Hoy el azar
de Youtube me ha llevado a visualizar
un video en el que entrevistaban, en una masiva emisora de radio fórmula a Kidd
Keo, adalid del Trap hecho en España pero cantado en inglés.
El presentador le ha pedido que definiese qué es el Trap y él, ni corto ni perezoso ha dicho que básicamente es hacer lo que te apetezca y con las letras que te salgan de los huevos. Ha tenido la osadía de definirlo como el nuevo “punky”, utilizando literalmente esa palabra, para terminar diciendo que ha cambiado un poco su estilo hacia algo más melódico y de temas más calmados…sin haber sido capaz de hilvanar dos frases con sujeto, verbo y predicado en el que explicarlo.
Es para mí
un misterio, como imagino lo fue para los adultos de principios de los setenta
frente al Punk, el hecho de que cientos de miles de jóvenes coreen y vitoreen a
un tipo como Kidd Keo, y, más allá de él, que sean férreos seguidores del Trap
como estilo musical, que adolece de muchas cosas, es repetitivo, autotuneado, exacerbado
en su engolamiento musical, misógino, y por supuesto previsible. Nada que ver,
desde mi punto de vista con el Punk, cuya filosofía podía resumirse en: "Hazlo tú mismo" o "hazlo a tu manera". El punk
rechazó muchos dogmas y cuestionó lo establecido en su momento, además de
despreciar las modas. Hizo canciones rápidas, sencillas e incluso “brutas” en
el sentido de que tenían un par de acordes, una batería y listo, algo que cualquiera
podía hacer y llevar a su rollo. El Trap es pura producción enlatada. No hay
improvisación ni rotura musical con lo inmediatamente anterior y eso lo
desnaturaliza bastante y le resta identidad.
Es pronto para saber si el Trap pasará a la historia como una corriente musical que dentro de treinta años pueda fácilmente identificarse por una serie de grupos o cantantes. Muy pronto también para estimar si podrá influenciar a sucesivos estilos musicales que se creen en los dos mil veinte y sucesivos, pero indudablemente hoy por hoy es lo que más tirón tiene entre muchos teenagers.
¿Qué cultura musical nos aporta el Trap? ¿Es cultura, contra-cultura o
anti-cultura? ¿Es simplemente un objeto de marketing más? ¿Es música
basura para consumo masivo? Muchos interrogantes que me dejan sin respuestas
ante el hecho incontestable del seguimiento y éxito de este estilo que yo no
puedo soportar pero que ha llegado a estar presente en la última edición del
Sonar.
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