Comencé la lectura de El
Enigma haciendo gala de su título y sin tener ni idea de qué podía tratar
esta novela. Me movió a su descubrimiento la autora, a quien tenía ganas de
leer desde hacía ya un tiempo.
Y puedo decir que durante casi toda la lectura de la novela
no he podido entender el porqué del título.
Nos ofrece, en cualquier caso Josefina una novela que gana
en intensidad, profundidad de sus personajes y reflexión en el lector. Es
decir, en mi opinión es una novela que va de menos a más y en ese ir a más la
evolución de la trama te obliga a mirar dentro de ti, a analizar tu propia
vida, a criticar tus lugares comunes y asumir las exigencias a las que la
rutina y la inercia te han conducido. No es un libro fácil si se sabe leer
dentro de la historia. Si se es capaz de extrapolar la vida de Daniel, Berta y
Teresa a la categoría general para luego pasarla por el filtro de tu propia
experiencia. Si se puede llegar hasta ese punto, la novela resulta demoledora,
hiperrealista y profundamente cotidiana.
Y unido a todo ese tremendismo existencial, está la prosa
agradable y “primaveral” de Josefina, que facilita la lectura, entretiene,
genera sentimientos de fácil explicación
y consigue enamorarte de su forma de construir las frases, de su composición temporal
y de la deliciosa importancia de la geografía en sus personajes principales.
Hay también el relato crudo y una vez más realista de la
adolescencia. Aunque la novela transcurre a mediados de los ochenta, el relato
es completamente actual. Parece mentira, por momentos, que hayan pasado más de
veinte años y los adolescentes sigan en las mismas ahora que entonces. El ser
humano en su desarrollo, antes, ahora y siempre.
Mi mayor crítica de la novela es cómo sale parado el
personaje masculino. No digo que no haya hombres así, por supuesto que los hay y
los habrá. Hombres en cierta forma cobardes para acometer decisiones limpias y
renovadoras. Reconozco que una de las féminas de la novela tampoco sale
demasiado bien parada, anclada en su burguesidad mediocre y rancia. Pero en mi
opinión la crítica es más ácida en el caso de Daniel. No sé, quizá sea una
visión masculina de una novela muy femenina. Llamadme clásico.
Os la recomiendo a todos y a todas como dicen ahora los
modernos progres feministas, o como dice una buena amiga mía, criaturas,
leedla.
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