jueves, 28 de julio de 2022

La silueta del olvido - mi crónica de lectura

Conocí a Joaquín Camps en el acto de clausura del Curso de Escritura Creativa de la UJI, impartido por Rosario Raro, en el que participé en representación de la editorial Modernidad Líquida, editorial que publicó este año el libro de relatos IRRESISTIBLES. Él impartió durante el curso una master class y tuvimos la oportunidad de dialogar con él al respecto de su literatura que yo todavía no conocía.

En aquel momento me pareció muy interesante su discurso y decidí leer de inmediato una de sus novelas, pero no pude encontrar en las librerías la primera, descatalogada ya, así que me lancé a La silueta del olvido, premio Azorín de novela.

Y su lectura me ha dejado (a ver qué adjetivo puede representar bien todo lo que me ha producido…) obnubilado, extasiado, impresionado. No encuentro adjetivos. Verdaderamente es una novela redonda, diferente y con un final sobrecogedor.

Durante el avance de la trama, la acción y la narrativa de lo que va sucediendo va alternándose con reflexiones a modo de pensamientos que el narrador que en cada momento está narrando, dice en voz alta escrita. Algunos son reproches, otros análisis concienzudos, los más, comentarios cargados de socarronería hacia el que tiene al lado, pero siempre pensamientos y juicios acertadísimos que aderezan el escenario, la tensión narrativa de cada escena y la condimentan a la perfección.

Esta técnica, sorprendente para mí, es lo que más me ha gustado de La silueta del olvido. Por supuesto, el argumento es muy bueno. Las dosis de desciframiento del enigma son presentadas con pausa, con la dosis adecuada para satisfacer la curiosidad del lector y la eclosión final está muy por encima de lo esperado en una novela de investigación criminal.

Tanto Claudia como sus compañeros tienen una vida bien justificada que modula su forma de actuar en muchas ocasiones y la forma en que se cuenta, desborda en maestría.

Y otra novela que leo ambientada en Valencia. Otro acierto porque se nota que su autor respira y camina por sus calles.

El final de la novela deja sin aliento. Quizá, sin creer en la esperanza en el ser humano, en la conciencia de que el mal existe, y que está cerca de nosotros. Y todo ello Joaquín lo ha narrado de forma vertiginosa y coherente.

A ver cómo hago yo ahora para encontrar su primera novela, La última confidencia del escritor Hugo Mendoza, porque ya me he quedado con la intriga… y con las ganas de más.

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