Daniel Sánchez Arévalo siempre me ha gustado como director.
Su primera película, Azul oscuro casi negro me pareció un
debut brillante y las posteriores las he visto todas. Tiene un estilo narrativo
cinematográfico que te sitúa en una cotidianidad que puedes entender, incluso
compartir como espectador, pero que a la vez está ligeramente apartada de ti y
eso te permite ver las películas y sus historias con distancia pero con
suficiente interés. Es un estilo muy personal que ahora he podido comprobar que
también utiliza en su prosa.
En las Entrevistas
Singulares de mi blog Loabsolutonoexiste
siempre pregunto, a los escritores que entrevisto, qué es lo que les decide a
leer uno u otro libro. En mi caso la razón fue su autor.
Y debo decir que La
Isla de Alice es el mejor libro que he leído hasta ahora en 2019 (llevo 20
leídos) y podría decir que incluso de todo 2018 también.
La historia es muy interesante. El misterio de una posible
doble vida del marido de Alice, que ella descubre cuando le comunican que ha
fallecido y allí donde han encontrado su cadáver se supone que no debería de
estar…sino a muchos kilómetros de allí. Desde entonces, Alice se convierte en
una luchadora por buscar la verdad, que en el fondo no quiere saber, o no
quiere creer que pueda estar relacionada con otra mujer, con una infidelidad.
Toda la narración del proceso de búsqueda e investigación es
colorista, costumbrista, apetece ir a la isla, visitarla, subirte al ferry e interactuar
con los habitantes de la isla que tan bien la acogen desde el principio. Y en
ese proceso de búsqueda, de indagaciones, Alice se relaciona con los demás
habitantes, tiene su pequeña aventura amorosa, establece amistades, algunas
verdaderas y sobre todo florece el amor por sus hijas. Pero no todo puede ser
tan bonito. Su investigación está plagada de peros, de sí, todo esto muy bien,
pero lo sé porque… quizá Alice no es todo lo honesta que debería ser con quienes
le han acogido tan bien… Quizá debería sincerarse para poder llegar ella
también a la verdad.
La historia te sumerge en una vida plena, cargada de
detalles, de recuerdos de su marido, de matices, de pequeños gestos, delicadas
anécdotas que la tienen que ayudar en la búsqueda de la verdad.
El final no decepciona. Me parece que Daniel consigue una
historia redonda, con la que se llega a soltar la lágrima y con la que uno se
emociona y vive tanto como Alice.
Solo espero que algún día Daniel se decida a llevarla a la
gran pantalla. Ya veo a Jessica Chastain como protagonista. ¿Por qué no? Una aventura
en Hollywood, vamos Daniel. Seguro que triunfarías.
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