jueves, 12 de mayo de 2022

Descubrimiento musical de mayo-2022: Cigarettes after sex

Es difícil, cuando tu hijo adolescente de catorce años te recomienda un grupo de música que está escuchando, no poner cara de póker cuando descubres que el grupo en cuestión tiene por nombre: Cigarettes after sex (Cigarrillos después del sexo)… Pero entonces se viene uno arriba y pone en marcha la versión más progre y moderna de padre que puede y se dice, escuchémoslos, sin más.

Cigarettes after sex live

Y la verdad es que dentro del marasmo de hiper autotuning, reggaetones varios, urban rap, trap, hip hop y demás moderneces actuales, Cigarettes after sex suenan diferentes, singulares y, quizá lo más importante, atemporales.

Son un grupo estadounidense formado en El Paso (Texas) en 2008 por Greg González. Y su música está conformada por melodías de lo que se podría denominar dream pop, o sea, sonidos etéreos, oníricos y del más puro ambient de los primeros dos mil.

La forma de cantar de Greg es tan particular que por momentos uno no sabe si quien canta es un hombre o una mujer. Es una forma de cantar asincompada, lineal en muchos momentos y para algunos escuchantes quizá repetitiva, pero es esa aterciopelada sincronía la que le da una característica tan peculiar y alejada del mundanal sonido bailongo actual.

Otros críticos musicales más auténticos los engloban dentro de la corriente denominada shoegaze o slowcore, o sea una música lánguida, melancólica, cercana en algunas atmósferas a bandas oscuras y siniestras de principios de los ochenta pero actualizadas a los dos mil veinte y siempre encuadradas en esa voz y esa particular forma de cantar.

Hasta ahora han publicado dos discos. Su debut en 2015: Cigarettes after sex y el siguiente en 2019 titulado Cry que les ha llevado ya a girar fuera de USA, en Asia y Europa, algo nada fácil para una banda tan joven.

Aunque los miembros de la banda han ido cambiando en la actualidad mantienen el germen del comienzo tres: Greg González, alma mater y fundador guitarrista y cantante, Randall Miller, bajista y Jacob Tomsky, batería.

Resulta ahora una interesante incógnita hacia donde evolucionará su sonido, si es que lo hace hacia alguna tendencia o si se mantendrá esa singularidad que los convierte en un verdadero descubrimento musical, el de mayo para mí que me hace mantener la esperanza en los grupos jóvenes, norteamericanos no barridos por la avalancha del sonido repetitivo actual.

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