sábado, 20 de marzo de 2021

La bruma verde - mi crónica de lectura

¡Qué aventura fascinante he vivido con esta novela! He viajado a África, a la selva congoleña, a su río Congo y a las aldeas diseminadas por su interior que viven ajenas al mundo loco y desnaturalizado que vivimos aquí afuera.

La bruma verde ha sido un maravilloso descubrimiento que me llegó de la mano del blog #Librospordoquier. En los tiempos literarios que corren, en los que la novela negra es la reina, encontrar una novela de aventuras, con todas sus letras y en mayúscula ha sido una bendición.

Gonzalo Giner (a quien leo por primera vez) ganó el Premio Fernando Lara de novela en 2020 con ella. Nos ofrece una trama que nos traslada a la República Democrática del Congo para vivir, de la mano de Bineka, una experiencia que nos permitirá sumergirnos en esa bruma verde que la vida en la selva y el amor por la naturaleza nos ofrece.

Su lectura está llena de emociones, de vida, sobre todo, del amor por la conservación de la naturaleza y de la Tierra, y de la denuncia de la sobreexplotación y el materialismo de las grandes multinacionales. Hay grandes historias de amor multidireccional, hay misterio, hay una gran intriga y labor detectivesca, hay miedo, resiliencia, y por supuesto hay un personaje villano que representa la cruda realidad que vivimos y que, por desgracia y habitualmente, suele salvarse siempre de todas las justicias, humanas y terrenales.

Yo, que fui un niño nacido en un pueblo, en el campo, rodeado de naturaleza, a la cual despreciaba cuando era adolescente para convertirme en un urbanita de libro, he ido regresando poco a poco, a medida que he ido acumulando décadas a lo auténtico, a lo sencillo, a lo que la tierra nos da. Y conocer a personajes como Colin, Luis o Beatriz me vuelve a reconciliar en este camino de reencuentro, y me reafirma en la creencia de que el “buenismo” se ha de reivindicar.

Creo en la bondad de la gente, en las buenas intenciones y en el constructivismo positivo, tan denostado hoy en día, y aunque soy un pesimista derrotado en las grandes luchas globales como la del cambio climático o la lucha contra la pobreza y otras, esta novela me vuelve a dar una esperanza. Un ápice de posibilidad de que siempre algo puede hacerse para luchar contra el hiper capitalismo, contra la destrucción y los intereses desaforados de las mega compañías mundiales.

Leer La bruma verde ha sido un bálsamo para el alma. Un paréntesis cada día en que he la he leído y disfrutado, viajando al Congo y sumergiéndome en esa selva de la que todos, como dice la novela, hemos salido.

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