Y es que en esta nueva andadura en la que me he propuesto
asistir a espectáculos teatrales sin conocer mucho sobre lo que plantean,
esperando la sorpresa de lo que me depare la función, acudí por primera vez a
la representación de esta ópera deconstruida
en espectáculo vanguardista.
El espacio La Seca
(Espai Brossa) es acogedor. Está ubicado en la antigua Real Fábrica de
Moneda de la Corona de Aragón en Barcelona. Las butacas llegan hasta pie de
escenario, separado únicamente por una señalización en el suelo pero la
cercanía con los artistas es inmediata y eso acrecienta el sentimiento de estar
dentro del espectáculo. Forma parte de la red de Fábricas de Creación, creada
para promover la producción en el ámbito de las Artes Escénicas y Visuales.
La compañía GEMMA
BELTRAN/CIA DEI FURBI acomete la adaptación libre de la famosa ópera
de Mozart bajo el subtítulo Variaciones dei Furbi. La llamo deconstruida porque la versión se hace a
capella. Es decir es una versión operística sin música instrumental, en la que
las polifonías son conseguidas con las voces y sonidos de sus actores. Además,
el comienzo es inquietante, ya que aparecen los actores con un mono blanco,
como los de los equipos de desinfección y una máscara antigas, como si entrasen
en un lugar contaminado que ellos van a ir transformando en un escenario en el
que lidiarán el bien y el mal.
El primer impacto fue enorme. Público
variopinto, un joven adolescente a mi lado y un matrimonio octogenario a mi
otro lado daban cuenta de lo poliédrico que es el interés por el teatro del
público barcelonés. Conseguir llenar medio aforo un martes por la noche tiene
también mucho mérito en mi opinión.
Y entonces la función se expande a través de los
asientos. Te avasallan los sonidos guturales porque tienen potencia, tienen
mimo y abandonan las bocas de sus actores a menos de un metro de donde estás
sentado, de modo que se convierte en una experiencia orgánica. El inquietante
comienzo se va transformando para dar paso a los personajes reales de la ópera,
para desgranar parte de la historia de la flauta mágica y de la aparición del
bien y del mal, mi personaje favorito con una capacidad vocal demoledora. Todos
los actores estuvieron muy acertados. El montaje es moderno, la escenografía
casi inexistente pero sin embargo embriagadora por su evidente
complementariedad con la historia que contaron.
Aunque los primeros cinco minutos pensé que
no me iba a gustar, terminó la función sin que echase de menos en ningún
momento la ausencia musical, embaucado por las voces de los actores, Robert González, Queralt Albinyana, Marc
Pujol, Anna Herebia, Marc Vilavella y Jordi Llordella, por el savoir faire de todos ellos, por cómo una historia clásica se reformulaba
en un espectáculo vanguardista, novedoso para mí y muy entretenido.
Doblete de aplausos y satisfacción en el
público que comentó sin tapujos lo satisfechos que se marcharon de allí, entre
los que me incluyo. Una función que recomiendo a todas las edades.
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