lunes, 24 de enero de 2022

DERNIER TRAIN POUR CANFRANC - mi crónica de lectura

Pocas veces en mi historia como lector he vuelto a leer un libro por segunda vez. En esta ocasión el motivo ha sido el llevar a cabo una experiencia interesante. Volver a Canfranc por partida doble: por un lado releer su versión en francés, titulada Dernier train pour Canfranc y por otro lado terminar el dibujo a lápiz y carboncillo de la fantástica estación de Canfranc. Una experiencia inmersiva en un escenario y momento al que Rosario Raro, su autora, nos lleva en su primera novela.

Cuando comenté en redes sociales que iba a releer la novela, cinco años después de su publicación, en otro idioma alguien me aconsejó que sería mejor leer en cualquier otra lengua a un autor que escriba en ella y no una traducción.

Yo creo que en cualquiera de las dos opciones, leer a un autor extranjero traducido al español o leerlo en versión original, implica una pérdida del contenido. Un cierto porcentaje de su historia y sobre todo de sus detalles queda perdido (salvo que uno sea bilingüe, que no es mi caso), lo que nos lleva a una interesante discusión sobre cuándo perdemos más parte de la historia. ¿Cuándo leemos la traducción oficial o cuando leemos la versión original teniendo en cuenta nuestro nivel de dominio de ese idioma?

Mucho se ha escrito y comentado ya sobre Volver a Canfranc. Una fantástica novela que nos traslada a 1943 a un escenario único del norte de Aragón y en un momento crucial para la historia de Europa y España.

Mi opinión es que la novela teje una historia, basada en hechos reales, y se nutre de subtramas muy interesantes que enriquecen la novela y el tren principal de su trama. Más interesante es aún leerla si se ha visitado la estación de Canfranc. Ahora por cierto, es posible hacerlo dentro del marco de la ruta literaria que el Gobierno de Aragón ha tenido a bien calificar como la mejor experiencia turística de Aragón de 2021. Ahí es nada.

Pero leer esta historia de nuevo en francés me ha hecho desmaterializar la lectura. Quiero decir que al leer en un idioma que no es el mío (y que yo considero que es el segundo que mejor hablo) te hace destilar la lectura como un hecho más abstracto, alejándote un poco del detalle de la descripción y de la adjetivación y colocándote más en un torrente más genérico de la historia, con la que disfrutas por su comprensión y avance.

Eso ha hecho que mi lectura en francés haya avanzado, sin yo darme cuenta, mucho más rápida, más introducido en la historia, más cerca de Jana y Durandarte, más en los años cuarenta y más cerca de la vida en aquel momento tan crítico en el que buenas personas dieron su vida para salvar las de otras. Eso me lleva a una de mis frases preferidas de la novela: Laurent le había escrito una nota a Esteve que decía: “Solo nos ha sido dada una vida, pero con esta podemos salvar muchas otras. Recuérdalo”

Me parece una frase para reivindicar siempre, para poner en valor el buenismo, a la buena gente, a todos aquellos que hacen algo por los demás sin esperar nada a cambio. Creo que es el eje fundamental de la novela de Rosario y quiero darle las gracias por haber pensado en una historia de buena gente, de buenas personas, de “buenos” para su debut literario.

Mi enhorabuena a Rosario, por su literatura, por su enorme éxito, con esta y con sus dos posteriores novelas, por la hazaña de ver traducida su novela a otro idioma, (por cierto que también hay una versión en árabe de otra de sus novelas) y por su labor incansable de promoción y apoyo a la literatura en sus talleres, congresos, clubs de lectura y presentaciones.

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