Llevaba muchos meses detrás de este libro. Me había sido
recomendado por varios amigos, había leído muy buenas críticas sobre él y
cuando Verónica Segoviano lo recomendó como su libro preferido en su ENTREVISTA
SINGULAR me lancé a comprarlo sin pensarlo más.
Tom Spanbauer crea un personaje frágil, desde mi punto de
vista, llamado Cobertizo, también conocido como Afuera-en-el-Cobertizo o
Duivichi-un-Dua que nos contará su episodio vital hasta el descubrimiento de
quién es él realmente. Y aunque de la lectura de la novela uno puede ver que
Cobertizo será un niño-hombre curtido en la vida, que aguanta episodios muy
duros, crueles y deshumanizados las más de las veces, y lo supera todo con
valentía y hasta con normalidad, yo veo en él un subyacente, su dolor, su
soledad temprana, su querer agradar a los demás y su incomprensión en muchos
momentos de lo que el mundo le depara.
Es para mí el mayor acierto de la novela de Tom la
utilización de los nombres. Los nombres indios y mormones con los que “bautiza”
a todos los personajes y elementos que pululan por la trama de la novela. Son
explícitos, reconocibles, obvios y nutren a la historia de verdad, de esencia
singular.
Por supuesto, el mundo propio imaginado del autor es
completamente evocador, reservas indias de la américa profunda a finales del
siglo XIX en las que la homosexualidad y la libertad sexual en todas sus
posibilidades deambulan con absoluta normalidad en el escenario por el que
transitan sus personajes. Resulta paradójico, a veces surrealista y las más de
las veces motivador, mezclar búfalos con pollas, travestis con
hombres-con-agujero-de-mujer, mormones ultra religiosos, hoteles pintados de
rosa, relaciones incestuosas, indios de ojos verdes, prostitución masculina y
femenina, sin protección, claro, estamos en el siglo XIX…montañas desiertas,
cuerpos masculinos afeitados, maternidad compartida, elementos gore, maltrato
femenino, leyendas indias y sheriffs deshumanizados. Es lo más parecido a un
western-punk que jamás he leído.
La lectura de El hombre que se enamoró de la luna,
por cierto, solo el título ya es motivo suficiente para abordar esta novela, ha
supuesto una explosión de múltiples sensaciones, sorpresa, risa, admiración,
sonrojo, indignación, y sobre todo ternura hacia Cobertizo y su mundo.
Cuando la novela se acerca a su final y a crees haber
asimilado la enormidad de la historia, el final te deja sin palabras, aturdido
y sin saber si lo que has leído es realmente lo que deberías haber leído.
Creo que me voy a lanzar a por otra de sus novelas: La
ciudad de los cazadores tímidos, no me digáis que con un título así no
os apetece leerla!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aguardo tus comentarios: