¿Puede sentirse amor por alguien culpable de asesinato?
¿Puede ese amor determinar el devenir de una vida y marcar desde muy joven el
destino de alguien? Y ¿cómo puede mantenerse un secreto íntimo, por siempre, de
por vida, sin que se convierta en putrefacción y termine con ella?
The reader me ha hecho reflexionar sobre todas estas preguntas,
sobre lo importante que es nuestra pubertad, lo tremendamente profundo que nos
marca las experiencias que vivimos durante ese período y lo intensamente transcendente
que demarcará nuestro carácter futuro. Y ello me ha llevado a pensar en por qué
a veces hacemos ciertas cosas, tomamos algunas decisiones y también por qué en
un momento dado elegimos no dar un paso, que sabemos trastocará el escenario en
el que vivimos. ¿Es una decisión que se toma en base al equilibrio entre lo que
pueda pasar y lo que nos ata a nuestra situación actual? ¿Es simplemente miedo?
¿O quizá cobardía?
Kate Winslet interpreta magistralmente a Hanna Schmitz en un
papel tremendo con la sobriedad de una actriz que desaparece en sus personajes.
Hanna aparece de inmediato y Kate se marcha. Y es al final de la película,
cuando la lágrima no puede aguantar más y resbala por mi mejilla cuando me doy
cuenta de que ella representa un tren que alguien dejó pasar, a quien alguien
decidió no subirse y a pesar de ello, Hanna mantuvo una dignidad que le llevó a
estar veinte años en prisión pero que deja el film de Stephen Daldry tildado de
su presencia, de su mirada estática y su gesto adusto, rodeada de literatura
leída y escuchada y aunque lo tremendo de la historia es el terror del nazismo,
Hanna (Kate) lo supera, lo engulle y consigue que el recuerdo que quede de la
misma sea esa mirada intensa, ese diálogo eterno que parece detenido en el
tiempo.
He llorado con The reader, he sentido lo que
Michael Berg probablemente sintió en esa realidad hipotética que es la vida
dentro del film, y he sentido el desgarro que Ralph Fiennes destila en sus
recuerdos.
Todo me ha afectado en esta película. Kate ha reforzado aún
más su imagen de actriz perfecta, la literatura, pátina de cura para la
incultura y el horror, el paso del tiempo en las historias que tanto me gusta y
la vista atrás con cierta nostalgia, cuando no con dolor.
Una vez me cure de esta película abordaré la lectura del
libro original del que estoy seguro saldré todavía más herido. Pero no puedo
dejar escapar este tren.
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