¿Es posible aunar en una misma trama la necesidad de
entendimiento de un asesino, la aceptación de los motivos por los que mata, la
crítica y denuncia de la corrupción humana, la pasión por la filosofía, el
susurro de versos de Rimbaud al asesinado, las continuas referencias
cinematográficas (muy de categoría exclusiva del gremio en algunos momentos),
las píldoras de atrezo de la historia, nombrando a The Cure, y a otros iconos y
objetos de la cultura pop, a la reflexión más profunda sobre la condición
humana y una gran historia de amor condicionado?
Todo ello conforma la historia de El asesino
inconformista, una novela inclasificable que me ha fascinado por su rotunda
urdimbre narrativa. Carlos domina con sorprendente facilidad la densidad y los
flashbacks en su prosa, nos ofrece una extensa mirada al pasado de Fortunato, a
su niñez, a los pilares que conformaron su yo inicial y luego nos transporta a
su actualidad, más serena, junto a Claudita, cargada de introspección y
razonamientos, a veces pseudopolíticos, pero siempre anclados en el raciocinio.
Su contraposición, el tal Fernández, que es quien le hace los “encargos”
resulta el paradigma de lo necesario y prescindible al mismo tiempo. Alguien
que, como en muchos otros ámbitos de la vida actual, es necesario que exista,
pero a quien no deseamos ni siquiera conocer que exista.
Ello quizá nos lleva a sentir menos remordimientos cuando casi entendemos y aceptamos los asesinatos de Fortunato que él vive con absoluta normalidad, pero sin histrionismos ni celebraciones.
Carlos plantea, en mi opinión, un enorme dilema al lector,
el de si Fortunato se ha convertido en un asesino por convicción o por mera
inercia de la vida que le ha tocado vivir. No es, Fortunato el arquetipo del típico
asesino, porque es atractivo, cuida su cuerpo, es intelectual, le gusta la
poesía, detesta las injusticias y el abuso sobre los más desfavorecidos y
débiles, defiende la igualdad a todos los niveles y practica incluso la
generosidad y la justicia.
Todo ello le humaniza como protagonista de la historia y
lima las aristas del asesino a quien deberíamos criticar y denostar.
El asesino inconformista ha supuesto para mí un “shot”
de bebida picante y gaseosa. He tenido un episodio similar a cuando leí El
hombre que se enamoró de la luna, un libro que me dejó tan petrificado y
alucinado como este, por inclasificable, por diferente, por su frescura y su desinhibición
narrativa y conceptual.
El hombre que se enamoró de la luna - mi crónica de lectura
Voy a seguir leyendo a Carlos Bardem. Me ha
convencido y me ha enamorado como lector.
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