Terra alta - mi crónica de lectura
Hacía muchos años que no leía una novela completa escrita en
el siglo XIX y, ahora con la perspectiva de los talleres de escritura, con mi
propia experiencia como escritor y con toda la lectura acumulada, me ha
resultado muy interesante analizar tan magna obra.
Lo primero que sorprende es su extensión: 1500 páginas que
me han llevado dos meses largos para completarla. La novela tiene una
estructura extraña: Cinco partes, en algunos momentos inconexas y durante las
cuales te da la sensación de estar leyendo un libro completamente distinto pues
todos los personajes han cambiado y no se hace mención a los anteriores. Más
adelante ya te vas dando cuenta de que todo tiene un hilo conductor, la vida de
Jean Valjean en diferentes épocas, sus vicisitudes, su evolución al lado de Cosette,
hija incidental y por supuesto el escenario de la batalla de Waterloo.
La narrativa del siglo XIX es, como parece obvio, muy
diferente a la actual. En una época en la que no había redes sociales, ni
internet, ni teléfono, ni televisión, los escritores debían hacer una correcta
y completa descripción de las cosas que permitiese a los lectores entender bien
el contexto. Y es sin duda esta la característica que más ralentiza la novela.
Hay buena parte de varios capítulos en los que Victor Hugo se entretiene en una
narrativa con recovecos, repetitiva, hiperbólica, incidiendo demasiado en
algunas cosas que, a ojos del lector de hoy, pueden parecer innecesarias, pero
que si lo mirásemos con la perspectiva de un lector de 1840 no sería igual.
La vida de Jean Valjean es muy interesante y muy
entretenida. Entiendo, ahora que la he terminado, al protagonista de Terra
Alta, porque se hace acompañarle y vivir todas sus peripecias, entender su
bonhomía, comprender por qué siempre quiere ayudar a los más desfavorecidos,
por qué elude el conflicto y la maldad.
En Los Miserables he encontrado también algo de lo que últimamente me hago mucho eco y que yo intenté difundir en mi última novela Gracias por mirarme a los ojos cuando me hablas,
Gracias por mirarme a los ojos cuando me hablas / ebook
que es lo que ahora llamamos
el buenismo, pero que podríamos decir que es el “ser buena persona”, eso que
tan sencillo parece pero tan difícil se hace en una sociedad compleja y en la
que el mal acecha. Sí, me he sentido muy cerca del buen hacer, de la bondad, de
la ayuda sin búsqueda de contrapartidas, de la comprensión y de la generosidad,
valores que son muy a reivindicar hoy en día (y siempre).
Me resulta muy curioso que Víctor Hugo sea catalogado como
un escritor romántico del siglo XIX cuando he encontrado muy poco romance en
esta gran obra. Sin embargo, si he encontrado amor: el amor de su protagonista
por su hija de acogida, Cosette, por hacer el bien a los demás y por la defensa
de la justicia.
No son malos mimbres para una gran obra que he disfrutado a
plenitud.
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