martes, 25 de agosto de 2020

Ahora sí que llega la crítica al gobierno…aunque aún quedan 14 días para que comiencen las clases.




Siempre he defendido, desde que comenzó la pandemia, que este gobierno, y cualquier otro gobierno de otro signo y condición se ha tenido que enfrentar a un hecho sin precedentes, inesperado, desconocido y lleno de aristas y dificultades de todo tipo. Cualquier país (aunque algunos con más virulencia que otros) han sufrido las consecuencias de una crisis de dimensiones estratosféricas que nadie previó y a la que se tuvo que enfrentar con los medios disponibles en tiempo récord.

Por esa parte, nunca he lanzado una crítica (como tantas otras gratuitas y que a diario se pueden leer en las redes sociales) al gobierno de coalición.

La COVID-19 nació muy lejos de España. Yo mismo recuerdo en mi último viaje a Alemania a mediados de febrero que ya hablábamos en la feria en la que participé sobre aquella enfermedad rara que había sucedido en Wuhan, como si fuese algo completamente extraño y que no nos afectaba. Así que cuando el virus comenzó su expansión y se cebó en Italia y posteriormente en España de un modo tan rápido todo hubo que improvisarlo. Por supuesto las medidas sanitarias de contención, la gestión de los recursos y la crisis sanitaria, y también la posterior sangría económica, tras paralizar al país durante semanas.

Nada que reprochar desde el entendimiento de que el gobierno y los responsables de todo tipo hicieron todo lo que estuvo en sus manos con la mejor de las intenciones.

Pero ahora sí que no. Ahora sí que no puedo callar ni entender cómo desde marzo que comenzaron las clases virtuales no se ha llevado a cabo la toma de decisiones necesarias para una vuelta al colegio en el curso 2020-2021 en condiciones. No puedo entenderlo y sí, voy a criticarlo.

Para empezar la mal llamada descentralización del país, que nos conduce a 17 tomas de decisión diferentes sobre 17 planes de estudio. Los responsables autonómicos dicen que el ministerio de Educación se desentiende de la adecuación del sistema y que no tiene un plan. ¿Pero no queríamos todas las autonomías las competencias para hacer cuanto nos viniera en gana? ¿O es que resulta que cuando la realidad se impone, cuando las dificultades nos hacen afrontar el mundo real, no somos tan capaces? No le quito ninguna culpa al gobierno en este caso, lo que hago es acrecentarla y sumarla a una incapacidad global de todos los responsables.

Hemos tenido marzo, abril, mayo, junio, julio y agosto para adecuar el comienzo de las clases presenciales con plenas garantías, y no sé si realmente se ha hecho algo o se ha quemado el tiempo en discutir quién es quien tiene que hacer qué. Por el medio ha habido vacaciones, desmanes, reproches, aplausos y todo tipo de avatares sin sentido pretendiendo creer que el momento, el siete de septiembre no iba a llegar.

Para mí el problema se resuelve con un sencillo diagrama de flujo (adjunto arriba). 

No hay que discutir nada más. Se resuelve en una sencilla reunión de gobierno con el ministerio correspondiente que reasigne la dotación económica necesaria y listo. Profesores y profesoras en paro hay a cientos. Personal de apoyo, limpieza y gestión para los centros que tengan que duplicarlos también (hay más de tres millones de parados). Lo que hace falta es voluntad política para hacerlo, compromiso y determinación en defender que la educación es un pilar de nuestra sociedad y que no es un tema con el que hacer campaña política.

¡Ah, perdón que estoy diciendo una tontería en esta España en la que cada gobierno cambia la ley de educación!...

Pues eso. 14 días quedan para ver cómo empezamos: Semi presencial (quien quiera que sepa qué quiere decir y bajo qué criterios y medios…), a turnos, unos días sí y otros no, los de infantil sí pero los de secundaria no, dependiendo de cada comunidad, de cómo tengan la ratio de contagios… en fin, es una nave sin rumbo que podría estar direccionada y gestionada desde hace meses, habida cuenta de los tres meses que hemos tenido de experiencia confinativa.

Pues eso, adelanto ya mi crítica a lo que sea que va a pasar porque me parece que va a ser un desastre. Y si no, al tiempo.

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