El teatro, Neil Simon Theatre, resultó fantástico. Muy
acogedor, de un tamaño medio lo que nos permitió ver y escuchar bastante bien
el escenario, aunque estábamos en una de las filas superiores.
El espectáculo transcurre en su primera parte, la más larga,
antes del descanso, por la vida del Michael niño (genial el niño actor que lo
representa y baila y canta), su época con los Jackson Five, sus dificultades
con su padre hasta llegar al momento del éxito masivo y su necesidad o deseo de
volar en solitario, algo a lo que toda la familia (sus hermanos y padre) se
oponían.
En esa parte del espectáculo hay más historia y menos
música, aunque las actuaciones son brillantes. Los otros actores que hacen de
hermanos son también geniales y se representa muy bien una época concreta de la
música negra, del funky y de la evolución y el éxito mundial masivo de los
Jackson 5.
Después del descanso viene la época en solitario de Michael,
desde Off the wall, pasando por Thriller, de cuya canción se hace una versión
espectacular, se pasa un poco por encima de las canciones de BAD (eché de menos
Remember the time, pero bueno…) y se termina más o menos en la época de Man in
the mirror. Una lástima que no alcanzase hasta el último disco póstumo, Xscape
que para mí es uno de los mejores.
Lo mejor del espectáculo, aparte del actorazo que lo
representa son las coreografías, claro, algo típico de Michael. Las canciones
ya todos las conocemos pero verlas en directo, con un cuerpo de bailarines en
Broadway, en un teatro fabuloso, fue mágico.
Y ver al público levantarse, gritar, bailar como loco
aplaudir, realmente una experiencia para recordar. ¡Viva por siempre Michael!
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