Mal empezamos si cuando hablamos del indulto, del que todos los medios de comunicación, la clase política y los ciudadanos se han hecho eco esta semana, lo hacemos desde posiciones morales, casi siempre enraizadas de forma ancestral en el catolicismo más estoico.
Si acudimos a la RAE, el significado
de Indultar es: Perdonar a alguien total o parcialmente la pena que tiene
impuesta, o conmutarla por otra menos grave.
Y siempre que se alude al perdón,
es porque hay una culpa, y la culpa es lo más católico apostólico y romano que
puede haber.
Mezclemos ahora con todos estos
preliminares imposibles dos posiciones enfrentadas e inamovibles (gobierno e independentismo
catalán), una oposición que busca el ruido y el trazo grueso porque le benefician
electoralmente, a las instituciones europeas, que viven y transitan en su
propio mundo alejado de la terrenal Europa y para terminar le añadimos unos
toques de vocabulario arcaico, decimonónico, generador de grandes titulares y
ya tenemos el pastel: Los indultos del procés.
Esto es para mí todo este
sinsentido caótico, eterno e indeterminado, como cuando estudiábamos la
indeterminación de algunas figuras matemáticas como el cociente infinito
partido por infinito. Igual. Un cóctel utilizado por todas las múltiples
partes, cada una hacia su propio interés y sin ninguno en realidad por
resolverlo.
Obvio en esta reflexión el dato incontestable de que todos los gobiernos de todo signo y condición han indultado lo inindultable, corruptos de toda condición y demás, así que esta parte de la discusión la eludiré.
Es un axioma universal que, si
para solucionar un problema aplicas la misma acción y no obtienes la solución
buscada, es obvio que has de cambiarla y buscar una alternativa. Al menos en
eso hay que reconocer que el gobierno ha tenido cierta iniciativa.
A estas alturas de mi reflexión
considero necesario indicar que ni soy independentista, ni estoy de acuerdo en
que Cataluña celebre un referéndum unilateral de independencia ni tampoco que
quien ha sido condenado en firme se vaya de rositas por una figura tan antigua
y olvidable como es el indulto, más propia de otros siglos en los que los
designios del pueblo recaían en manos de reyes y otros déspotas totalitarios.
No, no estoy de acuerdo con el referéndum
del 1-O. ¿Invalida eso mi reflexión? En absoluto. 9 personas han estado en
prisión casi tres años y medio cumpliendo una condena que fue firme y que
asumieron. De acuerdo. Otros escaparon de España y han eludido su responsabilidad.
Tendrán que hacerlo si algún día vuelven. Pero, y después, ¿qué? Cuando terminasen
su condena y saliesen a la calle, ¿qué más se tendría que hacer? Porque el
problema por sí mismo no se solucionaría. Alguien, en algún momento y situación
tendrá que hacer algo que rompiese el círculo vicioso: ese alguien ha sido el
gobierno de Pedro Sánchez. El momento ha sido ahora y la situación, la actual,
saliendo de una pandemia y con la economía en la rampa de salida. Es, en mi
opinión, un buen momento para un gesto como el que se ha dado.
Pero claro, en la otra parte
tenemos un independentismo bicéfalo: uno supuestamente moderado en la
actualidad, Esquerra, que ya ha demostrado en varias ocasiones que no es de
fiar (las elecciones por ejemplo se tuvieron que repetir porque no aprobaron
los presupuestos aunque habían dicho que lo harían). El otro, el que siempre
había sido moderado y conservador (la antigua Convergencia) es ahora el
radical, el que únicamente invoca la amnistía, la vuelta de los huidos sin
ninguna consecuencia, la anulación de las reclamaciones del tribunal de cuentas
y la celebración de un referéndum de autodeterminación (del que ellos, creen,
saldrían victoriosos).
Soy pesimista. Creo que los
indultos no van a servir de mucho. Creo que van a ser papel mojado muy pronto,
destrozado por el apetito voraz de los dos partidos independentistas que no se
van a conformar y por el destructivo de la oposición que no quiere escuchar ni
analizar nada más que la negación del problema.
Malos tiempos para los conflictos
enquistados, con tantas aristas, en los que influyen tanto los sentimientos,
malos para quienes les toque lidiar con ellos y buscar soluciones y malos para
los que sufrimos la continua e interminable cantinela del procés, como si no
hubiera España suficiente para hablar de otros lugares, Aragón, Extremadura, La
Rioja, Murcia… Somos igual de importantes que Cataluña, pero claro, no hacemos
ruido, y por eso se nos obvia.
Sí, soy pesimista, últimamente lo
soy en bastantes temas. No creo que se vaya (quizá ni que se quiera) encontrar
una solución que apacigüe el escenario catalán. Hay demasiados interlocutores,
demasiado ruido mediático y demasiado circo. Así jamás se llegará a una
solución.
Me pregunto si el relato desapareciese
por completo de las noticias, de las tertulias, de los periódicos y de los
programas de televisión, ¿qué pasaría? Estoy seguro de que entonces, sí habría
un camino de luz para el acuerdo, pero claro, eso no va a pasar.
Por mi parte, bien indultados
quedan. Imagino que han entendido que la vía unilateral no es posible y que un
escenario como el del 1-O nunca volverá a darse. También entiendo que han
comprendido que el gobierno ha movido ficha, y que algo tendrán que hacer los
independentistas.
Pero hoy, en la sesión de
control, he escuchado dos intervenciones que me han dejado la piel de gallina y
que me han revelado, una vez más, que el conflicto seguirá in perpetua
perpetuoris:
Gabriel Rufián: Señor Sánchez ¿Cuál
es el plan del gobierno después de los indultos?
Pedro Sánchez: Señor Rufián ¿Cuál es el plan de Esquerra y de la Generalitat después de los indultos?
…
No hay más comentarios, señorías.
"Gabriel Rufián: Señor Sánchez ¿Cuál es el plan del gobierno después de los indultos?
ResponderEliminarPedro Sánchez: Señor Rufián ¿Cuál es el plan de Esquerra y de la Generalitat después de los indultos?" esto arece el Club de la Comedia, mas bien de la Tragedia.
En primer lugar decirte que no es lo mismo sacar los tanques a la calle, que las urnas pero ambos han sido indultados.
En segundo lugar yo si estoy a favor de un referéndum unilateral o no, me da igual, el derecho a decidir es lo que tiene y a lo mejor para algunos y peor para otros igual de ese reférendum ( que no se hará nunca por si acaso sale el SI) sale una solución, yo estoy a favor. lo que votaría me lo guardo...
Gracias Paco. Si llegase ese referéndum, yo también votaría.
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