Siempre
igual. Estoy harta. Esto no cambia. Mira que me prometió que me dejaría en paz,
que no me volvería a tratar como un simple objeto que usar cuando le
interesase, pero creo que él nunca cambiará. Tengo que asumir que mi vida va a
continuar siendo así y no sé si seré capaz de escapar.
La única
salida que me queda es pedir ayuda. Tengo que contárselo a alguien, pero ¿cómo
podría hacerlo? Tengo tanto miedo…
Cuando abusa
de mí, me utiliza, me estira, me arruga, me empuja, a su libre albedrío sin que
yo pueda hacer nada, sufro muchísimo.
Y
últimamente comete esos atropellos conmigo muy a menudo. Debe ser que está concentrado
en su novela sobre viajes en el tiempo, porque la semana pasada hablé con Hipérbole y me dijo que al fin a ella
la ha dejado tranquila.
Quiero
desaparecer de su libro y sobre todo de su mente de una vez. Por favor, ¡que
termine pronto! Yo ya no puedo más. O el tiempo de la nueva trama avanza de
forma rectilínea, hacia adelante y gradual, o me suicidaré, porque ayer, cuando
me atreví a encararme con él, me amenazó muy serio diciendo:
—Mira, Elipsis, o te calmas, o te voy a
mezclar con Hipérbaton en el mismo
texto y entonces sí que no sabrás si avanzas, si retrocedes, cuál es el
comienzo y cuál el final de cada frase y párrafo.
Me desmoroné.
Supe que mi sufrimiento no tenía solución y entonces llamé a Metáfora para que me hiciese
desaparecer.
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