El Olympia es un teatro que nunca defrauda. Elige los
montajes con maestría y el público se entregó, hambriento de teatro después de
meses de sequía. Por supuesto, todas las medidas de seguridad: Control de
temperatura al entrar, alfombrilla desinfectante para pies, entrada escalonada
por filas, butacas vacías ambos lados de nuestro grupo, mascarilla en todo
momento y la prohibición de levantarse y salida escalonada por filas también al
terminar. Perfecta organización y seguridad.
El montaje supera, en mi opinión, a la película (que como ya
he dicho nos había gustado) porque ofrece personajes más reales, quizá
simplemente es que los teníamos más cerca, o que sus actores nos convencieron
más con sus interpretaciones, pero transitamos todos los estados de ánimo,
desde la carcajada literal, que no podíamos parar, hasta el llanto incipiente
que todos disimulamos un poco para que no se nos notase. Los actores
consiguieron dejar el teatro en absoluto silencio, un silencio tenso, cortante
y dramático y también levantar al público en aplausos.
Quiero detenerme en cada actor (la mayoría conocidos quizá
más por aparecer en series de televisión, algo que de entrada nos chirriaba un
poco) porque todos nos parecieron magníficos:
Olivia Molina: ¿Qué decir de una actriz completa y
poliédrica como ella? Simplemente maravillosa, divertida y haciendo honor a su
saga familiar
Elena Ballesteros: Naif, delicada y pizpireta, dentro
de una mayor madurez de la que yo imaginaba.
Inge Martín: Descubrimiento para mí (no la había
visto actuar antes) por su desarrollismo y su realismo costumbrista. Rotunda.
Juan Carlos Vellido: es ya para nosotros un clásico
con su enorme trayectoria, sarcástico, genuino y mordaz.
Álex Barahona: he de confesar que es el que más dudas
me generaba (porque mi único referente era su aparición en Física o Química) y
tengo que decir que es el que más me fascinó. Un 10 rotundo para él, con su
personaje complejo, comedido e histriónico a momentos, divertido y
profundamente dramático. Un total aplauso.
Bart Santana: También ya lo hemos visto en otras
funciones y nos divierte mucho su naturalidad y su sencillez que imaginamos es
muy difícil llevar a cabo (ofrecer algo sencillo sin que lo sea)
Ismael Fritschi: El otro descubrimiento de esta función
y claro, es el joker, el personaje que se mete al público en el bolsillo, y él
lo borda. ¿A que todos querríamos un amigo como él?
Mi resumen es una función redonda con un elenco de actores cohesionados
para elevar la obra a un nivel superior que nos hizo gozar como nunca de la
magia teatral y de la conjunción de todo lo que nos había llevado esa tarde al
Olympia, donde regresaremos, sin duda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aguardo tus comentarios: