viernes, 6 de noviembre de 2020

Tierra - mi crónica de lectura

Siempre que he leído una novela de Eloy Moreno ha tenido un elemento común: la sorpresa. Y en esta nueva titulada Tierra lo ha vuelto a cumplir.

Es difícil hacer una crónica de lectura de Tierra sin desvelar ninguno de sus misterios porque justamente uno de los platos fuertes de la misma es la cantidad de veces que el autor nos deja con la miel en la boca y el anuncio o la insinuación de un nuevo enigma del que no sabremos su resolución hasta unas cuantas páginas después.

Es, probablemente, la “marca de la casa” de Eloy como escritor: generar esa necesidad de saber cómo terminará cada párrafo inconcluso, cada argumento o descubrimiento insinuado y cada nueva trama yuxtapuesta.

Tierra tiene, en mi opinión dos grandes aciertos, imaginar un futuro (yo diría casi inmediato) en el que la manipulación y la artificiosidad terminarán (si no lo han hecho ya) con lo auténtico de la existencia humana. En ese sentido es tremendo adentrarte en la novela porque te das cuenta de que no estamos tan lejos, quizá, de llegar a ello y lo que es peor, que probablemente no haya forma ya de detenerlo. El segundo acierto es la radiografía del hiperconsumismo al que el capitalismo nos ha trasladado y del que seguramente no podremos nunca salir porque no hay alternativa.

Encuentro, sin embargo, en Tierra un pequeño pero que yo le pongo y que sin duda se debe a mí como lector (y no al autor como tal), que es el hecho de que a la novela le falta profundidad futurista, es decir que se queda un poco a medio camino entre esa realidad futura que el autor nos relata y cómo nos la ha pintado, un poco pasando de puntillas sobre temas y detalles que podrían haber dotado de mayor verosimilitud a la misma.

No le quita, sin embargo, este pero ni un ápice de interés a su lectura que yo he devorado en dos tardes. 

Sin duda el formato de la novela, con capítulos muy cortos y la edición de la misma amplia, letra grande, espacios y separación de capítulos contribuye a ese misterio que se retroalimenta y que te obliga a continuar su lectura sin poder parar.

Una recomendación para todos, lectores exigentes y sesudos (que la encontrarán excesivamente comercial y superficial), para amantes de la televisión, que dejarán de mirarla con los mismos ojos y para lectores entretenidos, que se lo pasarán pipa con ella, adentrándose en el mundo de la sorpresa de Eloy Moreno.


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