Se trata de un libro donde la imagen sobrepasa a la letra y
en el que el contenido narrativo está basado en los cambios de estilo que Bowie
siguió en sus diferentes etapas.
Sí, la foto de la portada es la emblemática
del rayo, repetida hasta la saciedad en cientos de elementos de merchandising,
aunque a mí me gusta mucho más esta, de la época berlinesa allá por 1977 ya que
desvela una mirada diferente.
Sí, finales de los setenta y el mundo musical contemporáneo
explotaba con el punk de Los Ramones o los Sex Pistols. Pero Bowie se ponía una
gorra de tweed. Así era el genio, adelantado a su tiempo, inclasificable y
atemporal. Él ya había transitado por la transgresión del transgénero, por la
extravagancia estilística de los 70 y por la creación de aristas musicales allí
donde solo existía planicidad.
Y en esta mirada yo veo a una persona inconformista,
despreocupada por el devenir de la fama, sin pose, sin teatro ni máscara. Veo
un Bowie en esencia, un hombre joven, que mira hacia la izquierda, ligeramente
en lontananza. Una mirada de seguridad, de alguien que sabe que su futuro
depende solo de él y que, sea cual sea el devenir de los tiempos, él liderará
la escena y las líneas de estilo. Seguramente hasta esté pensando en su próximo
cambio y evolución musical. Me gusta este Bowie, casi tanto como el Ziggy
enlatado en monos-leotardo de colores con una sola pierna y un solo brazo.
Parece mentira que Bowie transitara en sus comienzos por la
música mod, después atravesase el folk para aterrizar en lo inclasificable de
Ziggy STardust y luego su en su androginia musical, su eclecticismo berlinés o
su elegancia posterior. Y que todo ello desembocase en la comercialidad y el
mainstream de los ochenta para terminar una carrera impecable con Black Star.
Hubo tanto cambio en la carrera de Bowie que algunos podrían decir que ello indica una menor calidad en un artista. Por ejemplo, una banda que se mantiene fiel a su música durante cuarenta años, haciendo siempre heavy metal o krautrock o pop melódico, ¿es más auténtica que alguien que cambia cada dos
años como Bowie?
Es una buena pregunta, seguramente difícil de responder. Yo
creo que evolucionar, cambiar el estilo de forma radical, volver al comienzo
incluso si se quiere, reinventarse y por supuesto adelantarse como él a lo que
vendrá décadas después solo puede hacerlo un genio. Y genios hay muy pocos. Por
eso este libro es tan interesante porque traza una línea evolutiva en sus
estilismos que no solo arropan, sino que justifican, y en algunos casos
determinan la musicalidad de cada momento en la carrera de Bowie.
Si podéis ojeadlo, es muy interesante. Mirad a David en la
foto con su gorra y preguntadle. ¿Qué le dirías a los artistas que se
consideran genios por la crítica musical hoy en día? ¿Qué les dirías a los
críticos que te llamaban mamarracho a principios de los setenta?
La vida es tan relativa…
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