Ahora bien, yo tengo mi derecho a soltar aquí unos cuantos
exabruptos harto ya de tanto centralismo y tanto madridismo. Porque señores
políticos, medios de comunicación, influencers y opinadores varios, no todos
somos Madrid, no. ¡Qué va! Después del empacho de horas y horas de Madrid hasta
en la sopa y de los augurios de que lo que suceda allí va a determinar la
política en toda España yo digo ¡Basta! Que no, que ni de coña. ¿Qué tenemos
que ver los de un pueblo de Aragón o de Cuenca o de Zamora con el
ultracentralismo de los Madrileños que se creen el centro del universo? NADA. Ya
que se creen tan importantes y tan determinantes en todo que se queden allí
también en verano, y que nos dejen a los de la periferia tranquilos (doy
ideas).
España es mucho más que Madrid. Es diversidad, respeto por
los valores, cooperación, historia, cultura, gastronomía, empatía. España es
mucho más que lo que unos pocos millones (no llegan ni al 10% del total de la
población) piensen o decidan.
¿Por qué lo que los partidos políticos han obtenido en unas
elecciones regionales ha de determinar el curso de la política nacional? Me
parece ilógico y absurdo. ¿Qué el PP ha ganado y Vox se va a abstener para que
haga cuánto le plazca en beneficio del ultraliberalismo? Perfecto, con pan se
lo coman. ¿Qué se va a acrecentar el pseudo paraíso fiscal en el que ya se había
convertido? Perfecto también, adiós a la conciliación y la solidaridad fiscal
para con otras regiones, pero luego no nos lloren a los demás. Lo que van a
tener es lo que han elegido y es lo que la democracia ha decidido.
Por cierto, señores políticos de toda índole. Ayer hubo
celebraciones masivas en Madrid, con DJ’s y todo. Pero ¿no teníamos una
pandemia? ¿No había que respetar una distancia de 1,5 m entre personas? ¿No
había una limitación de personas que se podían reunir no convivientes? ¿No
había un toque de queda? No hay más preguntas señoría.
Está claro que cuando de política se trata todo es muy laxo
ahora bien, al emprendedor que tiene un bar y que ha estado cerrado meses que
le den por culo.
Si ya estaba harto de la política con el sobre exceso de las
últimas semanas (¡qué digo semanas, si llevaban en campaña meses) ya me he
cortocircuitado. Abandono. Me voy a dedicar al arte de la contemplación de las
flores y a la reflexión.
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