martes, 31 de julio de 2018

PAPÁ ESTADO

Hoy he estado escuchando a un político regional cómo estaba potenciando con políticas locales el desarrollo del mundo rural. Más que potenciarlo lo que ha dicho que estaba haciendo era rescatarlo del abandono al que generaciones de políticos lo han condenado.
Y es que las sucesivas políticas liberales de partidos conservadores y pseudoprogresistas, unidas a las directrices ultraliberales de la Unión Europea han supeditado a la “rentabilidad” todas las acciones de apoyo social que se habían comenzado a principios de la democracia.
Es una falacia que todos los españoles tengamos los mismos derechos. No es cierto que una persona que vive en una pedanía de Cuenca tenga los mismos derechos que otra que vive en una gran urbe. Es triste pero cierto. No tiene acceso a los mismos servicios ni atención ciudadana básica que otra que viva en una ciudad. Y la entrevista de radio que he escuchado me ha recordado las veces que he pensado y defendido por qué tiene que haber “un estado”. O sea, por qué el estado ha de tener un cierto tamaño que no deje al libre albedrío y competencia del mercado los servicios y la atención de sus ciudadanos.
El ejemplo más característico es el de RENFE. SE habla ahora de la posible privatización del sector ferroviario para fomentar la competencia con empresas privadas que “agilicen” y movilicen el sector. Es algo de lo que estoy totalmente en contra. Es decir, la competencia no siempre es buena. Y no es buena cuando la empresa en cuestión a privatizar ha de dar un servicio a todos esos españoles que, de no ser por ella, jamás podrían tenerlo.
Es evidente que si RENFE se privatiza, habrá un número ingente de servicios de tren a pequeños pueblos y rutas que por ser deficitarias se eliminarán en aras de esa “rentabilidad”. Y sí, son deficitarias, pues tienen muy pocos viajeros, pero tienen que existir para dar a esos viajeros el servicio al que tienen derecho. Y eso solo lo puede hacer y cubrir PAPÁ ESTADO, o sea, todos nosotros y la solidaridad interregional.
Ocurre lo mismo con la asistencia sanitaria o educativa. ¿Por qué en una zona de pequeños pueblos con ya muy pocos niños, se les obliga a viajar decenas de kilómetros para acudir a una escuela, con la excusa de que “no es rentable” abrir una para tan pocos alumnos? Acaso esos niños no tienen el derecho per sé, de tener acceso a la educación cerca de su casa. No es tan algo el coste de hacerlo, si lo comparamos con los rescates de obras faraónicas que hemos tenido que pagar entre todos, como rescates de autopistas radiales, explotaciones de gas, o rescates bancarios. Para eso nunca se utiliza la palabra rentabilidad, para socavar los derechos sociales sí.
Por eso España se despuebla, por ello cada vez hay más pueblos fantasmas, abandonados por sus habitantes, que no encuentran respuestas en una clase política alejada del mundo real, el que siempre ha nutrido España, el de sus pueblos y gentes.
Sin entrar en ideologías, tendría que haber un partido fuerte que defendiese la base de la sociedad española, sus tradiciones, sus pueblos y costumbres, lo que no está reñido con la modernidad y con el deseo de evolución y mejora. Todo lo contrario, es precisamente en esos pueblos, en los que esa evolución y mejora tendría que comenzar y dejar de mirarse tanto el ombligo de las grandes capitales.

Y todo esto lo dice uno que renegó en su día de su pueblo, que le parecía lo peor y al que ha vuelto después de tiempo, ha sabido valorar la vida tranquila y cotidiana, la de verdad, la de las personas de bien que simplemente quieren ser felices y vivir sin problemas, pero eso sí, con los mismos derechos que todos los demás.

domingo, 29 de julio de 2018

PEACOCKS - Nuestro periquito y los sentimientos

Parece mentira que un adolescente que roza los trece años y el metro setenta, se comporta de forma tan bruta a veces, y tiene un vozarrón que ya querrían muchos adultos, manifieste una sensibilidad tan delicada cuando hablamos de los afectos.
Y es que en las dos últimas semanas hemos tenido a nuestro periquito Peacocks (PIccoxx como lo llamaría él) enfermo. El pobre estaba como amodorrado, con la cabeza apoyada en el palo donde a duras penas se sujetaba. No podía volar y cuando tenía que subir al palo o al comedero lo hacía trepando con el pico. Dejó de comer y beber y se infló como un globo, temblando sin parar.
Lo descubrimos una mañana cuando lo sacábamos a la terraza a disfrutar del aire de la mañana y enseguida nos dimos cuenta de que no estaba bien.
Peacocks lleva en nuestra familia ya dos años y cuando nos sentamos a desayunar a su lado, mi hijo no pudo aguantar más la emoción y rompió a llorar. Llorar de pena por la incertidumbre de qué es lo que le iba a pasar y porque nunca habíamos tenido un animal enfermo en casa.
Decidimos ir al veterinario esa misma mañana pero no le encontró nada reseñable, así que se limitó a recetarnos un antibiótico y una papilla de cereales que tuvimos que darle con jeringuilla ya que Peacocks había dejado de comer y beber.
Y a esa tarea tan delicada, la de coger con la mano un pequeño pajarillo, frágil y enfermo, es a la que nos encomendamos mi hijo adolescente y yo. Establecimos unos turnos de bebida (con antibiótico) y comida (papilla) cada 3 horas. Lo cambiamos a una jaula más pequeña para poder cogerlo sin que se hiciera daño y para aislarlo de Rainbow (nuestra periquita amarilla) y con esa cadencia, le dábamos de beber y comer. Al principio Peacocks se negaba, me picaba, nos agarraba el dedo con el pico y se defendía, pero poco a poco imaginamos que entendió que estábamos haciendo algo bueno por él. Al final de la semana de tratamiento conseguimos que nos abriese el pico para tomar la papilla y nos mirase con cara simpática. MI hijo cada vez estaba más contento, de ver que nuestro periquito se recuperaba, y poco a poco dejaba de temblar y de estar tan torpe. Además, empezó a comer por sí mismo lechuga y alpiste y comenzó a moverse por la jaula y a trepar por la reja.
Y cuento toda esta experiencia para valorar lo importante de los afectos a todos los niveles, para entender la importancia que la conexión que podemos tener con un simple pájaro nos hace sentir familia, nos hace cuidarle, nos hace preocuparnos y dedicar el tiempo necesario a darle de comer, a darle su tratamiento, a verificar que mejora poco a poco y sobre todo a sentir que no estamos tan deshumanizados como la tecnología o el mundo acelerado que vivimos pudiera hacer pensar. No. Seguimos siendo seres humanos, con sentimientos, con sensibilidad, con amor y con la debilidad de derramar unas pocas lágrimas cuando vemos que nuestro Peacocks no estaba bien.

Pero todo ha pasado, mañana lo volveremos a pasar a la jaula grande, con Rainbow, que tanto lo ha echado de menos esta semana y con quien, estamos seguros, se sentirá de nuevo en familia, en casa.

domingo, 22 de julio de 2018

THE POP KIDS – PET SHOP BOYS en el FIB

 Ayer fuimos testigos en el FIB, mis hijos preadolescentes de diez y doce años y yo, de por qué la música hecha con calidad, con arte y con transgresión transciende las generaciones, las nacionalidades y los gustos del ser humano.

Y es que ver triunfar como ayer vimos a un grupo que lleva ya 35 años en los escenarios y ha vendido más de veinticinco millones de discos es mucho decir. Y me refiero a triunfar, no a hacer un concierto de grandes éxitos, los éxitos masivos de los ochenta, sin ninguna dedicación al fan ni interés por sacar discos en los últimos años como han hecho otros tantos grupos-dionasaurios. Los Pet Shop Boys no son de éstos, sino todo lo contrario. Con una carrera mucho más brillante en mi opinión en los años 90, y una muy digna trayectoria desde el año 2000, han seguido sacando discos hasta el último álbum publicado en 2016 titulado Super con supersingles de pegada mundial como The Pop Kids, apodo con el que se les conoce en Londres y desde luego en medio mundo porque lo son, para mí son los indiscutibles niños pop que han ensalzado este tipo de música hasta convertirla en una música perfecta.

Pet shop boys fueron acusados en sus comienzos de falsos, de no realizar directos, de hacer música enlatada. Nada más lejos de la realidad. En momentos como este en el que la electrónica es fundamental de los grupos de post-rock y de influencia masiva, ellos la saben imbricar con melodías pegadizas, letras pop y una puesta en escena visual con creaciones de videoarte de perfección sin límite. Lo de ayer fue mucho más que un concierto, fue un evento audiovisual, en el que la parte videográfica, luminosa y de efectos escénicos estaba al mismo nivel artístico que la musical.

Neil Tennant y Chris Lowe están más en forma que nunca. Parecen un grupo de los dosmildiez, o sea de ahora, no parecen un grupo de los ochenta, ni de los noventa, parece que han lanzado su primer disco hace poco y eso es porque su música es atemporal, sus arreglos electrónicos conectan con los jóvenes, con los de más de treinta, de cuarenta, de cincuenta y hasta de sesenta, porque su musicalidad es eso, arte en estado puro.

Son un ejemplo de trayectoria, de evolución coherente con la edad que adquieren y de indudable implicación y dedicación a su público. Ya querrían otros muchos grupos míticos estar a este nivel.
Ayer Pet shop boys compitieron muy dignamente en público con The Kooks, banda que atrajo a miles de fibbers jóvenes, muchos de veintitantos y otros no tan jóvenes. Mantuvieron la explanada llena, la gente bailó sus canciones en un concierto que se nutrió de temas de sus últimos discos, de los dosmil y pico. Pocos singles masivos de los 80 y 90 lo que aún dignifica más su apuesta por la innovación y por el tren del que tira el Fib.


Si ya era fan de Pet Shop boys, creo que ayer, nos hicimos mucho más “fans” los tres, Izan (doce años), Adrián (10 años) salieron canturreando …. They call us the pop kids……cause we love the pop hits…. Y yo.

martes, 17 de julio de 2018

El hombre que se enamoró de la luna – Mi crónica de lectura

Llevaba muchos meses detrás de este libro. Me había sido recomendado por varios amigos, había leído muy buenas críticas sobre él y cuando Verónica Segoviano lo recomendó como su libro preferido en su ENTREVISTA SINGULAR me lancé a comprarlo sin pensarlo más.

Tom Spanbauer crea un personaje frágil, desde mi punto de vista, llamado Cobertizo, también conocido como Afuera-en-el-Cobertizo o Duivichi-un-Dua que nos contará su episodio vital hasta el descubrimiento de quién es él realmente. Y aunque de la lectura de la novela uno puede ver que Cobertizo será un niño-hombre curtido en la vida, que aguanta episodios muy duros, crueles y deshumanizados las más de las veces, y lo supera todo con valentía y hasta con normalidad, yo veo en él un subyacente, su dolor, su soledad temprana, su querer agradar a los demás y su incomprensión en muchos momentos de lo que el mundo le depara.

Es para mí el mayor acierto de la novela de Tom la utilización de los nombres. Los nombres indios y mormones con los que “bautiza” a todos los personajes y elementos que pululan por la trama de la novela. Son explícitos, reconocibles, obvios y nutren a la historia de verdad, de esencia singular.

Por supuesto, el mundo propio imaginado del autor es completamente evocador, reservas indias de la américa profunda a finales del siglo XIX en las que la homosexualidad y la libertad sexual en todas sus posibilidades deambulan con absoluta normalidad en el escenario por el que transitan sus personajes. Resulta paradójico, a veces surrealista y las más de las veces motivador, mezclar búfalos con pollas, travestis con hombres-con-agujero-de-mujer, mormones ultra religiosos, hoteles pintados de rosa, relaciones incestuosas, indios de ojos verdes, prostitución masculina y femenina, sin protección, claro, estamos en el siglo XIX…montañas desiertas, cuerpos masculinos afeitados, maternidad compartida, elementos gore, maltrato femenino, leyendas indias y sheriffs deshumanizados. Es lo más parecido a un western-punk que jamás he leído.

La lectura de El hombre que se enamoró de la luna, por cierto, solo el título ya es motivo suficiente para abordar esta novela, ha supuesto una explosión de múltiples sensaciones, sorpresa, risa, admiración, sonrojo, indignación, y sobre todo ternura hacia Cobertizo y su mundo.

Cuando la novela se acerca a su final y a crees haber asimilado la enormidad de la historia, el final te deja sin palabras, aturdido y sin saber si lo que has leído es realmente lo que deberías haber leído.


Creo que me voy a lanzar a por otra de sus novelas: La ciudad de los cazadores tímidos, no me digáis que con un título así no os apetece leerla!!!

viernes, 6 de julio de 2018

AL MUTAMID - AMOR ETERNO

Os presento el relato que escribí para la VIII Microquedada relatista de Sevilla celebrada con gran éxito este año 2018. La recopilación y edición realizada por MD Rubio de Medina de forma magistral.
El reto era escribir un relato basado en un personaje de la historia de Sevilla. Yo elegí a AL MUTAMID.
La organización estuvo de diez, todos los que dedicaron su tiempo y esfuerzo nos ofrecieron una microquedada fabulosa donde pudimos compartir amistad, charla, literatura, risas y buena comida!!
Un bonito recuerdo que ya nos emplaza al a XIX Microquedada gallega.
Espero que os guste mi relato!


jueves, 5 de julio de 2018

Soy real

Beatriz había decidido tirar la toalla. Harta de no encontrar ropa para su talla, después de seguir todo tipo de dietas, tratamientos personalizados, visitas a endocrinos, tablas de entrenamiento y alimentación macrobiótica, y de que fuese objeto de chanzas y burlas por doquier, de humillaciones en la red, de desmesuradas críticas por su aspecto y su peso, un buen día se plantó delante de su espejo, desnuda, se miró y se dijo a sí misma.

—Pues esto es lo que hay. Soy flaca. ¡Qué le vamos a hacer! No hay Dios que me haga engordar ni que me dé curvas. Plana por delante y por detrás cual espagueti andante. ¡Para colmo este grano en la punta de la nariz, joder! Y ¿me ha salido un poco de bigote? Pero si me hice el láser en sesiones interminables…Ostras, lo peor es lo de las costillas, mi cuerpo parece una espaldera, se pueden hasta contar. ¡Ay qué piel tan blanca, y es que yo paso del blanco al rosa bermellón en menos de una hora! Y lo peor, lo más friki, mi ombligo hacia afuera. ¿Se puede tener más mala suerte? ¡Seguro que a mi madre le tocó el peor ginecólogo de su promoción!

—Nada, lo tengo que admitir y asumir, también soy fea. ¿Y qué? ¿Acaso los miles de tíos que actúan como youtubers o instragramers que circundan la red son modelos musculosos? Pues claro que no. Hay cada cardo por ahí que tira de espaldas. Y sin embargo, nadie les critica por su aspecto. Yo soy fea y rica, ¿eh? Que conste, porque el millón de seguidores que tengo en Instagram y mi canal de youtube: Beatrácica galáctica lo peta a diario. Y vivo de puta madre, pero siempre con mi máscara virtual.

Inmediatamente después cogió su cámara fotográfica, se hizo un selfie que no dejaba lugar a dudas sobre lo que mostraba y lo colgó en todas las redes sociales en las que participaba. Y lo subtituló así:

“Si lo que estás mirando te deja perplejo, sin aliento, o quizás estupefacto, tranquilo. No le pasa nada a tu vista, simplemente he utilizado el filtro de la realidad, y al fin me vais a ver como yo soy, sin más, real. ¡Y ahora vas y lo cuentas!