En esta ocasión
he terminado El número 11, una novela que centra sus historias en la
amistad entre Rachel y Alison y a partir de ahí se ramifica en distintas tramas
que pasan situaciones y personajes singulares: El “presunto” asesinato de David
Kelly, el inspector envuelto en la filtración de datos que pusieron muy en
entredicho la existencia de armas de destrucción masiva en Irak (razón aducida
por los dirigentes que justificaron la guerra), la participación de una cantante
que triunfó con una sola canción en un reality extremo de televisión, y la
crítica soterrada a este género televisivo tan del siglo XXI, un profesor que
ha vivido obsesionado con una película que se visionó fugazmente en una cadena
de televisión solo unos minutos, hecho que la convirtió en maldita, o un multimillonario
que contrata a una joven para cambiar el comportamiento de su hijo, para
hacerlo “normal”. También ataca a los tejemanejes de la prensa, a través de la
poderosa familia Winshaw, de forma nada inocente.
O sea, temas “tabú”
o problemáticos como la inmigración ilegal, las ayudas a los inmigrantes, la homosexualidad,
la evasión fiscal o el abuso del poder.
Una maravilla a
modo de “melange” de historias inconexas pero que tienen un nexo común, la
pareja de amigas que finalmente se reencontrarán y que dan solidez a una novela
brillante, ácida e hilarante que recomiendo a todo el mundo.
MI próxima parada
con Jonathan Coe será en versión original: Mr. Wilder & Me. Promete.
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