sábado, 16 de marzo de 2019

La soledad de los números primos - Mi crónica de lectura


O lo que viene siendo un “coitus interruptus”. Y es que comencé la lectura de la novela de Paolo Giordano con mucha intriga porque todos los amigos y lectoras que me la habían recomendado lo habían hecho con el ímpetu de calificarla casi como obra maestra, como una novela que les marcó, que les impactó en muchos casos y por tanto acudí a ella con las expectativas muy altas.

Debo decir que el comienzo es inquietante. Y la novela comienza con esa capacidad de despertar en el lector el interés por lo que parece va a ser una gran historia de superación. Y a medida que adentras tus ojos entre sus líneas te das cuenta de que faltan cosas, no hay una continuidad lineal al uso. O sea, es como si estuviéramos leyendo una novela intermitente.

               
Y a pesar de esa intermitencia, se puede encontrar la evolución lógica de la trama, aunque parece que al autor le guste dejar las cosas sin terminar. Los episodios, que podrían continuar con muchas más explicaciones o conclusiones, se quedan a medias y la trama da un salto temporal para abordar otro momento de los protagonistas sin que el anterior importe

De manera que el lector se queda con ganas de saber o imaginar qué hubiera pasado. Son quizá esa discontinuidad y esos vacíos los que generan el interés por averiguar qué sucederá en el siguiente salto. Y entonces llegas al final. Y sí, como mejor lo puedo describir es como un coitus interruptus. O sea, estamos en el momento previo al orgasmo, en lo más alto y de repente es como si nos echasen un cubo de agua fría encima.

Nos quedamos sin final, sin saber lo que podríamos haber sabido, sin climax y pensando que o bien el autor no supo terminar la novela o bien le entró prisa. No sé, quizá como he dicho antes mi expectativa al comenzar la lectura era demasiado alta. No digo que no me haga gustado. No. He disfrutado leyéndola, pero me ha dejado un poco tibio al final.

Aun así, recomiendo su lectura.

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