miércoles, 25 de mayo de 2022

SAKURA - mi crónica de lectura

Hacía algunos años que no leía una novela de Matilde Asensi. Sus novelas fueron mis lecturas habituales de adolescencia y juventud: El salón de ámbar, El último Catón, Todo bajo el cielo o El origen perdido, por ejemplo. Novelas que me apasionaron y me hicieron un lector habitual de Matilde. Por distintos motivos llegó ahora a mis manos Sakura, su novela más reciente y comencé a leerla con mucho interés. De inmediato, me transporté a mis veinte y a mis treinta años y comencé a disfrutar de la lectura como lo hice con sus anteriores novelas.

Una vez más, Matilde nos ofrece una novela, diría, que casi se puede calificar como formativa. En el sentido de que además de ser muy entretenida, intrigante, y maravillosamente narrada, se puede aprender sobre muchísimos temas.

En esta novela, la escritora nos sumerge en el mundo de Vincent Van Gogh, a través de su lienzo Retrato del doctor Gachet y su desaparición en Japón, para cuya búsqueda la familia del multimillonario propietario contrata un grupo de expertos, en distintas disciplinas, para que lleven a cabo la investigación o el juego a través de el Retrato de Père Tanguy. Una prueba que estará llena de obstáculos y peligros pero sobre todo de retos intelectuales, algo que siempre me ha fascinado como lector.

Es apasionante haber descubierto la relación intensísima de la pintura de Van Gogh con el arte japonés, la inspiración y fuente del impresionismo del arte milenario del país del sol naciente y Matilde nos da buena cuenta sobre ese mundo, desconocido para muchos en occidente, sobre lo rica y estructurada que es la cultura pictórica de Japón.

A lo largo de las pruebas que los protagonistas tendrán que llevar a cabo descubrimos muchísimas cosas sobre la cultura e historia japonesas, sobre sus costumbres, sobre la religión. Es muy interesante descubrir que menciona también a Tamasaburo Bando, el mejor Onagata, considerado la mujer más bella de Japón, aunque es un hombre, actor del teatro Kabuki, algo que ya descubrí de la mano de Nuria Espert, nada más y nada menos, con quien trabajó en el teatro hace unos cuantos años.

Todo en esta novela me ha resultado emocionante, motivador, intelectualmente interesante y culturalmente entretenido. Una lectura con ritmo, con intriga creciente, con cultura, con información fehaciente, de la mano de la pintura vanguardista del impresionismo, a caballo entre la cultura japonesa, el siglo XIX y XX, la Jakuza japonesa y las relaciones personales. Un cóctel explosivo y super interesante que me ha hecho pasar unas tardes fantásticas.

Una vez más, Matilde, gracias, me has vuelto a recuperar como lector.

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