viernes, 30 de octubre de 2020

Todo por el medio ambiente

El cadáver apareció dentro del tanque de compostaje que el grupo de ecologismo de Onda había instalado en el patio posterior del ayuntamiento, en la zona de jardines desde la que querían impulsar la reutilización y la concienciación de la ciudadanía para la mejora del medio ambiente.

Un voluntario lo encontró una mañana de sábado cuando se disponía a descargar la camioneta con los residuos orgánicos que había recogido en su barriada la noche anterior. Al principio, cuando abrió la tapa del tanque, no se dio cuenta, pero cuando se disponía a vaciar el primer cubo, vio un pie humano descalzo que sobresalía del borde de la masa de compostaje y del susto se le derramó todo por encima.

Lleno de mierda y excrementos, huyó corriendo al cuartel de la Guardia Civil que estaba dos calles más arriba, gritando fuera de sí.

La gente lo miraba con una mezcla de asco y sorpresa, porque desprendía un olor fétido y con los gritos que pegaba y la velocidad a la que corría no terminaban de comprender qué es lo que estaba sucediendo.

Se armó un revuelo considerable. No se producía un crimen en la población de Onda desde hacía décadas y mucho menos en un escenario tan fétido y macabro como aquel.

La zona fue acordonada enseguida, acudió también la alcaldesa y un buen número de curiosos que intentaban averiguar lo que había sucedido, y sobre todo por qué aquel pobre diablo estaba cubierto de mierda.

Tuvieron que esperar a que llegase el juez para hacer el levantamiento del cadáver, aunque en ese caso se tendría que haber denominado el desenterramiento del cadáver, de aquella masa ingente de mierda compostada. Apareció por allí la televisión local, ya que un asesinato en un pueblo como Onda era todo un acontecimiento.

Al pobre voluntario que encontró el cadáver le habían proporcionado una toalla para que se limpiase la cara y se quitase un poco el mal olor, y se encontraba sentado en una esquina aparte, con el alma en los pies, un susto de muerte y nadie que le consolase porque el aroma que despedía tiraba de espaldas.

Cuando finalmente el agente pudo proceder a sacar el cuerpo del contenedor de compostaje, se formó un silencio aterrador. Era evidente que todos querían saber quién había sido el pobre desgraciado que había terminado allí.

Intentó tirar del pie que emergía, pero la mierda compostada era bastante espesa y tenía agarrado el cuerpo de manera que no pudo ni moverlo. Se vio obligado a pedir ayuda a un par de fortachones de los que estaban a la expectativa, en el público y cuando los tres tiraron a una entonces sí, emergió de un tirón aquel cuerpo de plástico, calvo y sin ojos que dejó a los cientos de espectadores de pasta de boniato.

 

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