Siempre es un placer, cuando comienzo la lectura de una
novela, regresar a los pareceres y quehaceres clásicos del ser humano, al valor
de los pequeños gestos, y a la importancia de los detalles en las relaciones
humanas. Es lo que me ha pasado al leer esta fantástica novela (mi primera
incursión en la prosa de Antonio Garrido), El Jardín de los Enigmas.
Antonio nos traslada al comienzo de la época victoriana, a
mediados del siglo XIX, en un escenario previo a la celebración de la
exposición mundial en Londres, y a una floristería regentada por una viuda, en
la que descubriremos una trastienda mucho más activa de lo que a priori se le
supone. Nos describe con franca delicia las costumbres de la época, el
comportamiento de los caballeros, la forma de expresarse y de dirigirse a las
damas, dentro de un marco costumbrista perfectamente documentado.
Es fascinante recrear ese mundo en el que los desplazamientos
se hacían en coches de caballos o en tren y cuando se perdía el último enlace,
los visitantes debían quedarse como invitados en la casa de quien habían
visitado, quien les agasajaba con total entrega, y durante cuya estancia
departían sobre todo tipo de temas, disfrutaban de una buena mesa y compartían
sus vivencias. Algo que lamentablemente ahora hemos casi olvidado, arrasados
por la tecnología.
Es muy curioso resaltar la importancia de un telegrama, de
recibirlo en un determinado momento, con unos tempos mucho más amplios que la
inmediatez y fruición actuales.
Y es por todos esos elementos, por estar ambientada en
Londres, por tratarse del diecinueve y por asociar la intriga de la novela al
mundo floral, por lo que esta novela me tiene atrapado. Es la primera vez que
escribo una reseña de lectura antes de terminarla, porque en realidad, el final
no me importa tanto como la magnificencia que ha supuesto para mí su lectura en
las tardes de playa preotoñal.
Ha sido el durante mucho más importante que el adónde
llegará. Y cuando eso me sucede con una lectura (me ha pasado con pocas en mi
trayectoria como lector), significa que me transformo en lector voraz y fiel de
su autor o escritora. Así que aquí quedo prendado, Antonio Garrido. Voy a
explorarte y a disfrutarte, algo que recomiendo a todos los hombres y mujeres
de bien.
Lo leí después de navidad, tengo la reseña inacabada, estaba de bajón para esos menesteres, y así sigue, aunque ahora estoy algo más activa.A mi me gustó, Antonio escribe muy, muy bien, pero de los que he leído del autor, debo decir que es el que menos, porque los otros dos son espectaculares, y te animo a que los leas. El último paraiso, y, El lector de cadáveres, tal vez si no hubiera leído hacía poco tiempo este último me hubiese gustado más este, pero lo había hecho, así es que no lo disfrute igual. Si quieres leer mis reseñas de estos dos libros están en mi blog, te podrás dar cuenta lo flipada que me dejaron los dos jajaja. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Sí, la verdad es que me ha gustado mucho Antonio Garrido y voy a leer sus otras dos novelas. Voy a leer tu blog de inmediato! Saludos!
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