Después ha continuado diciendo que si las prisas no son
buenas, que hay que tener tiempo para hablar las cosas, que no va a ser posible
llegar a un entendimiento antes de fin de año y bla bla bla…
Quiero aclarar desde ya que este relato-reflexión carece de
orientación política y que tanto da que lo haya dicho esta persona que he
indicado como cualquier otro político de cualquier signo o condición.
Hemos tenido elecciones el 28 de abril. Posteriormente, ante
la imposibilidad de entendimiento entre nuestra clase política, se repitieron el
10 de noviembre. Estamos a 10 de diciembre y la reflexión después de millones
de euros gastados en pre y post campañas electorales, horas y horas de
programas, tertulias, discusiones, insultos, descalificaciones, adoraciones y promesas
es ¿que no hay tiempo suficiente? Pero ¿cuánto tiempo necesitan estas cabezas
pensantes que dirigen nuestra política? ¿Qué van a decirse que no se hayan
dicho ya? ¿Qué ideas, propuestas o amenazas se les van a ocurrir de aquí a que
decidan que ya el tiempo sí ha sido suficiente y entonces las lancen? ¿En
cuanto tiempo consideran que se les ocurrirán? Y mientras tanto, ¿qué hacen? ¿a
qué dedican el tiempo libre? (como decía aquella canción).
Todo es una mala obra de teatro que carece de principio,
nudo y desenlace. Todos sabemos lo que tendrían que decirse unos a otros y lo
que los otros le tendrían que responder a los unos. Sinceramente, es obvio
cuales son las dos únicas opciones y es obvio que una de las dos es la que
saldrá adelante. Se sabe lo que hay que hacer, cómo, con quién y con cuántos y no
queda prácticamente nada a la improvisación. O sea, con la aritmética parlamentaria
que elegimos por segunda vez el 10 de noviembre se podía haber cerrado ya un
gobierno el 11 porque todos ellos (y ellas) llevaban meses y meses diciendo y
desdiciendo lo que harían y lo que no, con quién y con quién no cuando en
realidad lo que todos (y todas) sabían era lo que “tendrían que” hacer, sí o
sí.
De manera que no nos sirve (perdón, voy a personalizar porque
esta es mi reflexión), no me sirve que me digan continuamente que están en
conversaciones, que el posible acuerdo va por buen camino, que todo pinta de
forma optimista. Pero hijos míos de mi vida, si se tardó menos en escribir el Quijote!!!
Yo quiero (mejor dicho, exijo) que me presenten un informe
de trabajo de día a día qué han hablado, con quién y qué conclusión o acuerdo o
paso adelante o atrás han dado, porque si eso no se sabe en detalle, la
impresión que da es que se están tocando el higo y luego contando historias
para no dormir en redes sociales y en los medios de comunicación.
SEÑOR A (presidenciable del gobierno) y su equipo
(ministrables) llegan, se sientan el día siguiente a las elecciones con
aquellos que les den la suma y acuerdan lo que están dispuestos a ceder (porque
en algo tendrán que ceder) y cierran el acuerdo que sea. Se dejan de zarandajas,
de declaraciones en Twitter, de descalificaciones, de mentiras, de amenazas, de
que si no hay gobierno habrá terceras elecciones y mil otras absurdeces varias
y trabajan y cierran un acuerdo de investidura. En un día, hecho. Sinceramente
si no son capaces hay que echarlos todos a la calle.
Y si no se llega al acuerdo entonces se explora la OPCIÓN B
que numéricamente también dé suficiente mayoría y entonces ya, sí o sí, se
acuerda lo que se tenga que acordar.
¡TRANQUILOS! No piensen en las próximas elecciones y cómo el
acuerdo A o el acuerdo B al que lleguen les podrá afectar. En su momento
votaremos lo que nos convenga y tenemos capacidad suficiente para discernir
cuándo hay que poner los huevos en la sartén y cuándo tenemos que elegir una
idea política.
¡BASTA YA DE COMPLEJOS!, que estamos hasta los mismísimos de
que nos tomen el pelo. Ustedes, señorías, tienen que cumplir con su trabajo,
con su compromiso con los votantes y con la responsabilidad que les ha sido
asignada. En cualquier empresa privada habrían sido despedidos de forma fulminante
hace meses pero como el que paga es papá estado, pues aquí están todos
disfrutando del momento. ¡Venga, hombre, que no hay tiempo suficiente! Para
tomarnos el pelo hay de sobra y desde el 28 de Abril han pasado siete meses y
medio.
Así que por cada día más que tarden en llegar a un acuerdo
la inestabilidad, incertidumbre, volatilidad y falta de dirección en la
política nacional nos afectará a todos y entonces sí, entonces sí que nos
acordaremos de lo que han hecho en las próximas elecciones y votaremos a otro
partido e incluso votaremos de forma absurda a alguien a quien jamás
votaríamos.
TOMEN NOTA
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