jueves, 25 de marzo de 2021

ENTREVISTAS SINGULARES-99: ANTONIO ARBELOA

Antonio Arbeloa es un ESCRITOR SINGULAR. En esta ocasión esta etiqueta que ha caracterizado las Entrevistas Singulares, que van tocando a su fin, se queda muy corta, ya que podría decir que es un actor, director, poeta, presentador, comunicador y artista singular. Un pleno al mundo de la comunicación y la cultura con mayúsculas que tenemos la fortuna de disfrutar en nuestra tierra y yo el privilegio de conocer.

Hablar de Antonio implica sentarse, con calma, con una copa en la mano, con el sosiego de la noche y de la conversación larga, y discurrir por todas las disciplinas por las que transita, cada cual mejor que la anterior, y de las que se pueden conocer tantos Antonios como creaciones lleva a cabo.

En mi caso particular lo reconozco en tres. La primera fue como hombre de teatro, en varias funciones que ya hemos podido degustar en los escenarios de Castellón, siempre defendiendo el teatro no profesional y batallando para se le otorgue el lugar que merece. Asistir a sus funciones despierta siempre una sonrisa, la de la cotidianidad, la evasión de los problemas y la diversión. Si todavía no lo habéis ido a una de sus funciones no os lo podéis perder.

La segunda fue como comunicador y presentador de su longevo programa emitido en TEVE 4, Quadern en Blanc, por el que han (y hemos) transitado una buena parte de las gentes de la cultura, la divulgación y el deporte de Castellón, un magazine educativo, informativo y muy entretenido en el que Antonio derrocha generosidad y savoir faire para contribuir a la difusión y promoción de la cultura.

Y la tercera como escritor. La primera novela que leí fue Los alrededores del olvido, una magnífica novela sobre cómo llegar a los límites del concepto de amor y de lo que se puede llegar a hacer por él.

Antonio acaba de publicar su nuevo libro, en este caso uno de teatro titulado: Los lunes se dan clases de tango, finalista a los Premios de la Crítica Literaria Valenciana este año (te deseamos mucha suerte) que esperamos ver muy pronto como montaje teatral por los teatros de Castellón, porque ya tenemos mono, de asistir al teatro, y de ver a Antonio en los escenarios.

En esta ocasión compartimos un fragmento del primer capítulo de su última novela publicada, titulada Y después vino la vida, para que os pique la curiosidad y descubráis su actividad literaria a todos aquellos que lo conozcáis desde otra perspectiva.

Y para que conozcáis un poquito más a su autor, una breve entrevista a continuación.


Capítulo 1 – Castellón 2018 

(Novela: Después vino la vida)

Cuando la vida de tu padre ha sido más emocionante que la tuya, te sientes como un fracasado.

Conste que lo digo ahora, frente al cuerpo presente de mi progenitor, más presente que nunca porque está muerto, envuelto en un sudario blanco dentro de una caja abierta, expuesto a la curiosidad morbosa de familiares, amigos, examantes y allegados, vestido con un traje chaqueta anacrónico y de una talla excesiva para su delgadez, sin duda de cuando era más joven, aunque su vientre, ahora recosido, acuse la hinchazón característica de los cadáveres recientes y no responda a su aspecto habitual, al que nos tenía acostumbrados últimamente, lo cual, teniendo en cuenta que el sudario solo nos permite verle de cintura para arriba, es mucho decir.


ENTREVISTA SINGULAR

1.- ¿Cuál es el principal motivo que te empuja a escribir? ¿Recuerdas cuál fue la primera vez que comenzaste algún texto? ¿Lo guardas todavía? ¿Te atreverías a publicarlo a modo de relato?

Lo recuerdo perfectamente. Tenía 14 años y escribí mi primer poema. Hablaba de un payaso que había tenido una gran pérdida, pero que tenía que salir a escena a hacer reír al público. Era malísimo aquello. El relato sería así: Amo lo que he perdido, pero también amo mi oficio y a la gente. Que mi dolor se convierta en amor esta noche. 

2.- Imagina que tuvieras la posibilidad de publicar un libro con una editorial de tirada nacional y tuvieses libertad para elegir el género y la temática. ¿Cuáles serían y por qué?

Sería una inconmensurable novela de amor. Algo muy cursi, muy ñoño. Un amor aparentemente imposible, pero que superase todos los obstáculos. Y que acabase bien. La gente que me lee me pide que escriba como lo hago, pero que acabe bien alguna vez.

3.- Te pido que seas tu crítico/a más duro/a. Dinos qué se te da peor a la hora de escribir y cómo intentas resolverlo.

Lo peor es crear el espacio y el tiempo para escribir. No soy nada disciplinado en eso. Debería cambiar, pero me temo que sea tarde. Sí que es cierto que cuando me siento no hay relojes ni interrupciones. No releo al momento. Si es poesía no me levanto hasta que el poema no está concluido. Si es teatro, hasta que la escena no cuadre, y si es novela, hasta que el capítulo esté cerrado. Entonces ni como ni duermo dure lo que dure ese proceso. Es muy duro. No sólo acaba doliendo el cuerpo, también el alma. Pero si sientes ese dolor es que ha ido bien. Que el tiempo ha sido bien empleado. 

4.- ¿Cómo sería tu presentación ideal de un libro? Quiero decir, qué elementos tendría que tener para que resultase interesante, amena y entretenida.

Cada vez estoy más convencido que cuanto más corta mejor. Y que hable el autor. A veces nos empeñamos en traer a entendidos que hablen antes, y cuando llega el turno del autor, la gente, que su mayoría han venido por amistad o compromiso, ya llevan cuarenta minutos de cháchara. Cuanto más breve sea el discurso y antes se llegue a la copa de cortesía, si la hay, y a la firma de ejemplares, mejor. 

5.- Hoy en día el número de publicaciones es enorme. Tanto digital como en papel, resulta muy difícil elegir qué leer ya que normalmente nuestro tiempo de lectura es limitado. En tu caso, ¿cuál es el criterio que sigues para la elección de una próxima lectura?

Pues te diré que por el tema de la realización del programa Quadern en Blanc tengo al menos que ojear mucho libros de autores locales, ahora también de Valencia, para preparar las entrevistas.

Luego está el tema de los clásicos, que para mí son una fuente constante de lectura. Y ya considero clásicos hasta los novelistas americanos y europeos de mediados del siglo XX, dramaturgos españoles hasta los 70-80, y poetas de esos mismos tiempos.

En cuanto a la literatura actual soy un ave rara. Prescindo totalmente de la novela negra, la histórica, la romántica, la erótica, los bestsellers, etc. Es algo que ya agota.

Leo mucha poesía, libros de viajes, novelas sobre la condición humana, teatro, y cosas así. Pero nunca voy a la librería a mirar o buscar. Cuando voy, ya tengo claro lo que quiero. 

6.- Vivimos en el mundo de la hiper conexión. ¿Utilizas las redes sociales? Cuáles son las que te parecen más interesantes y por qué.

Con todo lo reacio que era con ese tema, y ya ves, totalmente enganchado. Eso sí, no para gilipolleces de postureo o de mostrar la paella de los domingos. Nada de eso. Pero para anunciar los programas de cada semana, o mis eventos literarios, o las actuaciones de teatro. Con eso no paro. Público cosas tres o cuatro veces por semana.

Uso mucho Facebook, algo menos Instagram. Y ya está. Eso sí, para preparar Quadern en Blanc, contactar con los invitados o invitadas, charlar, preparar las entrevistas, etc, estoy horas al día enganchado. No sé si es bueno o malo. Pero sin las redes sociales no podría llevar una vída cultural tan intensa como la que llevo, aparte de la familia, el trabajo, la vida personal. Opino que las redes sociales bien usadas no son buenas ni malas, son necesarias. 

7.- ¿Cómo te calificarías como lector/a? ¿Qué géneros te gustan? Y ¿en qué momentos disfrutas de la lectura? 

Gran lector.

La sentencias de las Salas de lo Contencioso-administrativo del Supremo y de los TSJ por mi trabajo.

La poesía, desde la generación del 27 hasta nuestros días.

El teatro de todas las épocas y nacionalidades.

Libros de viajes, incluidas guías turísticas.

Novelas sobre la condición humana de cualquier época.

No tengo horario ni fecha en el calendario para leer. Fuera del tiempo dedicado a la familia, al trabajo, al ejercicio, suelo estar leyendo y escuchando música. 

8.- ¿Cuál es tu secuencia a la hora de estructurar una novela, o el género que escribas? Me refiero a cuál es la cadencia de creación: ¿Primero los personajes, o el conflicto principal, o el final, o cómo lo acometes?

No me siento a escribir si no lo tengo todo cuadrado. Los personajes, el tema con su inicio, desarrollo y resolución, los ambientes, etc. Dejo muy poco a la improvisación. En la poesía algo más, pero en novela, que escribo por capítulos, tengo hasta visualizados los párrafos antes de acometerlos. Y en teatro lo mismo. Es como si hubiese visto ya la obra como espectador, cómodamente sentado en una butaca de la tercera fila de platea, y llegase a casa y volcase sobre el papel el texto escuchado y las acciones vistas a los actores y actrices. 

9.- Me gustaría que definieses ese momento en el que das por finalizado un libro. El momento final, cuando recibes las galeradas y les das el último ok.

Las galeradas se las dejo a los correctores, el último ok al editor. Para mí el momento último es cuando escribo el punto final de la obra de teatro, del poemario, de la novela. Entonces pongo la fecha, desde entonces la obra no es mía ya. Siento un escalofrío propio de una responsabilidad muy particular. Es decir: " Ya estás, ya eres algo ajeno". Es una mezcla de satisfacción por el trabajo realizado, por el oficio e inspiración volcados en ello por una parte, y por otra, una angustia por la pérdida, por el corte de un cordón umbilical que te separa de algo que fue muy tuyo, y que cobra vida propia.


10.- Te pido ahora unas respuestas rápidas

 

a) Recomiéndanos un libro y el motivo por el que tendríamos que leerlo.

"Este domingo", de José Donoso. Pero no lo busquéis, es muy difícil de encontrar. En alguna librería de segunda mano, quizás. Si no, yo os la dejo, pero tendréis que devolvérmelo. El mejor ejercicio de construcción de prosa intensa y bella que he leído jamás.

 

b) ¿Cuál es tu escritor/a favorito/a?

Javier Marías.

 

c) ¿Qué opinas de los blogs literarios?

No los sigo. Que me perdonen los blogueros literarios.

 

d) Un libro que no hayas podido terminar de leer.

"La soledad de la que hablabas". Un poemario mío. No puedo con él.

 

e) Un deseo literario para el próximo año.

Tener tiempo y talento para escribir un cuento tan bello y perfecto como "Una Navidad", de Truman Capote. Lo primero puede que lo tenga, lo segundo ya lo dudo más. Pero si quedase resultón me conformaba.

 

f) La última cosa que te haya sorprendido tanto que todavía la recuerdes.

Ver ganar cinco partidos de liga seguidos al Alevín Segundo año del San Lorenzo de Castellón en el que mi hijo de once años juega de central. Qué pena que la liga se parase por la situación que vivimos. Pero volveremos. Como ves, mi capacidad de sorpresa es, digamos, facilona. Pero es que nunca había sucedido.

 

g) Una canción o cantante que tenga para ti un significado singular.

"Thinking out loud", de Ed Sheeran. ¿Significado? Porque bailamos por primera vez.

 

h) Las 3 características que debe tener para ti un buen editor/a.

_ Que quiera publicar lo que escribo.

_ Que lo corrija de arriba abajo.

_ Que confíe en lo escrito y corregido.

11.- Tu último libro se titula Los lunes se dan clases de tango.  ¿Nos podrías contar un poquito cómo se gestó tu idea del mismo y qué planes tienes para llevarlo a escena? 

Una noche de 1991, a las tres de la madrugada aproximadamente, sonó el teléfono en casa de mis padres. Yo vivía con ellos y a esa hora estaba estudiando para unas oposiciones de judicatura que nunca saqué. Mis padres dormían, así que fui yo el que cogió el teléfono. Una voz de mujer, tras dudar unos instantes, dijo: "Tú padre morirá". Yo reaccioné contestando: "Todos moriremos algún día". No hubo respuesta. Simplemente colgaron. Mi madre se despertó y me preguntó quién era. Yo le contesté que se habían equivocado. Aunque sé que no me creyó. Sabíamos muy bien de qué se trataba. Mi padre era militar, y por aquel entonces pasó por Castellón gente de un comando de ETA que, entre otras cosas se dedicaba a esto. En aquellos días pasó más veces. Una de ellas volví a cogerlo yo, pero ya no respondí. Mis padres nunca lo hablaron conmigo. Y aquello pasó, afortunadamente. Esa anécdota está en la obra. Y creo de verdad que allí está la gestación subconsciente de "Los lunes se dan clases de tango".

Pero la obra es mucho más. Es un homenaje a mi más que amigo Vicente Rodrigo, a quién está dedicada. Es un texto para dos actores que hayan trabajado y gozado mucho sobre los escenarios juntos como nosotros. Que se entiendan en escena con una sola mirada. Por eso la gesté. También es un homenaje al teatro dentro del teatro, al metateatro. Es un thriller psicológico en toda regla que habla sobre los sueños y los sacrificios para conseguirlos.

El plan para llevarla a escena es esperar que las medidas restrictivas por la pandemia se relajen y podamos ensayarla bien. Tenemos ganas de estrenarla, pero hasta que todo el montaje que he soñado esté a punto habrá que esperar. Pero conociéndonos no pasarán muchos meses. 

12.- Me gustaría que definieras una escena lo más cercana posible a tu felicidad.

Besar a mi madre en la frente, abrazarla. Pero ya no puedo hacerlo. 

13.- Eres un hombre multi-artístico: Escribes novela, poesía, diriges teatro, diriges y presentas un programa de televisión. Creo que esta entrevista tendría que tener el doble de preguntas, pero me gustaría que nos dijeras cuál de todas las disciplinas que practicas te hace sentir más feliz y por qué. 

El teatro, sin duda alguna, en concreto ese momento en el que se ruega a los espectadores que desconecten sus teléfonos móviles y se anuncia que la función va a comenzar. Cuando lo inminente es que me toca salir a escena, y que en segundos voy a estar solo ante el público. Se está muy solo sobre un escenario siendo otro y no tú. Pero a la vez muy feliz. Nunca entenderé como enmedio de tanto miedo hay a la vez tanta emoción. 

14.- Y para terminar, quiero preguntarte por tu opinión sobre la salud del teatro en España y, más en concreto, en la provincia de Castellón. 

El teatro vive siempre en crisis permanente, no es algo nuevo. Más ahora, con el tema de la pandemia. En Castellón, afortunadamente para las compañías profesionales, el Teatro Principal y el Paranimf siguen como pueden con sus programaciones, que hay que decir que son intensas y de nivel.

En cuanto al teatro amateur, al que pertenezco, es siempre lo mismo. Y ya me canso de quejarme, porque me quedo bastante solo, y luego soy el malo de la película y me llevo las hostias. Pero el estrangulamiento político al teatro amateur es casi total en Castellón. El IVC nos cierra las puertas del Teatro Principal por sistema. Dime tú, y con todos los respetos a los profesionales, si no podría programarse, no sé, una vez al trimestre un montaje amateur de calidad, que los hay. La UJI lo mismo. Vas a hablar con el programador y te dice que no hay fechas. Un Paranimf que pagamos todos, y tan bonito como inaccesible. La Diputación, tres cuartos de lo mismo. Se ha cargado la campaña de teatro amateur para la gente mayor, con la que llevábamos el teatro a todos los pueblos de la provincia. El pueblo solo pagaba doscientos euros. Ahora anuncia la Diputada de Cultura 400.000 euros de ayudas, pero solo para profesionales. Menos mal que el Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Cultura, mantiene en el Raval Castelló a Escena. Es de alabar. Pero bueno, ahora publicas esto y más hostias para el mismo. Aún así en mi programa Quadern en Blanc publicitamos todo lo que viene a Castellón porque es mi obligación.

Ante tanta cerrazón, mi grupo, a través de la Federación de Teatro Amateur de la Comunidad Valenciana, hemos empezado a salir. Es todo un mundo de posibilidades. No sólo por la Comunidad, sino por toda España. Será cierto eso de que por más puertas que te cierren, más ventanas que se abren.

Bueno, que ya he hablado demasiado. Ciao.

sábado, 20 de marzo de 2021

La bruma verde - mi crónica de lectura

¡Qué aventura fascinante he vivido con esta novela! He viajado a África, a la selva congoleña, a su río Congo y a las aldeas diseminadas por su interior que viven ajenas al mundo loco y desnaturalizado que vivimos aquí afuera.

La bruma verde ha sido un maravilloso descubrimiento que me llegó de la mano del blog #Librospordoquier. En los tiempos literarios que corren, en los que la novela negra es la reina, encontrar una novela de aventuras, con todas sus letras y en mayúscula ha sido una bendición.

Gonzalo Giner (a quien leo por primera vez) ganó el Premio Fernando Lara de novela en 2020 con ella. Nos ofrece una trama que nos traslada a la República Democrática del Congo para vivir, de la mano de Bineka, una experiencia que nos permitirá sumergirnos en esa bruma verde que la vida en la selva y el amor por la naturaleza nos ofrece.

Su lectura está llena de emociones, de vida, sobre todo, del amor por la conservación de la naturaleza y de la Tierra, y de la denuncia de la sobreexplotación y el materialismo de las grandes multinacionales. Hay grandes historias de amor multidireccional, hay misterio, hay una gran intriga y labor detectivesca, hay miedo, resiliencia, y por supuesto hay un personaje villano que representa la cruda realidad que vivimos y que, por desgracia y habitualmente, suele salvarse siempre de todas las justicias, humanas y terrenales.

Yo, que fui un niño nacido en un pueblo, en el campo, rodeado de naturaleza, a la cual despreciaba cuando era adolescente para convertirme en un urbanita de libro, he ido regresando poco a poco, a medida que he ido acumulando décadas a lo auténtico, a lo sencillo, a lo que la tierra nos da. Y conocer a personajes como Colin, Luis o Beatriz me vuelve a reconciliar en este camino de reencuentro, y me reafirma en la creencia de que el “buenismo” se ha de reivindicar.

Creo en la bondad de la gente, en las buenas intenciones y en el constructivismo positivo, tan denostado hoy en día, y aunque soy un pesimista derrotado en las grandes luchas globales como la del cambio climático o la lucha contra la pobreza y otras, esta novela me vuelve a dar una esperanza. Un ápice de posibilidad de que siempre algo puede hacerse para luchar contra el hiper capitalismo, contra la destrucción y los intereses desaforados de las mega compañías mundiales.

Leer La bruma verde ha sido un bálsamo para el alma. Un paréntesis cada día en que he la he leído y disfrutado, viajando al Congo y sumergiéndome en esa selva de la que todos, como dice la novela, hemos salido.

viernes, 19 de marzo de 2021

Esa ministra comunista de la que usted me habla

Pues sí, llegó en 2020 y es la que tiene mejor calificación de todo el ejecutivo. Y vino acompañada de ese adjetivo conceptual y decimonónico que nos retrotrae al siglo XX aunque en el actual haya quedado vacío de contenido: comunista.

Es muy lamentable que en los tiempos que vivimos, en plena cultura de la globalización, del capitalismo más exacerbado, de la era Internet y del liberalismo desmesurado de todas las economías más potentes, haya políticos de toda índole que todavía se refieren a sus contrarios con adjetivos propios de hace más de medio siglo, como si en la actualidad tuviesen todavía algún sentido, y sobre todo, siendo utilizados de forma arrojadiza.

¡Cuántas veces hemos escuchado estas últimas semanas palabras como social-comunista, filo-terrorista, bolivariano, facha, o ultraderechista!

Como digo, no importa la ideología de quien los utilice, ya que cada uno usa el contrario para arrojarlo como un insulto, pretendiendo que el eslogan fácil pueda afear o detraer valor de aquella persona a la que se le arroja.

Sin embargo, vivimos en 2021. La mayoría de los partidos políticos comparten un gran porcentaje de políticas, la mayoría encajadas dentro del marco europeo sin posibilidad de descentralización, y se diferencian en muy pocos detalles cuando se pasa del teatro político televisivo y sus eslóganes y frases gruesas, al detalle del contenido de cada ley. Realmente, las diferencias son mínimas. Quizá las únicas sustanciales son las que tienen que ver con los antiguos estamentos y poderes fácticos, como la religión, la sexualidad o la identidad nacional.

Fuera de ellos, la política europea es más o menos un continuo con pequeñas variaciones sin mayor ideología que la económica, que es la gran determinante de cuanta iniciativa política se da en el siglo XXI.

Y he aquí donde llegamos al título de esta reflexión, a la primera ministra que tenemos en España con carnet del Partido Comunista, sí, que todavía existe. Y lo más increíble es que ni tiene cuernos, ni expulsa fuego por la boca, ni quiere quemar las iglesias, ni robar las propiedades a sus propietarios ni instalar los Gulags del siglo XX.

No, señores, no. Yolanda Díaz ha sido ejemplo de Política con mayúsculas. De que todavía queda esperanza en la clase política, la de todas aquellas personas dedicadas a esta disciplina que trabajan de forma meditada y concreta, alejadas del foco del titular periodístico, con discreción, con empatía y buscando siempre el mejor acuerdo para todas las partes implicadas.

Y ello le ha permitido alcanzar, en apenas un año de gobierno, cinco grandes acuerdos en España:

Acuerdo entre sindicatos y patronal para subida del salario mínimo interprofesional a 950 €.

Flexibilización de los ERTEs.

Puesta en marcha del permiso retribuido recuperable.

Aprobación de la prestación extraordinaria para autónomos.

La ley del teletrabajo.

No es moco de pavo lo que ha conseguido la ministra. Podemos recordar en épocas pretéritas donde los supuestamente políticos normalizados, del PSOE y del PP se pasaban meses, por no decir legislaturas completas sin alcanzar un mínimo acuerdo de pacto social entre sindicatos y patronal, por ejemplo.

No le quedan por delante retos fáciles: Los siguientes, acordar la nueva prórroga de los ERTE, la tan cacareada derogación de la pasada reforma laboral y la regulación de los falsos autónomos (o riders), ya muy avanzada.

Yolanda Díaz ha demostrado, desde su discreción y dedicación a lo que le compete, la política, y no al espectáculo de titular, que la ideología se puede flexibilizar en aras del bien común, del acuerdo, de la necesidad global ante una situación de emergencia como la que vivimos, y que no hay que exagerar de corporativismo, que se puede uno salir del eje del partido al que pertenece y empatizar con el oponente.

Como ha dicho ella tantas veces, y que, desde luego, sirve para todo en la vida en general: Sosiego, buena mano y mucho diálogo.

Personas políticas, tomen nota, espabilen y evítennos el bochorno al que nos tienen acostumbrados día tras día. Háganlo por el bien de la política y estén preparados porque la ministra comunista apunta a maneras de alta política y futura líder nacional.

sábado, 13 de marzo de 2021

Descubrimiento musical Marzo-2021: PHOEBE BRIDGERS

Es muy curioso cómo estos descubrimientos musicales del siglo XXI se cruzan en mi vida y en mis escuchas. En esta ocasión, el punto de origen fue el vídeo y el color, a través de un ejercicio sobre la utilización del mismo en la video creación del taller de video al que asisto, Trastorno Visual. Y en él, su profesor, Adam Brenes, nos puso un vídeo musical titulado I know the end, que me dejó completamente epatado.

Después comencé a investigar más acerca de la artista que lo había realizado, y descubrí a Phoebe Bridgers, que pasó a convertirse de inmediato en el Descubrimiento Musical de Marzo.

¡Quién me iba a decir a mí, amante de la música electrónica, de los ritmos mecánicos, del siniestrismo y de la música experimental que me iba a derretir por una cantautora estadounidense! Ver para creer.

Pero así es, Phoebe Bridgers, con apenas 26 años ha publicado un discazo desde Los Ángeles en 2020 titulado Punisher recibido con gran acogida por la crítica musical especializada (que todavía existe). Phoebe ha colaborado también con otras bandas, como Boygenius o Better Oblivion Community Center, aunque fue un cantautor desconocido también para mí, Ryan Adams, el que le dio el impulso definitivo como artista.

Punisher tiene 11 temas delicados y llenos de preciosidad musical, con melodías tenues y arreglos intimistas, minimals, que en algunos casos apenas arropan a la voz de la cantante. No hay apenas batería que marque el ritmo de las canciones ni grandes arreglos electrónicos o de posproducción, (autotunes y similares) que las magnifiquen, porque no lo necesitan. Simplemente son once canciones directas, que llegan a la médula sin más. El enorme atractivo de este disco es sin duda la voz de Phoebe, magnética y purista, con tintes de clasicismo y con brotes de novedad.

En el disco hay dos joyas:

EL OPTIMISMO: la canción Tokyo, lanzada por Phoebe en plena pandemia con un video realizado en plan casero con Croma, muy evidente, pero que desprende buen rollo, diversión y optimismo por los cuatro costados. Una canción para escuchar cuando se tiene un momento de bajón.

Tokyo - live

LA CATARSIS: la canción I know the End, la responsable de que yo esté escribiendo ahora sobre Phoebe, un tema frágil, en el que nos habla sobre ese final al que todos tememos enfrentarnos, con una melodía casi en descomposición, de bajo tono para dar protagonismo al mensaje y a su forma de cantar que finalmente estalla en un apocalipsis de ruido y distorsión, muy al modo de algunas canciones de los Smashing Pumpking, con su banda (potente y poderosa) como fantasmas en una pantalla destrozando la belleza de la canción y con Phoebe extenuada y agónica. Cada vez que la escucho se me pone la piel de gallina. Es impresionante. Hacía mucho que no me sucedía algo así con una canción.

I know the end

Phoebe actuó en el programa Saturday Night Live este año y en directo, en el momento de mayor apocalipsis del tema, empezó a destrozar su guitarra golpeándola contra el monitor hasta romperla dejando estupefacto al público. Un signo más de singularidad que me hace pensar que dentro de Phoebe como artista hay mucho más por descubrir.

Como colofón, el disco ha recibido 4 nominaciones a los Grammy: Mejor artista nuevo, mejor interpretación rock, mejor canción rock y mejor álbum de música alternativa.


La verdad es que las actuaciones que he podido ver de Phoebe en directo, demuestran una fuerza enorme, con una banda de rock más que potente y que seguramente aportarán al intimismo del álbum Punisher otra fuerza mucho más rockera.

Espero poder verla en directo por estas tierras más pronto que tarde porque creo que he descubierto a una estrella, y a las estrellas del rock siempre hay que verlas en directo.

sábado, 6 de marzo de 2021

La mente no tiene raza ni color: racismo 4.0

“Siempre hay luz si tan solo somos lo suficientemente valientes para verla. Si tan solo fuéramos suficientemente valientes para serla”

Parece que hay ciertos sectores que no lo son. Que no pueden ver ni ser la luz del sentido común y de la normalidad de la condición humana.

La poeta estadounidense Amanda Gorman participó en la investidura de Joe Biden y declamó su poema titulado “The Hill we climb” y terminó con esos dos versos en una intervención histórica por la juventud de su declamante y por su participación y activismo en la lucha por la defensa de la igualdad, contra la marginación y el racismo y acerca de la diáspora africana.

Semejante plataforma mundial tuvo su efecto y decenas de editoriales de muchos países solicitaron traducir su poemario a multitud de idiomas, alcanzando una repercusión global.

Y una más de esas traducciones, al neerlandés, iba a ser realizada por la escritora holandesa Marieke Lucas Rijneveld ( ganadora del prestigioso premio International Booker Prize por su libro La inquietud de la noche) a petición de la editorial Meulenhoff que había adquirido los derechos para publicar en los Países Bajos. La autora de los versos estaba de acuerdo con la traductora elegida por su compromiso con los temas de igualdad de género y su estilo propio y juventud. Y entonces las Redes Sociales se pusieron en marcha para el despropósito.

No habréis podido leer hasta aquí ningún adjetivo aplicado a ninguna de las dos autoras: ¿Por qué? Porque es irrelevante. Porque no aporta nada a la noticia. Porque estoy comentando la noticia de que una poeta de habla inglesa va a ser traducida a otro idioma por otra escritora de ese idioma. No hay adjetivación posible que no sea la de describir las habilidades literarias de una y otra o la capacidad (en mi humilde opinión admirable) de adaptar de un idioma a otro toda la carga literaria y emocional de un poemario.

Podría haber formulado la noticia y el comentario de otro modo, y haber mencionado: la poeta afroamericana de raza negra Amanda Gorman va a ser traducida al neerlandés por la joven escritora no binaria (no se identifica con ninguno de los dos géneros de forma individual, ni chico ni chica) de raza blanca Marieke Lucas Rijneveld.

¿Y qué habrían aportado estos adjetivos? Más bien habrían levantado muros, barreras para las mentes de pensamiento túnel e inflexible que gustan de los guetos y la cerrazón.

Y eso es lo que ha ocurrido. Volvemos a las dichosas Redes Sociales en las que enseguida los iluminados de turno (recuerdo que el plural masculino engloba en la lengua castellano a ellos y a ellas) han empezado a despotricar y a indicar que una mujer blanca no puede traducir fielmente el mensaje que una poeta de raza negra ha querido transmitir, como si ellos estuvieran en la mente de la poeta de raza negra y supieran lo que el cerebro de la de raza blanca es capaz de pensar y hacer. Como si las mentes tuviesen razas y colores.

Es sencillamente absurdo, paleolítico y lamentable que la condición humana llegue a tal reduccionismo, a una visión tan lineal y limitante que nos remite a la edad media, a la Inquisición y al negacionismo.

Lo peor de todo, lo más triste, es que este ultranacionalismo de raza, que hasta ahora parecía exclusivo de la sociedad estadounidense ha dado el salto y lo tenemos ya en la inclusiva Europa. Y mucho me temo que ha llegado para quedarse.

jueves, 4 de marzo de 2021

El chico de las bobinas - mi crónica de lectura

Son muchas las emociones que han transitado por mi estado de ánimo durante la lectura de esta novela de Pere Cervantes: El chico de las bobinas.

En primer lugar, me gustaría destacar que, con ella, su autor (de quien he leído otras 3 novelas anteriores, El rompeolas, Tres minutos de color y La Mirada de Chapman) ha alcanzado una madurez serena y nos ha ofrecido una narrativa sosegada, con la solidez de la base de un autor de raza, que demuestra oficio de documentación y pasión por el cine. La lectura me ha transportado a la posguerra de ese modo tranquilo que solo las grandes novelas proporcionan sin histrionismos, de forma calma y pausada, pero con gran intensidad creativa.

Como decía, muchas emociones han acompañado la lectura. La primera, la más obvia, es la desesperanza por una posguerra que hemos tenido la fortuna de no vivir, incluso casi de no habernos sido contada, pues (al menos en mi caso) mi padre era un niño en la década de los cuarenta y la mirada de la infancia siempre suaviza las atrocidades. Pero el relato que ha parido Pere es descarnado y seguramente muy cercano a la realidad. Una realidad en la que había personajes como Valiente, deshumanizados y tiranizantes de la gente de a pie de buen corazón que lo único que anhelaban era continuar con su vida. Pere nos retrata la dureza de los años cuarenta, perseguidos por el hambre y la necesidad, así como por el miedo perpetuo a que cualquier mal adviento o instante girase el destino de las vidas de sus pobladores. Una documentación y recreación espléndidas que nos hacen vivir (malvivir) la primera década del franquismo.

La segunda gran sensación es, por supuesto, la soledad. La que vive la protagonista, apartada de su marido en clandestinidad, la de Nil, sin referentes familiares claros y la de todos los personajes que intentaban por encima de todo sobrevivir.

La vida en clandestinidad es sin duda la parte más emotiva de la novela, la que dispara más a la yugular de la emoción para un republicano del siglo XXI como yo, y me ha pellizcado especialmente el episodio en el que aparece Oradur sur Glane, ya que es el pueblo francés hermanado con mi propio pueblo, Belchite, una localidad zaragozana arrasada por la Guerra Civil y con un pasado y una historia que partió en dos la convivencia. Muy emotivo.

El hilo conductor de la novela, la pasión por el cine de su protagonista Nil y de todos los que de un modo u otro le ayudan a sobrellevar su vida, me parece simplemente preciosa. Se nota que la cinematografía clásica es otra de las pasiones del autor. Y he sentido envidia sana. Envidia por no haber podido disfrutar del sabor y de la autenticidad de esas sesiones de cine clásico, del cine que se paraba para cambiar una bobina y que se veía en blanco y negro, con gran emoción y con sueños de seguir un camino de prosperidad fuera de aquella España gris y deprimente.

Y ahora, una vez que he terminado esta fantástica historia, con la que he llorado y me he indignado, he escupido frente a la injusticia y me he enternecido en los diferentes avatares de la vida de sus personajes, me quedo huérfano. Huérfano de historia, como dice Pere hacia el final de su novela, siento el vacío que comporta todo aquello que concluye, …la nostalgia de un final de verano …o la triste certeza de esa tierra que no volverás a pisar”.

Pero siento la certeza de que habrá un futuro, que se materializará en otra vida, en otro momento de la historia, quizá, o en otro lugar, al que Pere, sin duda, nos conducirá en masa cuando publique de nuevo.

¡Enhorabuena! Y ¡Gracias por regalarnos esta maravilla!