Cuando empecé a leer esta novela de Laura Sala Belda que me llegó
auspiciada por haber ganado el Premio Spectrum de novela, no conocía nada de la
autora. Así que empecé una lectura en un estado completamente neutral, sin
prejuicios ni apriorismos.
Y tan pronto comencé, supe que la historia me gustaría. Para
empezar, es el primer libro que me leo escrito en segunda persona. Esa voz tan
personal utilizada por su autora te acerca tanto a la historia que llega un
momento en que la protagonista te está hablando a ti. O sea vas de la mano de
ella en su devenir, le respondes, la miras, la acaricias y discutes los puntos
de vista que no compartes, porque la narrativa en segunda persona te interpela
continuamente. Así que para mí es un acierto.
Además, la historia trata un tema universal, como es el verse
obligado a buscarse a sí mismo cuando ocurre un hecho que tergiversa tu vida
por completo. En este caso, la muerte de la hermana de la protagonista la aleja
de su vida, de su pareja, de su mundo y la lleva por un periplo surrealista por
momentos, motivador y sobre todo muy íntimo.
La autora denomina a algunas de estas cuestiones taras, pero en mi
opinión son la esencia misma de la vida, de nuestra vida, de la de cualquiera
de nosotros.
Así que no me queda más que recomendar su lectura a todo el mundo.
Es una novela fresca, dinámica, profunda, que nos invita a reflexionar sobre
nuestra propia vida y desde luego a interactuar con la protagonista de
principio a fin.
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