Con
curiosidad por abordar mi primera lectura de Israel Quevedo, a quien conocía de
otro ámbito muy distinto del literario, el cerámico, comencé la lectura de esta
pequeña joya que es Saber que vas a morir.
Me
sorprendió el tamaño del libro, en un primer momento esperaba una novela al
uso, pero tan pronto empecé a leerla en mi último viaje a Irán sus dimensiones
me resultaron ideales.
Y es que hay
mucha novela en un formato de bolsillo como es esta publicación de la editorial
Cazador de Ratas. Una trama entre policíaca y de misterio, conectando
continuamente con el pasado, con la incógnita de lo que no se cuenta
explícitamente pero se intuye y con los miedos y la personalidad de su
protagonista.
Israel utiliza una prosa elaborada, elegante, sin excesiva
descripción y con suficiente movimiento como para querer continuar hasta
terminar. Y el formato lo permite, a mí al menos me permitió leerlo de un
tirón, en una sala de espera de un aeropuerto. Y no imagino otro formato más
idóneo para esta vida que llevo de viajero. Una novela que puedes devorar de
forma singular en un solo viaje.
Pero
entonces llegas al final, y lees lo que para mí es un apéndice titulado: Desde
las sombras, y entonces soy yo el que me sumerjo en las mismas. Esta
parte final descoloca mucho, o al menos a mí me ha dejado con muchos
interrogantes sin responder. No sé si ha sido deliberado, si ha sido una
jugarreta que el autor ha jugado a los lectores o si he sido yo el que no he
sabido alinear ambas partes de la novela. Así que ya tengo muchas ganas de
preguntárselo en persona a Israel.
Enhorabuena,
has firmado un producto que considero redondo. Una novela corta, en formato
idóneo para el viaje, con una trama profunda, con intriga y con un final sorprendente.
¿Podremos tener pronto otra entrega de este tipo? Por mi parte me declaro fan
incondicional.
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