domingo, 11 de septiembre de 2022

La espía de cristal - mi crónica de lectura

Pere Cervantes es un escritor que forma parte de mi biblioteca desde hace ya bastante tiempo. He leído la mayoría de sus novelas y siempre que publica obra nueva tengo interés por lo que nos va a ofrecer. En esta ocasión el interés era todavía mayor porque todo lo que rodeó el conflicto de los Balcanes me pilló en una época de mi vida en la que no me interesaba demasiado la actualidad y mi desconocimiento del tema es bastante. Además, saber que el autor ha escrito esta historia desde su propia experiencia en la zona ofrecía una garantía más de calidad e interés en la novela.

He disfrutado su lectura este final de verano. No es una lectura fácil. Ni por la estructura, a dos tiempos narrada, ni por la intensidad de los sentimientos que destila de quienes vivieron ese conflicto en primera persona ni por supuesto por la enorme dureza del relato de una posguerra como es La espía de cristal.

Pere Cervantes nos plantea una historia en dos niveles: por un lado la vida de Taibe Shala, una mujer que por sus capacidades y por ser y estar en un momento y lugar concreto ve cómo su vida la convierte en una espía doble y cómo ello le hace renunciar a la pasión, y a una vida ordenada y sincera en la que la familia o el amor no caben.

Esta este primer nivel el que más me ha interesado como lector, ya que Pere desgrana magistralmente los sinsabores que una persona debe aceptar cuando vive una situación que trasciende a su individualidad. Debe ser muy complicado luchar a diario internamente uno mismo entre lo que se querría hacer y lo que se debería hacer y Taibe está claro que cabalga entre ambas decisiones en cada momento.

El segundo nivel es el de la búsqueda de Taibe, muchos años después, por su hija, ante la desaparición sin motivo ni noticias de su madre en Pristina. Y para ello contacta con Manu Pancorbo, antiguo amor de Taibe y a Olga, fotógrafa internacional. Y es en este cuando descubrimos la compleja trama de traiciones personales entre servicios de inteligencia, intereses personales, nacionalismos exacerbados, en medio de un complejo escenario posterior a la guerra en la que la venganza y el odio siguen muy activos.

En ambos niveles he encontrado dolor, tristeza e injusticia. Quizá porque el escenario y la crueldad del mismo no dejaban casi lugar para el color y la belleza. Pero estoy seguro de que tarde o temprano la música de la alegría y la reconciliación volverán a Pristina y a una zona que sin duda dejó cicatrices profundas entre sus habitantes.

Como decía al principio, una lectura dura, compleja, que requiere concentración e intensidad así como apertura de miras.

Enhorabuena a su autor.

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