Gato Barbieri en Montreaux 1971
Una vez recibido el chute inicial de jazz que me ha dejado
impactado, he investigado más en su vida y en su obra y he podido ya degustar
alguno de sus discos, de una carrera abultada. Se le considera uno de los
mejores saxofonistas latinoamericanos de la historia.
Enseguida comenzó a tocar el saxo alto (el mismo que yo
aprendí a tocar cuando fui adolescente) y destacó enseguida en la orquesta de
Lalo Schifrin. Con el tiempo comenzó a tocar también el saxo tenor y se unió a
Don Cherry en París donde comenzó a experimentar con la vanguardia y la fusión
jazzística. Alguna de sus mayores influencias fueron John Coltrane o Pharoah
Sanders o Santana.
Y es en los 70 cuando comienza a fusionar ritmos latinos con
el jazz: texturas brasileñas, música cubana y argentina, consiguiendo un gran
prestigio por su originalidad y calidad musical. Y entonces le llegó el gran
éxito comercial, un tema suyo incluido en la banda sonora de la película El último tango en
París que lo catapultó a la fama y le llevó a fusionar también el jazz
con el rock durante los años ochenta.
Ha publicado más de 25 discos, el último de ellos en 2010
con el título New York Meeting. De los que ya he podido escuchar, el que más me
ha gustado es Caliente!, publicado en 1976. Lo recomiendo. Es
fantástico, te circunda, te sumerge en esa melodía sosegada que acompaña el saxo
y te hace sentir muy bien. Es medicina para el alma.
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