El pasado domingo asistimos a una de las funciones de la
última temporada (ya la novena) de esta función desternillante de Jordi
Galcerán dirigida por Gabriel Olivares en el teatro Maravillas de Madrid.
Aunque el título desdibuja un poco el tono de la comedia la
verdad es que es la base para todo lo que sucede en ella.
Se mezclan desde el principio los enredos propios que
suceden cuando se dice la verdad, sin tapujos y sin el filtro de la conciencia
personal, con las particularidades de cada personaje creando así escenas de
auténtico vodevil.
Si la trama de la obra es sublime, creo que la superan
todavía más los actores y el ritmo que insuflan en la función. Y aunque todos
me gustaron mucho, destaco de forma especial a Eloy Arenas y Mar Abascal, dos
actores con trayectoria suficiente para defender una obra, hacerla singular y
rodearla del envoltorio perfecto para convertirla en un regalo para los ojos y
oídos del público. Eloy se sale. Es imprescindible. Su papel es clave pero su
interpretación barre en todos los sentidos, haciendo que el espectador se parta
de risa, literalmente. Ahí es donde se ve el “background” de un actor, su “savoir
faire”. Lo mismo puedo decir de Mar Abascal que para mí es también la clave del
éxito de esta función. Los otros tres actores también están muy bien, Rebeka
Brik, Bart Santana (a quien solo había visto en Física y Química) y Guillermo
Sanjuan, tres jóvenes que conviven muy bien con los dos veteranos actorazos que
he destacado.
Nos encantó el tono, la dicción, el ritmo, la intriga, los
diálogos, la ambientación del escenario, los cambios de humor, los innumerables
gags y la interpretación de todos, en una función redonda que engancha, que
divierte y que ha triunfado por méritos propios.
Si podéis ir a verla, no lo dudéis. Merece la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aguardo tus comentarios: