martes, 25 de mayo de 2021

Existir o vivir

—¿Por qué has tenido que llevarme la contraria de esa forma? —preguntó Álvaro.

—Yo no te he llevado la contraria. He expresado mi punto de vista —contestó María.

—Tu punto de vista no es ese. Estoy seguro porque te conozco, porque sé cómo te gusta argumentar y llevar la contraria al criterio establecido y porque eres la mejor profesora que he tenido jamás.

—¡Mejor profesora, mejor profesora! En el futuro tendrás otros muchos profesores tan buenos como yo y, seguramente, incluso mejores.

—Eso es imposible. Sabes que te admiro y que no hay ni habrá nadie mejor que tú.

—Mira, Álvaro. Los buenos profesores somos un recuerdo. En eso nos convertiremos mucho más pronto de lo que crees. Tienes que empezar a volar, hacer tu vida y crear tu camino, equivocarte (créeme, te lo dice una experta en ese arte) y crecer.

—Pero, ¿cómo voy a hacerlo? Me siento tan inseguro en ocasiones. No sé si lo que pienso es lo que debería pensar y eso me crea ansiedad.

—Claro, es la ansiedad del espíritu crítico. No pienses que el mundo se circunscribe a esta facultad y mucho menos a esta clase de ética. Sal de ella, explora, averigua, pregúntate, déjate llevar en algunos momentos y, sobre todo, relativiza.

—Vale, vale. Tus consejos siempre me ayudan, pero tú seguirás por aquí ¿no? ¿Podré preguntarte siempre que lo necesite?

—Yo estaré por aquí, claro. ¿Dónde va a ir una catedrática de ética divorciada y ex alcohólica cercana a los 60? Pues a seguir equivocándome, claro, a aprender cada día con los novatos de primero y a ver cómo mis alumnos dejan el nido.

—¡Jo, qué pena que se acabe primero!

—No se acaba primero. Comienza el resto de tu vida. Piensa un momento y recapacita. Tú, ¿qué prefieres? ¿Existir o vivir?


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