Nunca había acudido a un concierto con paraguas, pero la
tarde del pasado viernes en Barcelona resultó monzónica, quizá algún seguidor de
The Cure había entonado antes la melodía de Prayers
for Rain. La cuestión es que llovía copiosamente y eso hizo que aún llegase
más deprisa a la sala La Bóveda. Era mi
primera vez en este local que me pareció de un tamaño idóneo, suficientemente
grande para acoger a unas 300-400 personas , con muy buen sonido, ambientación y distribución que permite estar cerca del grupo que
actúa en cualquier momento.
Era también la primera vez que iba a ver actuar a OBSCURE.
Acudía con un auto-handicap, el del
hecho de tener todavía muy reciente en la memoria el concierto de los Cure en
Barcelona que fue espectacular. Con eso y con todo, lo que ya había visualizado
por la red sobre OBSCURE prometía.
El concierto tuvo una evolución lógica en mi opinión.
Comenzaron con las canciones más oscuras. Su actuación ofreció un sonido
rotundo, fiel al original que envolvió la sala de melodías lánguidas y pausadas.
Sonó brutal Shake dog Shake, y otros cuantos temas protagonizados por una
batería dominadora, que comenzaba y terminaba las canciones, el bajo de Carlos
mecánico, guiando la melodía de forma esquemática, como lo hacen los Cure, y
ofreciéndonos una pose más parecida a la de los Clash, más estático y no tan
saltimbanqui como Simon Gallup (que a veces marea) y que yo agradecí
sobremanera a Carlos.
Sonaron canciones oscuras como One hundred years y pequeñas joyas poco habituales como The drowning man, sencilla, quieta y
pesimista, como a mí me gusta.
Obscure pasaron a una segunda parte más pop, y ahí la sala
se vino arriba. Todo el mundo bailando las melodías de The Walk, Just Like Heaven, Lullaby, Pictures of you y el hit con
el que descubrí a los Cure (y que me convirtió en cierta forma en lo que soy), Why can’t I be you? Los cuerpos desinhibidos,
coreando las letras archiconocidas y disfrutando de las melodías entrelazadas
que tan bien ejecutaron Marcos y David.
La traca final llegó después de la dedicatoria que Horacio nos
hizo a todos los miembros de Hispacure y consistió en los mejores y más
conocidos singles: A forest, Friday I’m
in love, Boys don`t cry y Killing an Arab que sonó más actual que nunca 38
años después de haber sido compuesta.
La actitud, la pose, la voz y los diferentes sonidos
guturales de Horacio son auténticos, te enganchan,te animan a quererle, a
idolatrarle y a pedirle más y más.
Una noche memorable, en la que OBSCURE ganaron un fan
incondicional conmigo, una, en la que conocí a Ernest Cure, un crack y con el
que espero en futuro próximo hacer una acción cultural relacionada con mi
novela en la que The Cure son también protagonistas y a otros miembros más que
interesantes de Hispacure, comunicada a la que me sentí inmediatamente
integrado.
Os doy la enhorabuena, OBSCURE!!! Habéis dado la talla
sobradamente y habéis conseguido algo difícil, que me olvidase por completo del
concierto de los Cure en Barcelona.
Termino mi crónica del concierto con una pregunta: ¿Para
cuándo alguna composición propia?
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