Que el electropop ha adquirido una cierta fama de mainstream comercial facilón y naif puede ser cierto. Que cuando éste se canta en español, las categorías de naif y facilón suelen subir ciertos peldaños también y si además de ello, lo hace un grupo formado por dos chicos la cosa ya huele a fru fru.
Pero, ¿qué sucede cuando a esa entrada anterior le añades una
cierta oscuridad, además, acompañas la música de unas letras con profundidad
literaria, (para ejemplo estas frases sublimes)
Tu alma sé ver yo pintando amapolas
que el tiempo arrancó
Los árboles nunca lloran
Y un día despertó colgado del aire,
secándose al sol y nunca más sintió su cara mojada de culpa y sudor
y las arropas con capas de musicalidad rotunda y melodía
épica? Pues que obtienes una maravilla como es el segundo disco del grupo Presumido,
titulado Cuatro estaciones de las que me quedo con el Invierno.
Cuatro estaciones que se han publicado a modo de EPs, uno por cada estación del
año.
Con ese puzle de calidad literaria, musicalidad épica y
sintonías electropop se presentaron el dúo Presumido hace dos
años con su primer disco, Vendetta que supuso una pequeña explosión de color y
barroquismo en la escena del electropop nacional. Admiradores de Tino Casal,
algo que les hace adornar sus conciertos de una puesta en escena teatral,
construyen sus propios instrumentos que les ayudan a desarrollar mejor las
melodías que componen.
Me gusta mucho la cadencia de algunas canciones que
comienzan muy lentas, como una balada pop, sin apenas acorde y poco a poco van
cargándose de contenido literario, capas musicales para terminar un final
épico, que en algunos casos me recuerda a Faithless. En otros momentos más
electrónicos y deconstruídos, reconozco a Fennesz y por supuesto a la música electrónica
de los primeros dos mil.
Tiene mérito, porque dice mucho del ADN de Presumido, que aunque
tenían contrato con una multinacional, decidieran comprar sus derechos para “ser
libres” en sus composiciones. Para ello subastaron todos sus instrumentos, y
cuando consiguieron la carta de libertad, los volvieron a recuperar. ¿Tan
seguros estaban de sí mismos, de su proyecto conceptual que estaban seguros de
no encajar en la multinacional? Escuchando el álbum Cuatro estaciones, es
comprensible, pues predominan los medios tiempos con letras existenciales y
pocos arreglos, lineales para convertirse en torbellino al final. Algo quizá no
demasiado comercial.
Por eso os alabo, y me declaro vuestro fan, por vuestra lucha por la libertad, por la creatividad, y por la singularidad de vuestro proyecto musical. ¡Seguid así, es lo que mejor os define!
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