viernes, 9 de abril de 2021

Una canción en prosa

Así podría ser. Esta sería diferente. Quizá sorprendería por su estructura. Pero seguro que de algún modo penetraría en la mente de los escuchantes cuando una voz potente, segura, la declamase frente a un micrófono. Así la imagino. Cadenciosa y melancólica. Con trasfondo y mensaje encriptado en su estructura. Porque la canción recitada me lleva a un escenario en el que el tiempo se ha detenido, en el cual no hay pasado ni futuro, sólo el momento en el que la figura que declama se enfrenta al público.

Una canción en prosa. Un tema musical prosificado. Una composición con estructura de canción y tempo de relato. Algo novedoso, quizá, pero también tardío, más propio del XIX que de la inmediatez y de lo efímero del arte virtual e inmaterial en el siglo XXI.

Así la imagino yo. Enseñoreada y poderosa. Recitada por una voz radiofónica. Y escuchada por un público atónito que se mira por no entender qué hace el cantante en el escenario ni qué sucede a su alrededor.

Una actuación sorprendente. Una performance que une pasado y presente. Un espectáculo definitivamente atemporal y prosopopéyico que sorprende a un público variopinto, ávido de pop y de canción melódica pero que, en esta ocasión, recibirá mucho más, asistirá atónito a la transformación musical en prosa, en esa gran dama de la literatura que ha pervivido, sobrevive y triunfará por siempre.


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