jueves, 24 de enero de 2019

Todo es silencio - mi crónica de lectura


Llevaba mucho tiempo con ganas de leer a Manuel Rivas, porque siempre he escuchado muy buenas críticas de sus novelas y la curiosidad me hizo llegar a Todo es silencio.

Comienza la novela con dos primeras frases rotundas: La boca no es para hablar. Es para callar. Y quizá es lo que yo tendría que hacer en este momento, callar. Pero es que debo decir que la novela no me ha gustado. Los personajes me parecen difusos, con nombres poco interesantes y una evolución dispersa. Aunque hay pasajes magistrales, como el que habla de Dios y de por qué creó al hombre, la trama de la novela te pierde en un marasmo de “literatura inteligente” que es como yo llamo a esa prosa que se nota que está escrita por alguien que domina el lenguaje rico en términos poco habituales, que los utiliza y combina con oficio, pero que en conjunto consiguen urdir una historia que no engancha, que no avanza o que, al menos a mí, como lector, no ha podido mantenerme pegado al libro.

Yo mismo me pregunté en torno a la página 150 (de 240 que tiene) que si alguien me preguntase de qué va la novela, no sabría muy bien qué decirle. Y eso, en mi caso como lector, es muy negativo porque quiere decir que no me he sumergido en ella.

El final es tal cual el resto del texto. No hay conflicto que haga cambiar la trama de dirección, ni giro argumental concreto. Quizá es simplemente el estilo de Manuel Rivas y es obvio que a muchos lectores les llega y les apasiona, dado el éxito de este autor pero no ha sido en mi caso, una pena porque lo tenía como uno de los autores pendientes a los que estaba seguro me iba a unir como seguidor.

Estoy pensando que quizá le dé una segunda oportunidad y lo intente con El lápiz del carpintero. ¿Me lo recomendáis?

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