Y no me equivocaba. Laura ha definido a la perfección la tristeza de
la soledad cuando estás en una multitud, lo terrible del silencio en la familia
cuando un tema es considerado tabú y no se habla de él, la importancia de los
traumas infantiles en el desarrollo posterior del carácter y la inseguridad del
ser humano, por la que intentamos alcanzar algo que nos parece idílico y
perfecto cuando lo único perfecto es la idea de conseguirlo en sí misma, y no
lo conseguido.
La novela de Laura tiene todos los elementos con los que disfruto
cuando leo: hay cartas manuscritas, saltos en el tiempo con muchos años
transcurridos, una isla mágica, casi misteriosa, la isla de Socotra,
perteneciente a Yemen que me ha entusiasmado, cuando he investigado más sobre
ella, y hay secretos, muchos e importantes y eso dota a la trama de un enorme
interés para mí.
Por supuesto la factura es impecable. La narración fluye tranquila y
Laura te acompaña para que puedas entender por qué se encuentra perdida y casi
te pide que seas su brújula. Hay también cierta concepción atípica de los temas
universales entre padres, madres e hijos y la perspectiva con que Laura lo ha
narrado me ha conmovido.
Es sin duda un gran debut. Uno que añado en mi lista de “must read”
que dirían los auténticos, o sea, de las lecturas obligadas para cuando vuelva
a publicar.
Os la recomiendo por muchos motivos pero sobre todo por uno, yo
quiero ser el segundo Laura Ferrero!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aguardo tus comentarios: