Hoy he terminado estas dos lecturas del mes de octubre. Dos pesos pesados. Yo, Julia la he leído en papel, en una gran parte viajando por Irán, Bangladesh y Polonia. La Sospecha de Sofía la he “escuchado” a través de Story tel durante más de 23 horas de escucha en mis trayectos a Barcelona.
Dos historias largas, con mucho contenido y muy diferentes
entre sí que sin embargo me han animado a escribir esta crónica conjunta.
Siempre me había echado un poco hacia atrás la dimensión de
las novelas de Santiago Posteguillo y la longitud de la narración de sus
batallas. Aunque tengo un sobrino, Jorge, que está enamorado de su literatura y
siempre me animaba. Pero en esta ocasión Ana, otra amiga, me convenció de que
leyese la novela que fue premio Planeta 2018 y tengo que darle las gracias por
haberme convencido.
Yo, Julia es una delicia narrativa. Es un peliculón,
como solemos decir, rotundo, bien construido, con las dosis necesarias de
venganza, estrategia, pasión y características propias de las historias de
romanos. Por supuesto, la pulcritud cronológica e histórica de Posteguillo y todo
ello encumbrado por la grandiosidad y excepcionalidad de un personaje como fue
Julia Domna, de la que poco se ha escrito. Parece imposible que una novela con
tantos nombres difíciles, con tanta explicación narrativa sobre cómo eran las
cosas y cómo ocurrían, sea sin embargo tan entretenida. Es sin duda, la
maravilla de la calidad literaria de Santiago, de la que nunca he dudado, la
que lo consigue. Me ha apenado terminar la novela porque me he sumergido tanto
en ella que me sentía como un pretoriano más apoyando a Septimio Severo y su
esposa Julia Domna.
La sospecha de Sofía es una novela muy diferente. Su “escucha”
a través de la app Story tel aporta una visión también distinta a la de la
lectura en sí misma. En mi opinión es una buena historia, con un origen de la
misma muy original aunque tiene pasajes que parecen de relleno. Es decir, yo le
quitaría a la novela unas doscientas páginas. Me fue recomendada en Facebook por
mi compañera de letras Fabienne. Dicha esta salvedad de las páginas, la
historia en sí es tremenda, sobrecoge en muchos momentos. Transcurre en pleno
franquismo y tiene conexiones con la temida Stasi y el KGB. La autora, Paloma
Sánchez Garnica nos plantea un reto, el de decidir si posicionarnos a favor o
en contra del protagonista, Klaus ya que es a la vez el bueno y el malo. Paloma
describe muy bien a los personajes y crea de forma magistra la trama de
espionaje y relaciones inconexas que tanto despistan al lector y a a la vez le
conminan a continuar la historia para conocer su desenlace. La recreación de la
época es estupenda y la doble realidad que se creó al dividir Alemania entre la
RDA y la RFA también. He disfrutado con esta novela que por momentos me ha tenido
tan intrigado que tenido que robar horas de sueño para continuar escuchando. Y
un acierto, creo, haberla escuchado, más que leído. Os la recomiendo.
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