jueves, 2 de septiembre de 2021

La espía de Franco - mi crónica de lectura

Conseguí esta novela en su presentación, una tarde en la que el presentador (conocido del autor) decidió erigirse él en protagonista y soltar un soliloquio de más de media hora. En aquel momento había decidido comprar la novela para que la leyese mi padre (que por otros motivos relacionados con la memoria finalmente no ha podido leer) aún a pesar del aburrimiento que infundió al público asistente, lamentablemente, el presentador, haciéndole un flaco favor a la novela.

Cuando comencé su lectura, ahora casi tres años después de aquello, me gustó que enseguida se nombrase a Belchite, mi pueblo. Creí que la historia se pondría interesante. Es muy goloso el personaje de una espía que colaboraba a la vez con el régimen de Franco y con el servicio secreto norteamericano.

Sin embargo, la historia parece circular por otros derroteros. No quiero decir cuáles para no destripar el argumento, pero sí puedo decir que hasta la página 200 más o menos, la aparición de Letizia (la espía) es testimonial.

Intuyo que el autor ha querido dotar de verosimilitud el contexto en el que transcurre la novela con mucha documentación. Al menos así lo parece la cantidad de datos, cargos, nombres y apellidos que aporta para marcar el entorno y las circunstancias de cuanto va ocurriendo, algo que, para un lector como soy yo no muy ducho en el período de la contienda, ralentiza mucho la lectura y te saca de la historia continuamente ante la imposibilidad de retenerlos.

Cuando Letizia interviene en la trama o se narra su subtrama es, en mi opinión, cuando la novela gana mucho interés, ritmo y atracción para el lector, aunque no sea ella la protagonista.

Es una lástima que la editorial, desconozco los motivos si es que los ha habido, ha llevado a cabo una revisión y corrección muy pobre, y el texto está plagado de faltas de ortografía, tildes donde no debiera haberlas, frases cortadas con preposiciones que no deberían estar ahí etc. Una pena porque empobrecen mucho la lectura y estoy seguro de que no es culpa del autor.

Además, en mi caso como lector, tenía como referencia similar la novela de Enrique Bocanegra titulada “Un espía en la trinchera” sobre el espía Kim Philby, que me encantó.

En resumen, una cierta decepción con esta novela que apuntaba alto con la temática, con su contextualización y el momento en que transcurrió.

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