La caracterización de sus dos personajes principales, la
teniente Valentina Redondo y Oliver Gordon es tan visual que más que una lectura me ha
parecido estar visualizando una película.
Me ha gustado mucho la mezcla de ambientación (lo singular
de Cantabria, que tanto me gusta) con el misterio, la investigación a distintos
niveles que llevan a cabo miembros de la Guardia Civil y las vueltas al pasado,
a la época de la guerra, origen, parece ser del misterio que acecha durante
toda la novela.
Es Puerto Escondido una estructura compleja, edificada en
base a mentiras, secretos inconfesables, acciones ocultas y pasados sin
desvelar. Todo ello narrado con el orden y apertura justos para que la
curiosidad del lector aumente sin parar y las elucubraciones que uno, al
leerla, va haciendo, se vayan aproximando o no a la resolución que la novelista
ha pergeñado.
Tiene la novela elementos clásicos que a mí personalmente me
chiflan como lector: Una carta, una ida y vuelta al pasado, muchos años atrás,
un parecer lo que no es, un convento, y un puñado de personajes excelentemente
caracterizados.
Puerto Escondido huele a Cantabria, al mar Cantábrico, por
supuesto, a esa posguerra que hemos tenido la fortuna de no vivir, solo
escuchar y a la mayor frescura del momento literario actual.
Me he divertido, intrigado, emocionado y zambullido con esta
novela en horas de lectura maravillosas, de verdadero disfrute como lector, de
esas que no se olvidan y que le permiten a uno recomendar, como ya lo he hecho
y hago ahora con este post.
No os la perdáis. Yo voy a por la siguiente de esta autora.
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