Comencé esta novela en el aeropuerto de Singapur con una
cierta inquietud tras leer la dedicatoria que su autor me escribió durante la
firma de libros: “Esperando que este viaje te resulte tan incómodo como emocionante”. Incomodidad
y emoción me parecían dos sustantivos incompatibles para un mismo texto. Al
principio sentí esa incomodidad, pero no por la historia en sí, sino por su
estructura. Esa doble (y yo diría casi triple) vertebración de capítulos me
hizo estar un poco perdido al comienzo. No entendía muy bien quién era quién y
por qué contaba lo que estaba leyendo. Menos aún comprendí las notas a pie de
página finales de algunos capítulos. Sin embargo esa incomodidad inicial dio
paso a la emoción, la intriga, la incredulidad, diría, por momentos. Una
sensación de que cada uno no parecía ser quien era según lo que relataba, de
que el autor estaba jugando conmigo para confundirme, intentando hacerme creer
que quien parecía una cosa representaba en realidad la propia del otro
personaje. Y además, dejando por sentada su deseada asepsia en la presentación
de los mismos.
Además, el lenguaje inicial, la descripción de la
cotidianidad castellonense, tan cercana, tan reconocible, me hacía avanzar
cómodo, en un entorno próximo. En la
página 107 el autor dice “sigo sin conseguir que me caiga mal” y es eso
justamente lo que me ocurría a mí mientras avanzaba en la lectura. A la vez que
conseguía que “cada vez me cayese peor el otro personaje”.
La realidad que narra es rotunda, actual y perversa y
siempre nos remueve un poco más las entrañas que cada día nuestro noticiero
televisivo se encarga de acostumbrar.
El libro lo empecé como he dicho en el aeropuerto de
Singapur y lo terminé al llegar a Yakarta, de una sentada, de un tirón. No me
dejó abandonar su lectura. Esa trenza de historias me obligó a continuar hasta
el final, redondo y yo diría que plausible a la vez que real.
Yo he decidido que quiero que sea real y a la propuesta que
Raúl nos hizo en el Corb sobre qué opinaríamos cuando lo terminamos, mi
respuesta es que dos.
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