hubieras olvidado, cuando ya no está contigo, pero en realidad siempre la recuerdas. Pues eso ¿A quién le importa?



domingo, 12 de febrero de 2023

MEAM - Museo europeo de arte moderno

Mi visita a este museo se suma a una de las que he iniciado en el barrio del Born, centro cultural por excelencia de la ciudad de Barcelona. Tenía curiosidad por conocer el período creativo que abarca este museo así como la exposición temporal del artista José Luis Corella.

Debo decir que me ha impresionado la sencillez del espacio, un antiguo palacete que alberga una pequeña sala donde se dan conciertos de gran éxito (imposible conseguir entrada) y tres plantas de diferente extensión: La planta baja alberga la exposición temporal en cada momento, de José Luis Corella en la actualidad, el artista valenciano nacido en 1959 compuesta por 92 obras de pintura y dibujo, compuesta por paisajes urbanos, desnudos femeninos, la infancia de su hija y escenas pictóricas de gran colorido e hiperrealidad. Un realismo sensato e irracional por momentos, con gran detalle en los rostros y las manos de los personajes que sus ojos visionan.

Más interesante aún si cabe me parecieron las pinturas hiperrealistas de la primera planta, algunas de óleo sobre lienzo, otras de acrílico sobre papel encolado en madera, hipnóticas, creando un efecto óptico de perfección que se va clarificando cuando acercas tus ojos hacia la obra, hasta descubrir los más pequeños detalles que explican cómo se consigue el efecto de hiperrealismo fotográfico a una cierta distancia.

Hay autores y obras que me han fascinado, entre las que destaco: los árboles de Andrés Castellanos García, impresionantes y tridimensionales, los retratos de Eloy Morales Ramiro y Edgar Noé Mendoza Mancillas, la neurosis de Fausto Martín y el Bentley de Carlos D. Pulido.

El museo se completa con muchas otras obras de arte contemporáneo del siglo XX, con esculturas y obras menos conceptuales aunque igualmente interesantes y con una gran cantidad de retratos de distinta factura, todos ellos elaborados en la segunda mitad del siglo XX.

Si tuviera que describir con una sola palabra este museo lo haría con la palabra Hiperralismo. Es curioso que yo que soy amante del arte abstracto y geométrico, me decanto por el extremo opuesto cuando admiro arte figurativo. Y es que pueden ser los dos extremos de una misma realidad.
























sábado, 11 de febrero de 2023

Los misterios de Pittsburgh - mi crónica de lectura 35 años después

Recuerdo que leí esta novela de Michael Chabon (su primera novela y gran éxito para él) allá por 1986,  cuando estaba yo en plena adolescencia. Es curioso cómo guardamos ciertos recuerdos en nuestra memoria, en algunos casos sin tener una explicación muy concreta, podemos recrearnos en detalles de lo más específico y olvidar por completo tantas otras cosas. En mi haber, siempre he guardado como una experiencia muy placentera la lectura de este libro que por algún motivo me atrapó siendo yo adolescente y buscando mi propia identidad.

Eran las lecturas que podía conseguir yo de forma fácil en aquella época, viviendo en un pueblo en el que no había ninguna librería, comprando a través del Círculo de Lectores, que tantos libros trajo a mi casa de adolescente.

Los misterios de Pittsburgh nos habla del tránsito de la adolescencia a la madurez de tres protagonistas, Art, narrador en primera persona que cabalga entre dos amores, uno hacia Artur, su amigo incidental y otro hacia Phlox, la chica perfecta. Es muy interesante cómo el autor, Michael Chabon instala esta historia de relaciones personales, amorosas, celos y demás en el ambiente de Pittsburgh más cercano a la camorra, a las pequeñas mafias de la época y lo circunscribe en un marco familiar nada halagüeño para Artur.

Chabon utiliza un lenguaje muy desprejuiciado, muy de la época en que fue escrito. ¡Quién nos iba a decir a nosotros que retrocederíamos tanto en el siglo XXI hacia esta hipercorrección política que nos rodea…! Art y Arthur viven su relación con naturalidad, con cordialidad y con una sexualidad sin límites, y lo mismo le ocurre a Arthur cuando está con Phlox. La forma en que describe su sensualidad es naif a la par que precisa y es quizá la relación hetero entre ellos la que presenta más aristas y complejidad.

Leer esta misma novela 35 años después me ha hecho confrontar el recuerdo que guardaba de ella con mi experiencia actual, de 2023. Debo decir que no me ha defraudado. Pequeñas esencias de lo que mi memoria guarda, de esa búsqueda de identidad que siempre buscamos se han encontrado con el texto y han hecho “match”. Así que creo que su lectura se va a convertir en un recuerdo ya imborrable.

sábado, 4 de febrero de 2023

Descubrimiento musical de febrero-2023: NORMAN BROWN

 

https://www.youtube.com/watch?v=U1_EDIewFco

Este invierno el frío intenso y la vuelta a mis viajes internacionales de largo recorrido me ha conducido a la búsqueda de músicos de jazz contemporáneo que me calman el espíritu y me dan sosiego cuando afronto el estrés de un viaje de trabajo.

Y así he descubierto a un músico de mi quinta, buena cosecha 1970 por cierto, Norman Brown, compositor, guitarrista y vocalista de Shreveport, en Louisiana. Sus primeros pasos en la música fueron a través de versiones de estándares de Jazz clásico tocando la guitarra con la que comenzó muy pronto, siendo un niño intentando emular a Jimmy Hendrix, George Benson o West Montgomery.

Y en 1992 salta a la fama con su primer disco titulado Just Between Us, en el que colaboró con grandes artistas del Jazz, con temas propios y versiones de Earth Wind and Fire y de Steve Wonder, nada menos.

Pero fue en 1996 con su disco After the Storm cuando saltó realmente al elenco de las listas de Jazz contemporáneo, al ser nominado como disco del año y permanecer en las listas durante más de dos años.

Ha ganado muchos premios, como el American Jazz Award de guitarra en jazz contemporáneo o el Grammy en 2002 con su disco Just Chillin.

En 2002 se unió al supergrupo de jazz contemporáneo  BWB, junto al saxofonista Kirk Whalum y al trompetista Rick Brown y desde entonces ha alternado sus colaboraciones en este grupo con sus discos en solitario.

Y sus colaboraciones actuales incluyen nada menos que a Peter White o Jeff Lorber.

Mi descubrimiento ha sido a través de su disco After the storm, de 1994, con una canción inicial, Take me there, en la que hace presentación de su enorme capacidad musical como guitarrista, una forma de atraparme que me ha llevado a escuchar ya muchas veces el álbum entero y poco a poco ir descubriendo los posteriores, siempre a camino entre el jazz contemporáneo, el R&B y el soul, una mezcla que a mí me parece perfecta, como perfectos son los momentos que paso mientras lo escucho y leo un buen libro.

Recomendación para febrero.

miércoles, 1 de febrero de 2023

TERCER CUERPO - mi crónica teatral

Este domingo acudimos a la programación del Teatro Francisco Tárrega para ver esta obra de teatro titulada Tercer Cuerpo, cuyo máximo reclamo era la popularidad de sus cinco intérpretes: Natalia Verbeke, Carmen Ruiz, Carlos Blanco, Nuria Herrero y Gerardo Otero.

La obra plantea una trama en la que el espacio y el tiempo se deshacen y mezclan en un único escenario. Las conversaciones se alternan sin transiciones con todos los personajes en el escenario, de forma orgánica y sin estructurar. Una oficina destartalada, la casa de una pareja, un bar y una consulta médica son las cuatro escenas donde se desarrollan los diálogos entre ellos que finalmente confluyen en una unidad para los cinco protagonistas.

Hay cierta desigualdad en el poder escénico de ellos. Obviamente la actriz con más vis cómica, Carmen Ruiz es la que se merienda el escenario con su genialidad, su verborrea y su gestualidad más auténtica. Los otros cuatro actores le siguen, muy por detrás en mi opinión, quizá porque sus guiones también lo hacen o simplemente han sido escritos así.

Es interesante comprobar como tiene un importante protagonismo todo lo que no se ve en escena, pero con lo que se dialoga: los jefes de la oficina, la doctora del centro de fecundación, el camarero o el amante en el bar. Son ausentes que dan sentido a los monólogos y que enriquecen la actuación de los mismos.

La trama narrativa es muy sencilla y la forma en que al final los cinco protagonistas confluyen en una escena común es, en mi opinión, un poco forzada para que ello ocurra.

A pesar de todo la obra ofrece muchos momentos de sonrisa, algunas buenas carcajadas, ternura e incluso tristeza, algo difícil en un mismo texto.

Lleno hasta la bandera en el teatro de Benicàssim como suele suceder cuando se programa una obra de teatro que gira por territorio nacional. Más se deberían programar, en mi opinión porque el público benicense siempre responde.