miércoles, 20 de marzo de 2019

Obscure - concierto en Zeppelin (Castellón)


Y esta vez sucedió en Castellón, en la fantástica sala Zeppelin que tiene una capacidad ideal para que actúe un grupo como Obscure. Y fue una ocasión muy especial porque acudí con mi hijo Izan, teenager (13 años), adolescente, interesado en los videojuegos, en Fortnite, en el móvil, en todo lo que tenga que ver con lo virtual.  Y sin embargo a mi primera propuesta de venirse conmigo a un concierto de rock con instrumentos de verdad, con amplificadores y batería, el de Obscure, aceptó de inmediato. Debo confesar que desde pequeño le he puesto a los Cure y ya conoce algunas canciones, pero eso mismo por ejemplo he hecho con mi segundo hijo a quien no le interesan casi nada (él es mucho más pop… o eso dice él).
Pero estar delante de Obscure, con Izan, en plan cómplices, colegas, celebrando un gran concierto como los que siempre ofrece la banda de Barcelona fue una experiencia maravillosa para mí (y creo que también para él). Disfrutamos también con Ernest y con algunos miembros del colectivo Hispacure con quien siempre compartimos disfrute musical, ya que son fieles seguidores de Obscure.
Comenzó la noche con Shake dog shake, perfecto comienzo rompehielo que siempre me pone la carne de gallina, ya que el álbum al que pertenece, The Top, es para mí uno de los más conceptuales de los Cure. El público castellonense comenzó un poco frío para mi gusto. Quizá porque no conocían la maestría de Obscure, o tal vez porque no sabían muy bien qué esperar. Pero ese frío fue derritiéndose con cada canción, con la energía que Horacio imprimía con su voz y con el “savoir faire” de todos los músicos.

La banda alternó temas pop multiventas con canciones de las épocas oscuras, en un perfecto Zigzag que atrajo el interés del público y que repasó una carrera que abarca ya cinco décadas: Push y Pictures of you fueron seguidas de Primary, Figurehead (os dejo el vídeo)


 y The drowning man, tres de las canciones más oscuras y profundas de The Cure. Después salieron de la oscuridad a todo color: The walk (que a mi particularmente me cansa un poco), Want (que yo utilizaba en los noventa como música de fondo en mis vídeos de viajes. Qué tiempos…) y el trallazo de tres super singles: Just like heaven, In between days y Friday I’m in love.
Ahí el público castellonense brincaba y sudaba ya como loco, animado por el éxtasis musical que embriagaba a la sala Zeppelin.

Y retornó la oscuridad: All I want, Sinking, Disintegration para terminar con los Cure más clásicos e identificativos: Close to me (a mi hijo le conté cómo era el vídeo original y le parecía demasiado claustrofóbico para lo alegre de la canción) y A Forest, donde todo el mundo coreó como loco.
Queríamos más claro que sí y allí en la cercanía, con ellos al lado todo fluyó de forma genial: El quinteto de éxito fue Play for today, STrange day, M, 10,15 Saturday night y cómo no, Boys don’t cry.

Mi hijo Izan alucinaba con cada tema y cuando le explicaba que algunas canciones tienen cuarenta años no lo podía creer.

Esta semana leí que Carlos (bajista) respondió a un fan que les había enviado un halago, que una banda tributo nunca puede sonar mejor que la banda original. No estoy del todo de acuerdo, querido Carlos. Los Cure son los Cure y eso es innegable, pero vosotros tenéis alma, ofrecéis algo más, algo distinto, complementario o alternativo, no sé cómo describirlo pero que hace que siempre apetezca ir a escucharos y veros en directo. Para mí, esta ya es la cuarta y espero que haya muchas más. Y estoy seguro de que Izan también volverá porque os lo habéis ganado!

Venga va, ya por pedir…. Próximo evento…¿Qué tal el FIB?

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