domingo, 7 de noviembre de 2021

FANGORIA - Concierto del festival de Les Arts (recobrando la verticalidad)


Valencia regresó este fin de semana a los conciertos con mayúsculas. Con un cartel a la altura, con la gente bailando de pie y con un lleno total.

40.000 personas han visitado los dos días de festival celebrado en el marco de la Ciudad de les Arts de Valencia, un escenario idílico que nos permitió disfrutar de la cultura de festival sin excesivas (aunque con alguna) aglomeraciones.

FANGORIA fue el concierto al que acudimos toda la familia. Ya lo habíamos hecho en Peñíscola, años atrás, con mis hijos todavía infantiles, pero en esta ocasión la adolescencia campa ya a sus anchas y por ejemplo la altura de ambos les permitía ya ver el concierto como dos adultos más.

Alaska y Nacho ofrecieron un concierto equilibrado entre los grandes éxitos de Alaska y Dinarama revisitados en el siglo XXI, más sintéticos y menos melódicos y los hits de Fangoria de distintas etapas: Miro la vida pasar , por ejemplo, parece ya un gran éxito del pasado y es que han pasado casi veinte años de su triunfo. El público (entre ellos nosotros, claro) se entregó en muchos momentos de la actuación de Fangoria, pero sin duda los momentos más álgidos tuvieron lugar con Dramas y comedias, con Espectacular, con Fiesta en el infierno y por supuesto con la canción final acompañada de traca de fuegos artificiales de ¿A quién le importa?

Yo, como fan incondicional, me quedo con momentos de menos brío mediático y extasiado del público pero mucho más personales: Disco Sally siempre me levanta el bello del cuerpo, escuchar Perlas ensangrentadas (una canción que tiene ya 38 años) en 2021 fue muy especial, su versión de Los amigos que perdí, de Dorian, con un audiovisual muy impactante y por supuesto, el trallazo de acid house de Satanismo, arte abstracto y acid house, con el que bailé como lo hacía en los 90, sin complejos, con la mente en conexión con los ritmos mecánicos y el éxtasis de la cultura del placer.

El concierto ofreció una serie de audiovisuales que combinaban el arte geométrico con la cultura pop, la explosión de colores y videocreaciones impactantes, como por ejemplo la que acompañó la canción Espectacular que fue tal cual, espectacular.

Ha sido una experiencia gratificante. Control de acceso con certificado COVID y DNI, pulsera recargable para evitar manipulación de dinero en el interior, zona de comida bastante separada del escenario principal y cumplimiento de los horarios establecidos, que no es poca cosa. Una buena organización que se tradujo en una experiencia total.

Ver a mis hijos bailar canciones que me convirtieron en fan de Alaska y Nacho hace más de 30 años me generó una enorme sensación de paternidad, de unidad y de felicidad por darme cuenta de que la pasión por la música, por el espectáculo es transgeneracional y sobrepasa pantallas, virtualidades y modernidades varias.








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